martes, 1 de julio de 2014

EL DUENDE DE GILDA



   -  Vamos a cenar algo Gilda.

Los amantes, rellenos de ganas de comerse a besos, se fueron a cenar algo a la cafetería del hotel. La conversación condujo al análisis de sus vidas:

-      Te has pasado la vida buscando Bebo. Siempre encuentro en tus palabras elementos que te delatan: Siempre estás buscando.

-      Gilda: Nos pasamos la vida buscando. El ser humano es un ser inacabado. Lo que no tenemos lo deseamos, y lo que tenemos no lo queremos perder.

-      Me gustaría hacerte una pregunta Bebo: Me has dicho que me amas; ¿Por qué sabes que me amas?.

-      Gilda; al verte ayer en tu coche,  cuando nuestra mirada chocó buscando la despedida, cuando tu mano emitía ese gesto tan característico en ti que usas cuando te vas, me di cuenta de lo que sentía por ti… locura, pasión, ternura… todo ello combinado con unas enormes ganas de besarte, de acariciar tu cuerpo, de fundirme contigo en un solo cuerpo. Ya te lo he dicho, no sé lo que es esto, es amor, deseo, qué más da como lo llamemos, el caso es que son sentimientos muy intensos que me llevan a tenerte siempre en el recuerdo, a echarte de menos, a pensar en ti, a soñar contigo…

-      ¡Qué bonito cariño!.- Dijo Gilda mientras una sonrisa de complicidad, aderezada por un guiño con su ojo derecho, estimulaba un poco más el efervescente coctel de sentimientos que tenía Bebo.

-      Gilda; puede que seas el amor de mi vida, o no; ¿Qué importa eso hoy?; lo importante es que estamos aquí los dos derretidos de pasión, disfrutemos de este momento, de esta etapa de nuestra vida.

-      Toda mi vida Gilda, ha sido una búsqueda continua de afecto, cariño, éxito. Hace algunos años, era muy ambicioso, probablemente como respuesta a un padre altamente exigente, que cambiaba cariño por éxito… Es muy común en la sociedad competitiva en la que vivimos: cambiar  “cariño por éxito”. Ahora no tengo ningún tipo de ambición. El problema de la ambición es que sitúa el “fin” como lo más importante, y haces cualquier cosa por conseguirlo, olvidándote del camino. En el camino dejas muchas cosas, también dejas a mucha gente, sacrificas tu esencia a favor de tu ego.

-      ¿Qué es el ego Bebo?.

-      El ego es esa nube que se va construyendo a base de la educación, de la competitividad que nos transmite la sociedad, la ambición que nos inoculan en la familia: “tenemos que ser los mejores”, “tenemos que ser las más guapas”, “Ser unos hombres de provecho”. Todos estos mensajes, construyen nubarrones grises, que ocultan lo que verdaderamente eres.

-      Bebo: Es estupenda la libertad…

-      ¿A qué viene eso? Gilda.

Gilda de repente había dado un giro en su conversación, quería explorar los sentimientos de Bebo; ella quería saber si su concepción de las relaciones estaban llenas de tanta libertad, o si era un decorado estético para enmarcar el personaje de Bebo…Para ello usó una provocación para ver su reacción:

-      Bebo he conocido a alguien muy interesante. Me gusta: ¿No te importa no?.

-      Bueno; muchas veces me he planteado los límites de la libertad propia y de la  de los demás: Te diré que pienso que el límite de la libertad es el dolor, no el miedo. El dolor que te puede producir volar sin destino, o con un destino incierto;  puede hacer sentirte sola; pero Gilda, es que estamos solos: Nacemos y morimos solos. Los compañeros de viaje pueden ser estupendos, pero no están acostumbrados a tanta libertad, les podemos producir pánico,  causar dolor, incluso pena….Pero lo cierto es que ese es el precio de la libertad.

-      Bebo, bebo: ¿Quieres decirme que la libertad en las relaciones es ilimitada?...

-      Bueno si; aunque es importante pactarla si quieres conservar a tu pareja, no es fácil en el mundo que vivimos, lleno de amenazas y contradicciones, que alguien nos aguante mucho tiempo así.

-      Bueno, yo si estoy con una persona tengo confianza en ella.

-      Da igual cielo, da igual. Esa no es la idea. La idea es que si quieres a alguien tiene que ser libre de seguir o no seguir contigo; Esa es la libertad: Aceptar que puede que nunca vuelva…¿Por eso le dejarás de querer?, ¿Le odiarás?, ¿Le desearás que sea feliz, aunque no sea a tu lado?...

-      Bebo; es difícil no sentir al menos decepción, ante la frustración de que tu pareja busque a una sustituta, eso produce enfado; ¿No crees?.

-      Produce enfado por dos razones Gilda: Primero porque creemos que era una posesión nuestra, y hemos fallado. Además eso nos hace cuestionarnos nuestro valor como mujer o como hombre; pensamos: ¿Qué he hecho mal?...Nada Gilda;  son ciclos, nadie es de nadie; todo es efímero, el día, la noche, el amor, la pasión, el deseo, la alegría, la tristeza…Sabes con quién siempre nos quedamos: Con nosotros mismos Gilda, y no perdemos valor si aprendemos de la experiencia, y aceptamos que todo tiene un principio y un fin.

-      ¿Entonces no te molestaría que sintiera algo especial  por  otros hombres?:

-      Esa es la libertad Gilda, si sientes algo por otros hombres más intenso que lo que sientes por mí, aceptaré que esto ha llegado a su fin; se termina un ciclo y empieza otro. Me quedaré con el dolor mientras olvido, y  empezará otro nuevo ciclo Gilda.

-      ¡Qué frialdad Bebo!...

-      No Gilda; frialdad es no aceptar lo que no se puede cambiar, y cuando algo ha acabado hay que asumirlo, para seguir viviendo…

Bebo abrió la puerta de la habitación, y empujó a Gilda contra  la pared de la entradita, mientras de forma ansiosa, retiró su rojo vestido, que parecía aún más rojo, en busca de sus pechos, mientras ella le quitaba la camisa. Bebo con su lengua acaricio los pezones de Gilda de forma tan apasionada, que ella estaba en un estado de excitación tan profundo, que no se dieron cuenta de cerrar la puerta, y la dejaron abierta.

Fueron hacia la terraza; una noche espléndida, coloreada de blanco amarillento por una luna  inmensa iluminaba el cuerpo de Gilda. Ella se apoyó en la terraza cubierta pon una ropa interior negra altamente provocativa. Gilda  se colocó de espaldas, mientras Bebo contemplaba el magnífico paisaje de la ciudad, y en el centro de la terraza un voluptuoso culo, dividido por una pequeña tirita negra que procedía del tanga de aquella mujer que poco a poco le había embrujado, le había hecho perder la razón.

Bebo llegó por la espalda y amarrando con las manos que tanto le gustaban a Gilda su trasero, empezó a lamerle sin ningún pudor por estar en la terraza, desde la cintura hacia abajo, muy lentamente. Poco a poco ella empezó a lubricar sus genitales s  humectando aquellas pequeñas braguitas. Ella percibía la el aliento de Bebo que deslizaba su lengua en busca de su clítoris.

Apartó su tanga, y empezó a estimular su sexo muy despacio, muy suavemente, cuando un goterón de flujo se desplomó en el suelo como signo de la pasión que se había generado en aquella terraza.

Ella con voz susurrante y profunda, espetó: “Quiero que me folles”: El abrió su culo, y la penetro  mientras ella apoyaba sus manos en la terraza y  abría sus piernas para recibir el impacto de Bebo:

-      ¡Dame Fuerte!- Gritaba ella, mientras Bebo arrastraba al ritmo de la noche el culo de Gilda a su pelvis.

-      ¡Oh, me voy a correr!- dijo ella mientras emitía un intenso grito de pasión, cuando bebo cerró los ojos e intensificó el ritmo de su envestida.

Ella empujó suavemente a Bebo para que parara, mientras su cuerpo recibía las descargas de un largo orgasmo, tan intenso que visionaba la luna de color turquesa…

Ella tomó el enrojecido pene a punto de reventar y lo puso entre sus fastuosos pechos y  en menos de un minuto, empezó a  modo de surtidor a lanzar leche a la cara de Gilda mientras ella lamía el miembro de Bebo para terminar el primer polvo de la noche, siendo ambos conscientes de que era sólo el principio. Les quedaban largas horas de éxtasis y de pasión…Era el comienzo de la nueva vida de Gilda…

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