sábado, 26 de julio de 2014

A SOLAS CON GILDA





   -          Háblame de tu infancia Gilda- Espetó Walter al segundo de que Gilda se sentara en su diván.

    -          Yo admiraba a los hombres, quería ser como ellos. Quería ser hombre, aunque en realidad lo que buscaba era la libertad de la que gozaban.

-          ¿Alguna relación especialmente dolorosa con algún hombre?- Preguntó Walter en busca de alguna herida importante que habitara en la mente de Gilda.

-          La relación con mi hermano fue un tanto dolorosa; me forzó cuando yo era una niña.- Gilda de repente guardó un silencio sepulcral, un silencio valorativo, un silencio que Walter interpretó como una “gran represión”, de un hecho que le había dejado más huellas de las que ella creía.

No parecía que Gilda relatara aquel acontecimiento con angustia ni rencor hacia el autor. Pero es lo que tenía Gilda; todos los actos dañinos en contra ella, los dotaba de un nivel de comprensión sin límite. Gilda perdonaba todo o casi todo. Esa capacidad empática que le hacía sumergirse en las motivaciones del otro, en su razonamiento, en su pensamiento, en su conducta. Fruto de ese nivel de entendimiento y conexión, salía de forma automática el perdón. A Bebo esto le parecía muy sano: “El que no perdona no ama”, le decía a ella.

Como decía antes, los hombres fueron siempre su referente, su modelo, pero muchos de ellos le habían hecho mucho daño, y por ello muchas conductas que ella usaba como castigo, procedían de ese sentimiento: ¿Culpabilidad?: de hacer algo inmoral. Su padre era muy estricto con la moral, era muy religioso. El autocastigo y el dolor durante alguna etapa de su vida, Gilda  lo vivía como una liberación, con un razonamiento inconsciente que le acercaba a cierto grado de masoquismo:” Me gusta el dolor porque así demuestro que soy capaz de aguantar para satisfacer los deseos de mis hombres admirados”. Este punto era interesante en ella, y ponía de manifiesto su nivel de empatía extrema, y aún más su entrega a los demás.

-          Yo al principio era una niña muy abierta- Gilda rompió el silencio después de unos 20 segundos eternos. Walter no quiso volver al relato de lo de su hermano; ella había elegido no ahondar más.

-          Era una niña extrovertida, muy natural, sin malicia, pero eso implicaba que me censuraran y castigaran todo lo que hacía: La moral de mi padre me transformó en una niña insegura, introvertida, con muchos complejos.- Walter  pensaba en el efecto demoledor que tiene en un niño el miedo. Esa parte de repliegue de Gilda para evitar el sufrimiento, para evitar el dolor, puede que fuera una actitud regresiva a la que volvía ahora de adulta en sus momentos de soledad. Se volvía esa niña insegura, miedosa, y dependiente. Esa niña era la que sacaba Gilda en momentos de angustia. Al lado de Bebo, se sentía segura, pero cuando estaba sola volvía la Gilda angustiada por la represión.  Walter se planteaba rescatar a la Gilda de los primeros años de su infancia, la  Gilda libre. Ella ahora estaba en un momento  propicio, estaba en condiciones de liberarse de la esclavitud de estar aprisionada por no hacer daño a los demás, por subordinar sus deseos y sus necesidades a los de otros.

-          A veces tengo un sentimiento de culpa de cosas que hago, y estoy segura de querer hacerlas, pero posteriormente me muestro pesarosa, y transmito inseguridad que los demás aprovechan para traspasar mis límites- Acababa de lanzar algo que estaba esperando Walter: La culpa….por lo que se ha hecho…y la preocupación por lo que hacer en un futuro. La culpa y la preocupación son dos de las causas más comunes de angustia en la sociedad en la que vivimos.

-          Exploremos tu sentimiento de culpa….: Alguien emite un mensaje para recordarte que te has portado mal, que has hecho algo tremendo… tu respuesta es sentirte mal en este momento, como te sentías mal cuando tu padre censuraba tu espontaneidad. Es necesario sentirte mal, castigarte, porque lo que te han enseñado es que si no lo haces, no serás una buena persona. Lo malo de la culpabilidad, Gilda, es que no es una simple preocupación por lo que has hecho en el pasado, te afecta al presente, puede ir desde una pequeña incomodidad hasta una depresión; efectos que te inmovilizan en el momento en el que estás viviendo.-

-          No puedo evitar sentirme culpable de hacer daño a los demás.-

-          Eso también lo saben los demás, saben que es fácil hacerte sentir culpable. La culpa no sólo no sirve para nada excepto inmovilizarte, sino que aumenta las posibilidades de que repitas el mismo acto en el futuro. –

-          Sigo sin entenderlo Walter: ¿Qué debo hacer para superar la culpa?-

-          Perdonas a los demás:¿ y a ti misma?. Simplemente has hecho lo que deseas. La vida tiene efectos en ti misma y en los demás, y a veces hacemos cosas  sin quererlas que provocan dolor. Los actos tienen el efecto  que nuestros pensamientos y nuestras emociones provocan en nosotros; y la culpa funciona igual: ¿Has cambiado tus deseos por la culpa que te provocan?.

-          Claro. Me gustaría saber cómo debo comportarme ante esta sensación desagradable de estar produciendo daño.

-          Gilda: Sabes lo que quieres, y lo importante es lo que quieres, lo importante son tus deseos: ¿Producen daño en alguien que aprecias?, pero: ¿Eso va a cambiar tus deseos?. No si lo tienes claro. Por partes: Si crees que no quieres seguir con una persona, y esa persona se resiste y te lanza mensajes para que te sientas mal por lo que has hecho, te quedarás atrapada en el embargo emocional que te produce la culpabilidad, pero tus deseos seguirán presentes, puedes ignorarlos y por pena volverte una esclava de la culpa, o superar la culpa, aislarla, relativizarla, digerirla, y visualizar cómo será el paso que vas a dar…Si lo ves claro adelante y asume el efecto que vas a provocar.  

-          Gilda; hemos terminado- dijo Walter con tono autoritario.

-          Una última cosa: ¿Crees que soy culpable de algo?

-          Gilda eres culpable de ansiar la libertad, eres culpable de sentir, eres culpable de emocionarte, de amar, de querer ser feliz; si eso te parece ser culpable de algo;! eres muy culpable!. Nos vemos el miércoles Gilda.

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