sábado, 21 de enero de 2017

LA ESTRUCTURA DE LA MATERIA


Sólo la soledad te lleva al centro de ti mismo; es necesario estar solo para poder encontrarte, poder entenderte, poder responder a tus dudas.

Me encontré con Gilda hace ahora tres años, y no supe hasta hace aproximadamente uno que cambiaría mi vida. 
Una vez leí algo que me impresionó, lo editaba uno de mis autores fetiches: el maestro Antonio Muñoz Molina, un escritor que además de ser un creador de sueños ocultos, contiene la elegancia de lo que supone la escritura por la escritura, la belleza por la belleza, sin necesidad de depender del utilitarismo del relato para satisfacer la necesidad de un lector que busca el viaje hacia un final, hacia la tensión de una historia con principio y fin.

El fragmento del que os hablo: "Hay hombres, mujeres, niños, perros, incluso edificios y ciudades enteras, hasta países que por algún motivo rechazan ferozmente la posibilidad de la belleza y del ofrecimiento casual o gratuito de la ternura, y en consecuencia son feos, de una fealdad irreparable, de una fealdad sin misericordia, refractaria a todo, al amor, a la higiene, a la prosperidad, de una fealdad medular, vengativa, vigilante, perversa".

Esta descripción me llevó a la antítesis de lo que era Gilda, y lo que suponía para mi. Ella era la belleza, la ternura, la misericordia, el amor, la higiene, la prosperidad y la esperanza. Es curioso como saber lo que no eres, define con claridad lo que eres.

Gilda me ha preguntado muchas veces la razón de mi amor por ella, y siempre he respondido intentando racionalizar mi conducta con elementos cognitivos que me llevaban a un despliegue de razones convincentes para mi. La verdad es que siempre he tenido la sensación de que a ella nunca le convencían del todo. Y la verdad es que la  razón de mi amor por ella, me he dado cuenta que es "La belleza", como antítesis de la fealdad de la que hablaba el maestro Molina. Esa belleza cálida que te hace sentir  el olor del hogar, la que atempera la ira, la que te lleva a la melancolía por miedo a la ausencia, la que te devuelve a la infancia y a la relación materna, la que te entrega a la piel de la seguridad de la confianza, la que te abraza y estabiliza tú autoestima, la que te ayuda a caminar, la que te empuja al optimismo y a la esperanza, esa belleza que es sinónimo de felicidad, te acerca a la humanidad, a la bondad. Es esa belleza de la que hablo,  y es la belleza que me lleva a amar a Gilda.

Bebo había llegado a esa conclusión, después de tres accidentados años, donde había habido de todo: Luces, sombras, dudas, angustia, pasión, elementos claves para crecer y llevar a Bebo a un estado de madurez para el que se había estado preparando durante los últimos seis años de su vida. Era un momento crucial, de cambio, de inicio de una nueva etapa, donde los protagonistas eran ellos dos, cara a cara sin sorpresas, desnudos de prejuicios, sin las interferencias del entorno, sin miedos. Habían llegado al momento más importante de su vida, donde los dos iniciarían el último viaje.

- Gilda: Hoy iniciamos un largo viaje, juntos, sin equipaje, o con poco equipaje. Dejando nuestros miedos y nuestra angustia en el lugar de partida. Gilda recuerda que vamos a viajar sin miedo, y para ello lo mas importante es la confianza.
- De acuerdo Bebo; empecemos de cero, olvidemos nuestro pasado, o al menos los elementos que puedan enturbiar nuestro presente. Caminemos juntos sin pisarnos, sin esperar nada, sin buscar nada, tan solo hacernos felices el uno al otro.
- Si mi vida; mi amada, mi querida Gilda. Has sido la mujer que siempre he buscado y ahora desde luego no voy a dejarte escapar. Si tu quieres estaremos juntos hasta el final de nuestros días.

Gilda andaba confusa, decepcionada decía ella. Es normal. Lo que temía Bebo es que volviera al nihilismo, que perdiera la esperanza, que abandonara la ilusión que tenía por Bebo, pero el lo comprendía perfectamente. El se decía a si mismo que necesitaba un poco de tiempo, un poco de apoyo, necesitaba estar fuerte como se sentía cuando  la conoció Desde luego que para ayudar, y para ayudarse a si mismo hay que sentirse con energía, y Bebo la había perdido, de forma paulatina se fue quedando sin fuelle, y no sabía la razón de esta pérdida.

Pero de repente Bebo, recibió  una luz interna en forma de energía, que le hizo entender aún más a Gilda. El sabía que la verdadera historia de Bebo y Gilda comenzaba ahora. El camino de un amor maduro, sosegado, e inteligente les acompañaría hasta el final de sus días.
- Gilda: Te voy a pedir algo. Sé siempre tú, nunca dudes de mi, y sigue dándome tú energía, cuando me ignoras me dejas plano, sin vida. 
- Perdona, intentaré compensarte. Yo quiero pedirte algo también Bebo: Se siempre claro, no hace falta que seas franco, hay cosas que no hace falta que digas, pero al menos se sincero en lo que respecta a tus sentimientos.
- Gilda ahora mis sentimientos me dicen que te amo como nunca he querido a nadie. 

Los dos amantes se fundieron en un profundo beso. Fue así como sellaron el final de una etapa y comenzaron una nueva vida.