domingo, 28 de diciembre de 2014

UN AVANCE DE MI NOVELA: "EL MURO DE MARY"


Foto de Mary
 Mary estaba dispuesta a ignorar los asesinatos, a borrar lo que pasó con su familia. Se sentía plena, llena de amor, de deseo, de pasión: “- No pedir explicaciones es muy sano. Si alguien decide estar a tu lado te explicará lo que el necesite explicarte, el resto lo guardará para el recuerdo, para otras personas, o para sí mismo; pero qué importa. Lo que importa es que el encuentro te haga feliz- recordaba Mary, esa frase de Reik”. Mary sabía que en ocasiones si indagas puedes encontrarte con lo que no quieres saber. Bueno puede ser una posición inmadura, pero; ¿quién dice que la madurez es la forma ideal para alcanzar la felicidad?, recordaba Mary que le dijo una vez Salvador.
Lo que no tiene límite produce miedo, no sabes por dónde cogerlo, pero a la vez te hace salir de lo limitado, y te abre el camino hacia lo nuevo, hacia lo creativo, hacia la improvisación. El ser humano se encuentra con el miedo a lo desconocido, y la curiosidad que produce la novedad, y en esa disyuntiva se mueve la vida, y se plantean los cambios. Mal si lo hago, y mal si no lo hago”, recordaba Mary haber leído en el diario de su madre.
A Mary le venían tantas ideas a su cabeza que era un coctel emocional, pero todas las ideas que recibía, las centraba en justificar el amor tan intenso que estaba sintiendo por Alex.
-          Mary; Sé que no te traté bien, y durante toda mi vida me he estado arrepintiendo de ello, pero ahora todo ha cambiado, estás a mi lado. Siento haberte traído de esta manera, pero tenía que recuperarte como fuera. Tenía miedo mucho miedo, y cuando supe que habías vuelto sentí una necesidad  urgente de  tenerte a mi lado. Ahora no te dejaré escapar, claro está siempre que tú quieras.
-          Alex: Quiero saber qué  fue de mis padres…
-          Verás aquella noche estaba preparado para salir de Berlín, todos juntos; y emprender una nueva vida, pero tú padre lo estropeó todo… Me atribuía una serie de crímenes, y me denunció a mis superiores. También confesó que era un traidor, que os iba a ayudar a escapar. Bueno en realidad estropeó todo el plan, y a partir de ahí cambió todo.
-          Dios mío: ¿Qué pasó entonces Alex?.
Alex; se enfrentaba al interrogatorio más importante de su vida; el de su gran amor.  En realidad el viejo profesor quería matarle, un conocido de la policía rusa le había contado lo de los asesinatos de Alex. Alex no reconocía haber cometido esos crímenes, era como si alguien  los cometiera por él. No tenía una conciencia clara de haber matado a esas chicas, pero todas las pruebas apuntaban a que él había sido el autor. Tampoco recordaba el maltrato que había propinado a Mary…Pero algo de conciencia quedaba en la mente de Alex, cuando decidió desaparecer de Berlín. Lo que era muy evidente es que Alex se fue, para no hacer daño a Mary, porque era consciente del tremendo riesgo que corría su esposa si permanecía a su lado, y en el seno de su trastornada mente también se encontraba alojado un profundo amor hacía Mary que convivió con él durante toda su vida.
Ahora Alex había logrado controlar esas voces que le llevaban al desprecio y a provocar daño a las mujeres. Ingresó voluntariamente en un psiquiátrico ruso en Praga donde recibió una terapia novedosa de extinción de la parte psicopática de su mente, que estaba provocada por la relación tortuosa que había tenido con su cuidadora Matilda en el orfanato. Él  pensaba que estaba completamente curado, pero su psiquiatra apuntaba en el informe de alta: “No estoy  seguro de haber limpiado de la estructura de su mente los impulsos de rabia hacia lo femenino, y por tanto no se si su conducta psicopática pueda volverse a dar”.  Desde que salió del psiquiátrico se hizo hueco como líder en un grupo de la mafia rusa, pero nunca tuvo problemas con la justicia. Se dedicó a préstamos de dinero, juego, prostitución, todo al borde de la ley.
Ahora el siguiente paso era contar la historia que esperaba ansiosa Mary. Pero cuando existe amor, amor verdadero, amor de aquel que perdura a pesar del paso del tiempo, la objetividad de los relatos ganan subjetividad, y aparecen confabulaciones en nuestro beneficio, o con objeto de no hacer daño…El relato  que buscaba Alex para justificar sus actos, pretendía que Mary tuviera un juicio aceptable del él, aunque tuviera que omitir historias que Mary no hubiera entendido, y no hubiera superado. En realidad era mejor maquillar la realidad para que Mary le perdonara…Pero ella también pensaba que si no tenía nada de qué arrepentirse, si no había hecho nada malo; por qué tanto miedo a que  no le perdonara, por qué tanta angustia de contar lo que pasó.  Ella sabía, porque conocía a Alex y también al ser humano, que la versión que recibiría de los hechos acontecidos no sería al cien por cien real, que como pasa en estos casos sólo contaría como mucho un sesenta por ciento de la verdad, el resto sería una historia redecorada en su propio beneficio…A Mary le gustaría saber toda la verdad por dolorosa que fuera. Para empezar de nuevo tendría que emplearse a fondo para descubrir la verdad de todo lo que pasó.
Alex guardando un silencio violento y emotivo, apartó la mirada de Mary, inclinó la cabeza hacia sus muslos, y se puso a llorar  como un niño; era evidente que existía un profundo sentimiento de culpa, pensaba Mary, es obvio que se arrepentía de algo que había hecho, y de lo que tenía miedo a que Mary no le perdonara.
La verdad es que Mary también tenía miedo de descubrir algo doloroso, que le influyera de forma determinante en su relación con Alex. Ella temía eclipsar ese sentimiento tan intenso y adictivo  que estaba sintiendo, y a veces es preferible mirar para otro lado aunque sepas que te están mintiendo, porque peligra ese profundo sentimiento de bienestar, y felicidad que provoca el amor.
Alex secándose las lágrimas con sus manos, y ante la perplejidad  de Mary, pues era la primera vez que le veía llorar pregunto con voz quebrada:
-          ¿Me perdonas Mary?...
Mary pensó mucho  su respuesta, un  “si” evitaría un relato probablemente innecesario, pero también ella quería conocer al menos una versión de los hechos cercana a la realidad, pero probablemente el momento requería una respuesta que liberara el sentimiento de culpa de Alex, aunque más adelante profundizara en los detalles.
-          Claro que si Alex, te perdono.
Mary perdonaría a Alex cualquier cosa, excepto que le mintiera. En realidad solo provocaba sentimientos negativos “la mentira”, Mary quería saber toda la verdad por dolorosa que fuera, y necesitaba poder confiar en Alex, y sólo confiaría en él si percibía en su relato franqueza. Mary era muy intuitiva, y tenía miedo de sentir esa horrible sensación de perder la confianza en su amor, porque estaba sintiendo la mentira en sus palabras.

martes, 11 de noviembre de 2014

EL MISTERIO DETRÁS DE LA PUERTA



Gilda estaba confusa, muy confusa. Estas cosas pasan: Esperamos de la gente que amamos un gesto, un signo de amor, y Bebo no se lo había dado. Ella le amaba con locura, pero sobre ella descansaba un pensamiento como una losa que oprimía su mente: “Me ha decepcionado”; pero sin embargo le amaba con toda su alma. Pensaba también en todo lo que había dejado por él, y a su mente llegaba la duda de si había merecido la pena.
La decepción es esa parte que algún día llega a los amantes, cuando lo que esperamos no aparece. Bebo siempre manejaba la idea de no esperar nada de nadie: “El que no espera nada lo tiene todo”, pero comprendía que era difícil no esperar nada de quien amas: Esperas que te demuestre su amor, sentirte la persona más importante en su vida, que eres especial, que eres exclusivo, que nada ni nadie está por encima de ti. Pero en realidad Bebo sabía que esta era una carga regresiva de nuestra evolución mental. El amor puro está limpio, lleno de sentimientos hacia ese ser humano que has elegido: La admiración, el deseo, la ausencia de tiempo a su lado, el nerviosismo en las citas, las miradas de querer comerse a besos….Todo eso te manda el mensaje de que esa es la persona que amas; en cualquier caso son nuestros pensamientos los que pueden hacernos dudar: Si interpretamos la realidad con  nuestras ideas y nuestra forma de comportarnos, podemos sacar conclusiones erróneas: Hemos fracasado, no nos aman, nada será ya igual.
Bebo sabía que la decepción era una carga con la que tenía que contar, y que recuperar de nuevo la confianza de Gilda llevaría tiempo, pero también dependía de ella. Lo importante para Bebo eran sus sentimientos. El sentía por Gilda algo que no sabía explicar bien con palabras; quizás algo cercano a la adoración, algo parecido a lo que sentía por las personas más importantes de su vida: Su madre y sus hijos... Era un sentimiento paternal protector que no podía evitar. Bebo admiraba a Gilda, su vida llena de decepciones, de frustraciones le habían llevado a Gilda, a un escepticismo melancólico que con Bebo había roto, pero claro ahora también él le había fallado, al menos ella lo veía así, a diferencia de Bebo que lo percibía como un simple gesto de su personalidad.
Es verdad que esa parte de su personalidad había querido cambiarla muchas veces, pero no lo había conseguido. La firmeza no le salía, y eso hacía que las personas de su entorno se pudieran confundir. Por ejemplo en Bebo existía una cierta ambigüedad sexual que le había llevado a muchas personas a etiquetarle de homosexual, pero a él le daba igual. Además cuando no quería nada con alguien, no lo dejaba claro del todo, y eso hacía que la otra persona se pudiera confundir. Él sabía que era algo que debía mejorar, pero  suponía entrar en la dinámica del distanciamiento del ser humano, para guardar las formas,  anular esa seducción no sexual, ni afectiva, simplemente como forma de relacionarse con los demás.
Había aprendido algo con Gilda en esta crisis: El amor no es una cuestión de fe, de admiración, de deseo. Es algo que trasciende de los gestos directos hacia tu pareja (como pensaba antes Bebo). El ser humano necesita signos de seguridad, para sentirse querido, admirado, deseado, y este signo también se adquiere con la conducta que tenemos con los demás. Gilda habría necesitado que Bebo le demostrara ante una persona de su pasado que Gilda era su único amor, la mujer de sus sueños, pero él no supo verlo, y no supo hacerlo.
Él estaba arrepentido. Con lo fácil que hubiera sido, pero también sabía que ahora torturarse por lo que no había hecho, no serviría de nada, y lo más importante no cambia nada. Lo único que podía hacer es decirle a su Gilda que ella era la persona más importante de su vida, y la próxima vez ser claro para que los signos de seguridad que necesitaba ella  los viera de forma nítida.
En realidad él pensaba que los celos, y los sentimientos de inseguridad, procedían de la autoestima de uno mismo. Pero es humano sentir esa amenaza ante alguien que puede ocupar tu lugar, y que puede suponer la pérdida del amor de tu vida.
-          Gilda: Quiero que sepas que solo tengo un amor en mi vida, que aunque tengo a muchas personas a mí alrededor: Mi único amor eres tú. Me arrepiento de no haberte demostrado mi amor, pero para mí lo importante son mis sentimientos, y mi corazón es en exclusiva para ti.
-          Bebo, sé que me quieres, pero a veces no basta con saberlo, hay que demostrarlo con gestos sin importancia puede que para ti, pero yo lo necesitaba.
-          Lo sé Gilda, y me arrepiento, en realidad no me costaba nada. Tú eres el amor de mi vida, y me has pedido muy pocas cosas, pero no supe dártelo, ni lo valoré como importante, espero que algún día me perdones.

-          Ya te he perdonado Bebo. No te puedo tener rencor, pero tienes que entender que los actos tienen consecuencias, y hay que asumirlos.
-          Lo sé mi vida. Lo que más me pesa es hacerte sufrir por algo que no he hecho, y aún no se la causa. Te haré olvidar este error, quizás fue inmadurez. Pero voy a dedicarme a hacerte feliz, a recuperar tu confianza…. Sé que lo conseguiré, porque mi amor es verdadero.
-          Lo intentaré Bebo, sabes que te amo con toda mi alma, y que te perdono casi todo, pero ahora esto está  muy reciente, necesito un poco de tiempo.
-          Tómate el tiempo que quieras. Todo es tan intenso. Desde que te he conocido, he despertado del letargo en el que estaba. Ahora siento todo mucho más, con más intensidad: el cariño, la pasión, la vida. Sin lugar a dudas mi felicidad lleva tu nombre: Gilda.
-          Tengo miedo Bebo, de sentir tanto, del dolor de la pérdida, de la soledad, de la decepción, de estrellarme de nuevo. Lo he pasado muy mal en mi vida, y ahora no quiero volver a sufrir.
-          Lo comprendo Gilda…entiendo tus miedos, también que intentes protegerte, pero yo lo único que te puedo decir en este momento es lo que siento por ti: Siento como mi cuerpo se llena de ti cuando estoy y cuando no estoy contigo, cuando toco y acaricio tus manos, una luz caliente recorre mis brazos y llega hasta mi cerebro, y es entonces cuando me siento ese bebé querido al que volvemos cuando nos encontramos con nuestro amor verdadero.
-          Bebo, te amo, y no sé si es lo que me conviene, pero tengo que decirte algo: Ha merecido la pena conocerte, y si esto se terminara hoy, no me arrepentiría de nada de lo que he hecho, tampoco me arrepiento del amor que te he dado… He pasado sin lugar a dudas una de las etapas más felices y más intensas de mi vida.
-          Espero mi vida que este sea un comienzo más sólido, en el que los errores nos den sabiduría para seguir este camino juntos.

Los dos amantes unieron la piel de sus cuerpos desnudos, y se fundieron en un cálido abrazo, donde los dos pudieron mezclar sus lágrimas, llenas de melancolía, deseo, pasión, ternura, y mucho amor. Un intenso estado emocional que les demostraba una vez más que buscar en el alma del otro, siempre es un misterio por descubrir, y eso sólo se puede hacer llamando y abriendo la puerta de la esperanza.


Continuará.

viernes, 29 de agosto de 2014

EL HUMO DE GILDA

-          Soy débil e imperfecta, pero ya lo tengo asumido- afirmó Gilda en un alarde de sinceridad melancólica, de esa  que   repliega hacia dentro  y humedece las conjuntivas. Gilda tenía esas cosas, si la respuesta que esperaba de Bebo le decepcionaba…A Bebo a veces le resultaba complicado seleccionar de su extenso vocabulario, la expresión adecuada que no lesionara la sensibilidad de Gilda. Eso era importante sobre todo cuando Gilda estaba melancólica, pues luego Bebo tenía unos tremendos remordimientos de lo que había dicho; pero es que Bebo soltaba ganchos provocadores. Walter lo explicaba como el reclamo, el gruñido del Bebito que pide cariño. Bebo necesitaba cariño, sentirse querido, y cuando perdía la atención de Gilda, cuando la magia se transformaba en asepsia racional, Bebo pegaba un zarpazo, para ganar la atención de la dama. Pero no podía evitarlo; de vez en cuando salía ese niño rabietoso, el  de la etapa más egoísta y narcisista de su infancia, que le hacía a sus padres pasearle en el auto hasta que se durmiera: “Ese Bebo caprichoso salía de vez en cuando”.

-          Ya no me quedan secretos para ti Bebo.-  Gilda un día se despertó, no quería levantarse de la cama, no veía esperanza alguna, no le motivaba nada, no tenía fuerzas para seguir, un manto negro cubría su existencia, e intentó marcharse de este mundo. A ella no le gustaba hablar de esto, pero se lo contó a Bebo… Bebo estaba preocupado.

-          A veces vivir es asfixiante, agotador, terrible.- Bebo pensó que sería mejor cambiar de tercio, Gilda se estaba entristeciendo por momentos.

-          Gilda: Siempre hay razones para quedarse,  irse nos iremos solos cuando nos llegue la hora…Desde que te he conocido en mi vida ha aparecido un horizonte que antes no existía, ha aparecido la esperanza. No puedes olvidarme, ni yo tampoco. No nos empeñemos en ir contra natura, en tapar el sol con un dedo.

-          Bebo: Me gustaría ser su amigo, es muy buena persona…Pero me va a ser difícil…

-          Cuando las intenciones de las partes no coinciden, para no hacer más daño, es mejor, al menos temporalmente suspender el vínculo con esa persona, hasta que se atemperen los sentimientos; es posible que esa relación se rompa para siempre. Si de verdad quieres a alguien Gilda, deseas que sea feliz, aunque no sea contigo. Ese es el verdadero amor Gilda, el que te deja ir, para en libertad poder volver, o no volver... Sabes que siempre te he dicho que no existe amor sin libertad.

-          Le conté a Walter mi sueño: “Había un hombre guapísimo, perfecto. Cuando deseaba aparecía, y cuando quería estar sola desaparecía, pero no le podía besar. Era muy grande,  abarcaba todo mi cuerpo”. Me dijo que eran  mis deseos.  Yo pienso que el hombre eras tú Bebo, me invades, me rodeas, abarcas todo mi ser, pero no siempre que te necesito estás ahí…

-          ¿Qué dijo Walter?.-

-          Bueno ya sabes cómo es; dice que los deseos y los miedos van unidos; que los deseos tan intensos como el que yo siento por ti, va lleno de miedos: miedo a la frustración, miedo a la decepción, miedo a la ruptura de la relación o al deterioro de la misma. Apareció el tema del odio. No creo que pudiera odiarte Bebo, pero si he sentido a veces mucha tristeza por cosas que te he oído. Una vez estuve metida en mi misma, y  a pesar de que estabas a mi lado no quería tocarte, ni que me tocaras; era como un sentimiento de autoprotección, me volví hostil como un erizo, todo me molestaba, no quería que me abrazaras, pero a la vez lo estaba deseando.

-          Como dice Walter: “El ser humano es contradictorio y ambivalente”: Desea, pero a la vez rechaza… son los miedos Gilda, la ansiedad resultante de una situación que se sale de nuestros deseos. Las cosas no salen a veces como queremos, pero hay que ser flexibles Gilda. El que no espera nada, lo tiene todo… Puede parecer triste, pero todo lo que se encuentra el que no espera, es una bendición. No obstante Gilda, lo más importante es que cuando amas a alguien como yo te amo a ti, quiero darte lo mejor de mí, espero que estés satisfecha, porque si te falta algo importante  para ti, buscarás en otros puertos, puede que primero en tu interior, y después en el exterior. Pero eso querida Gilda es la historia del ser Humano: Buscamos lo que nos falta… Gilda: Tu hoy llenas toda vida, todo mi pensamiento, todos mis deseos, toda mi alma está invadida de ti… Eso es lo que te puedo decir.

-          Cariño: ¿Sabes?, me tienes loca, esos labios mientras hablas me excitan mucho, me llenan de ganas de morderte y abrazarte a todas horas…Cuando estoy a tu lado es como si no existiera nadie más; solos tú y yo, y una inmensa pasión que me lleva hacia a ti, a devorarte con la mirada, a  tocarte, a acariciar tu nuca, a recorrer la palma de tu mano con la yema de mis dedos, en un intento de sofocar el deseo y las ganas de tenerte.

 

Bebo tomó el cuello de Gilda, y muy suavemente puso sus labios a su disposición, un mar de besos pequeñitos y suaves recorrieron la parte posterior de sus orejas, hasta llegar a su barbilla, donde minuciosamente la saboreo, mientras ella exhalaba deseo por todo su cuerpo.

Ella se había puesto dos coletitas como a él le gustaba, y un body rojo que le excitaba mucho. Ella sentándose en el sofá que estaba en la ventana, abrió sus muslos mientras el en la cama la observaba. Abrió sus piernas mientras se masturbaba para bebo. El aguantó un minuto más o menos, y se acercó hasta ella, la tomó entre sus brazos, y empezó a succionar su clítoris mientras su lengua se movía a una velocidad imparable. De repente le entraron unos deseos inmensos de penetrarla  por el culo. La colocó mirando a la ventana, mientras muy suavemente metió su polla llena de pasión, a reventar, entre las paredes de su agujero, mientras ella gemía  con cada envestida; aguantaron hasta que el sudor les caía por su cuerpo, y ella dijo: - Voy a correrme- El se sintió liberado y eyaculó mientras tiraba de las coletas de Gilda que tanto le excitaban. 

Los dos se desplomaron en el sillón, ella encima de él, mientras  su cuerpo abrazaba una inmensa satisfacción,  lo vivido.

 

Era tan intenso cuando hacían el amor, que se quedaban sin fuerzas, en estado de Shock, y luego una inmensa paz les invadía hasta que esa paz se llenaba de nuevo de deseo al poco tiempo…

Ellos eran así, todo pasión, todo deseo, todo amor…

 
-          Te quiero Bebo; pero te quiero como nunca he querido a nadie, te deseo como a nadie en el mundo…

-          Mi Vida: He guardado tanto tiempo este amor, este deseo, esta pasión, hasta que te he encontrado….Siempre te he buscado, y ahora que estas aquí, no quiero que te vayas nunca.

martes, 19 de agosto de 2014

LA LUNA DEL DESIERTO DE GILDA


El verano, es una época de tránsito, de desnudo interior, de frivolidad, de licencia para cumplir locuras, fantasías, sueños. Las noches de verano son mágicas, la luna te envuelve en un manto energético que te hace ser más transgresor, más libre, más intenso. Todos hemos oído hablar de los amores de verano; desde pequeños hemos tenido esos amores; donde la magia, la pasión, y la ilusión del momento,  nos conducía  al final de las vacaciones. Era algo asumido desde el principio, algo aceptado  dentro de las reglas del juego de los amores de verano. No podemos tomar como ejemplo de temporalidad, algo que su existencia tiene la impronta de lo efímero, lo que tiene fecha de caducidad, pero a veces me pregunto: ¿Por qué nos empeñamos en buscar la eternidad de los acontecimientos positivos que nos pasan en la vida?, cuando el deseo tan intenso de mantenerlos no nos permite disfrutar de ellos.

Bebo, estaba expectante, sorprendido, feliz, de lo que le estaba pasando. No se planteaba la eternidad de su relación con Gilda, pero lo que si sabía es que este era un amor de verdad; intenso, de los que le gustaría congelar en un instante, de aquellos que te producen abstracción, de los que te aíslan del mundo y te colocan en una nube en la que solo percibes a tu amada y la conexión tan intensa que tienes con ella.  Bebo en algún momento de su vida, pensó en que nunca realmente había estado enamorado; pero en realidad el amor no es un concepto universal matemático, es un sentimiento, y como tal se establece ante un estímulo nuevo que nos puede impactar más o menos, y en función de ese impacto el ser humano siente una mayor o una menor intensidad, que evoluciona con el tiempo, cambia de color, de rojo intenso en la fase de enamoramiento, a morados y azules, en la fase más sosegada, más madura. La verdad es que Bebo aún sentía esa intensidad potente del amor adolescente más brutal, más hormonal, y eso le revitalizaba mucho.

Gilda había dejado de nuevo la jaula, y eso siempre produce vértigo. Bebo le decía a Gilda que tenía alma de artista, y recordaba la frase de Einstein “La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Esa es la verdadera fuente de todo arte y de toda ciencia”. Enfrentarse a lo desconocido produce miedo. Lo seguro da tranquilidad. El cambio está cargado de inseguridad, pero por otro lado la monotonía y el aburrimiento nos adormece nos hace sentir sin energía. Es probable que te acusen de irresponsable cuando decides cambiar; pero que importa lo que opinen los demás si has decidido descubrir lo desconocido y enfrentarte a la improvisación que te supone la novedad. La rigidez es el fundamento del prejuicio; de la idea de que siempre es más fácil quedarse con lo conocido. Los prejuicios te alejan de hacer cosas nuevas, de conocer gente que no es como tú, con distintos pensamientos,  con diferente estética.  Darse permiso para cambiar de planes, para romper con lo convencional es una licencia para ser feliz.

Bebo le había pedido a Gilda que le prometiera tres cosas. Ella le dijo que era un espíritu libre como él; y Bebo le contesto que ser libre no significa no comprometerse; consiste en poderte marchar y volver sin ningún tipo de condicionante:

 

-          Gilda te voy a pedir tres cosas.- afirmó bebo con tono de trascendencia:

 

1.       Que seas feliz por tu corazón más que por su cabeza.

2.       Que tu relación se base en la sinceridad más absoluta, aunque pueda producir dolor.

3.       El día que vaya a por ti, si aún me amas, no dudarás en venirte conmigo.

Eran tres promesas probablemente muy exigentes, pero Bebo sabía que ella era la que le había traído esperanza de nuevo…. Y eso requería un pacto; un pacto que les diera sosiego y estabilidad. Una estabilidad temporal de transición hasta el momento en el que estuvieran juntos para siempre.

Walter le había indicado a Bebo que hiciera una lista con las razones por las que pensaba que esta vez había encontrado el amor de su vida; y Bebo salvando las dificultades de interpretar sus propios sentimientos se puso a ello:

-          Walter; es mi ilusión. Me levanto pensando que ella estará allí, esperándome, con su sonrisa, con su penetrante mirada. Me hace pensar menos en mi… No creas que esto me gusta. He aprendido que es importante pensar en uno mismo, pero no puedo evitarlo.

-          Bebo; no te sientas mal por pensar en quien quieres. Es importante saber que tú eres el más importante para ti de esta historia (amor propio, recuerda). Y también recuerda lo de “Ama cuando estés listo, no cuando estés solo”. Claro sentirse acompañado es fantástico pero el amor es algo más.

-          Además Walter: siento ese nerviosismo adolescente cuando  me acerco a ella, esas mariposas en el estómago que revolotean. Es verdad que me siento pleno, acompañado. Y hay una sensación que sólo con las personas que adoro me pasa: “Las horas se transforman en segundos cuando estoy con ella”

-          Bueno; tienes que saber que en la fase de enamoramiento los sentimientos, las percepciones, y las sensaciones son muy intensas, luego se atenúan, y a veces hasta desaparecen; es entonces cuando añoramos la intensidad. Si se quiere de verdad, esa efervescencia se convierte en sosiego apasionado.  Se calma la locura de la novedad y aparece en el mejor de los casos un amor maduro, que mientras mantenga la pasión, y la llama de la novedad dentro de lo conocido perdurará en el tiempo.

-          El Sexo con Gilda, Walter, es la conexión cuerpo y alma que siempre añoré. Mira pienso que es un resultado, más que un fin en “si mismo”.  Es el resultado más intenso de la comunicación total, una comunicación profunda, que sale de las entrañas, que me hace llegar a lo más alto, a penetrar en el fondo de Gilda, llegar hasta el interior de su alma.

 

Aquella noche Walter: Una radiante luna abrazada por miles de estrellas nos iluminaba a los dos. Habíamos tenido una cena romántica, nos bebimos una botella de vino blanco fantástico mientras nos jurábamos amor eterno. Fuimos a la parte trasera del hotel acompañados por aquella luna mágica que nos encendía cada vez más, irritaba nuestros cuerpos, los llenaba de deseo, de pasión incontrolable. Nos besamos tan intensamente que nuestros labios se quedaron contusionados.

 

En aquel columpio a la luz de la luna, Walter, mientras ella se sentaba encima de mí, sentí esa transformación de dos cuerpos en uno. La penetré y en cada movimiento de su culo, no sentía sólo un placer inmenso, también sentía que acariciaba su alma, que llegaba hasta la profundidad de Gilda, es difícil de expresar Walter, pero creo que nunca me ha pasado, podría definirlo como: “Vivir sin vivir en mí” que decía Santa Teresa.

 

-          Bebo; Es obvio que estás loco por Gilda. Sólo el tiempo dictará sentencia.  Nadie puede adueñarse de nosotros si nos centramos en lo que depende de nosotros mismos. Ocúpate de tus sentimientos, madúralos, envuélvelos en papel de regalo todos los días, sácalos a pasear, reinvéntate cada día, tómate espacio para ti mismo, y déjale a ella el suyo, y las cosas se irán clarificando. Estáis en una etapa en la que la emotividad de los sentimientos ofuscan la razón. Además los cambios, aunque los decida uno, provocan ansiedad, esa ansiedad tiene que ser digerida, procesada, y transformada en energía positiva para seguir viviendo.

-          Pero me encuentro en una encrucijada Walter.

-          No hay ser humano sin emociones, ni ser humano sin contradicciones. Si la contradicción es  permanente, y afecta a las creencias, valores, o rasgos de la personalidad nos lleva a la crisis. Muchas de las grandes crisis se producen por esa lucha de pensamientos, circunstancias y valores contrapuestos: Y nos sitúa en la disyuntiva que tiene cualquier decisión trascendente: “Mal si lo hago”, “Mal sino lo hago”. Pero una vez más el tiempo con su pausado transcurrir nos llevará a optar por un camino, sabiendo que inmediatamente surgirán dudas y angustias fruto de la aparición de  un horizonte desconocido.

Gilda se había sentido herida, dolida por algo que dijo Bebo sin pensar, como el hacía… Ya saben ustedes que Bebo era un jugador profesional de la provocación:

-          Gilda me da miedo que salgas de la jaula, me da miedo que dejaras a tu pareja por mí.

Esa frase provocadora, aparentemente estéril para Bebo, penetro como un metal al rojo vivo en la mente de Gilda. Ella se sentía defraudada, decepcionada. Le había dejado por ella, por supuesto, no aguantaba la bipolaridad de repartirse entre los dos, como ella decía: ”Entre uno que le quiero pero que no le amo, y entre el amor de mi vida”, pero también le había dejado por él… Esta frase la vivió como una ingratitud egoísta de Bebo, que la enfadó como nunca se había enfadado. Bebo consciente del dolor que le había causado, no pudo dormir esa noche y le escribió una poesía..

PERDONA

El laberinto de la nostalgia

El dolor de la separación.

La gloria de la esperanza.

El perdón del peregrino.

En tus entrañas:

Yace el rencor de tú mirada.

Una negra flor que se marchita en su planta.

Una tormenta de amor rodeada de silencio.

Una lucha fugaz de energía encarcelada.

Una frontera cerrada al paso de la vida.

Un corazón dolorido por la traición del que ama.

Donde se levanta el alba

En un nuevo amanecer:

Esculpe el sol las montañas

Erosiona los caminos

Ilumina las mañanas.

Dónde las flores son libres

Donde descansan las ganas

He recogido un mensaje:

“Si no perdonas no amas”

Siempre volarás con peso

Nunca limpiarás tú cara

El perdón es el sentido

Que da olor a la esperanza.

El que perdona descansa.

Y al perdonado lo salvas,

De morir con pesadumbre

De vivir con añoranza.

Para Gilda de alguien que le ama, En Nuestro Horizonte a 18 de Agosto de  2014.

 

Eso es lo que le salió a Bebo aquella noche fatídica en la que se le ocurrió provocar a Gilda con aquella terrible frase. Claro que le perdonó. Porque le amaba con locura.

Bebo andaba preocupado, la enfermedad de un familiar cercano;  le había llevado a volver a la reflexión sobre la vulnerabilidad de cuerpo del ser humano. A la relatividad de los problemas cuando la muerte amenaza, se acerca, nos acaricia con el sudor frío que desprende su oscuridad. Él confirmaba su tesis: La vida son momentos, instantes, cuando estamos viviendo un instante de felicidad hay que sumergirse en el sin pensar en el futuro. Él la amaba, le quería acompañar en este momento de felicidad en el que estaba viviendo, la quería abrazar con el calor de sus sentimientos, quería dejarse llevar, seguir acariciando su alma cuando hacían en amor, quería desprenderse de la nostalgia del pasado y de la incertidumbre del futuro, y eso es lo que haría….

Alguien le habló a Bebo sobre la utopía, y le pareció algo fantástico a recordar para siempre. Este amigo suyo le dijo:

-          “La utopía es como el horizonte, según te acercas a ella se aleja”.

-          ¿Entonces para qué sirve”.

-          Para caminar, sin utopía no se camina y por tanto no se avanza.

Cargado de reflexión, se fue Bebo a la cama a ver si descansaba esta noche, la anterior había sido dura; Necesitamos un horizonte donde fijar nuestros sueños, pensaba, también aquellos que los vemos como irrealizables; hasta esos nos queda la duda de si algún día los podremos cumplir. Los miedos transforman en miles de ocasiones los sueños realizables en una utopía inalcanzable. Vencer los miedos nos acerca al horizonte más utópico pensaba Bebo, mientras Morfeo le abrazó en un largo sueño, que por supuesto se lo dedicó a su Gilda.

sábado, 2 de agosto de 2014

LA CENSURA DE GILDA

   -  ¿Qué ha ocurrido en estos días?.- Espetó abruptamente Walter después de un silencio violento en el que se recreaba al comienzo de las sesiones, para provocar la salida espontánea de lo que a ella le provocaba angustia. Gilda no se encontraba bien en estos días. Las contradicciones le habían invadido. La vuelta a la jaula en busca de seguridad y calma había removido sus viejos fantasmas, sus traumas infantiles: Una Gilda libre luchaba por salir, censurada por la Gilda reprimida por sus figuras de autoridad. En aquel caso la niña Gilda estaba replegada sobre sí misma, y solo sacaba la cabeza en escenarios seguros, donde pensaba que no podía ser dañada.  Pero la niña anhelada por Gilda era la liberada, sin complejos, sin prejuicios, la de los primeros años de su infancia.
-          En estos días mi mente es un volcán en erupción; me debato entre mis deseos muy intensos, llenos de magia, de energía, de ilusión, de esperanza, de pasión. Por otro lado está lo racional, lo que dicen que me conviene, lo estable, lo seguro. La gente, incluso los que más nos quieren, tienden a aconsejarnos en función de lo que socialmente está más aceptado, con sentido práctico y racional, olvidando la parte emocional de cualquier decisión, que es la que en realidad te aporta felicidad.
 
Ante unos segundos de silencio, mientras los ojos de Gilda emanaban un brillo húmedo, Walter decidió explorar los sueños que estaba teniendo su paciente.
 
-          Gilda: ¿Recuerdas tu último sueño?.
-          Creo que algo Walter; bueno la verdad es que lo recuerdo muy nítidamente:
 
Me encontraba en una playa Caribeña. Una arena blanca muy fina sujetaba nuestros cuerpos. EL agua trasparente del mar marcaba cuatro o cinco contrastes de colores configurando un llamativo puzle de azules. Me encontraba con mi gran amor. Me sentía libre, sin ataduras, muy satisfecha y extremadamente feliz.
De repente aparecí en una tarima de madera envejecida con él, donde un ventilador de aspas gigantes removía el aire caliente del ambiente. Sonaba una canción:
“Se me olvidó que te olvidé, y como nunca te encontré entre la sombra escondida…”.
Yo bailaba desatada, expresando mis sentimientos como nunca lo había hecho. Él acompañaba mis pasos con intensa complicidad, nuestros ojos estaban conectados. Amarró  mi cintura conectando su cuerpo con el mío, y fue entonces cuando un rayo de pasión atravesó mis entrañas, fundiéndonos en un ardiente abrazo.
Al ritmo de aquella canción, nuestros cuerpos desprendían un intenso calor interno. Una pasión desmesurada convertía el deseo en ritmo apasionado.
Poco a poco me quitó la ropa; un vestido rojo que en cada giro que daba levantaba un vuelo circular con el que aquel hombre  se llenaba de deseo.
Me dejó en ropa interior, también roja con unos zapatos de tacón fino a juego para la ocasión. Hice lo propio, y lentamente me dediqué a desprender de su ardiente cuerpo,  una camisa blanca  que le favorecía especialmente. Destacaba su pecho ennegrecido por el sol. Poco a poco le quité el cinturón y el botón de un pantalón negro pulcramente planchado.
Él se acercó muy lentamente a mí, y en un ataque de deseo, me rompió el tanga rojo que desprendía fuego por todas sus aristas. Me subió a un taburete que estaba situado frente a una barra de bar,  donde una cubitera llena de hielo le invitaba a enfriar la pasión que desprendía mi cuerpo.  Se metió en la boca un pedazo de hielo y lo fue frotando desde los pies hasta el cuello por todo mi cuerpo. Me colocó un antifaz negro con el que no veía nada. Esto me excitaba mucho, esta pérdida de control, está entrega total a sus caprichos. Mi sexo estaba muy húmedo; desprendía gotas de deseo que mojaban el asiento y la tarima del suelo donde nos encontrábamos.  Sentí el hielo entre mis muslos y en un instante ese frescor excitante estaba en mi cálido clítoris, empezó a estimularme con su fría lengua lentamente. No tardé en alcanzar el clímax.   
Tras mi orgasmo, nos besamos, y le dije: “Quiero que me penetres”. Me sentó en el taburete y me introdujo por el culo, ese miembro que estaba a punto de reventar, a la vez que me metía los cinco dedos de su mano derecha por mi vagina… Un placer inmenso recorría mi cuerpo, mi alma, mi rostro. Yo no paraba de repetir: “Qué placer”, “qué placer”. Me dio tan fuerte que mis nalgas estaban irritadas, tan coloradas como la ropa que elegí para aquel día. No tardé en correrme de nuevo, el siguió hasta que reventó, y entonces me puso su verga en la boca, para recoger toda la pasión contenida que llevaba dentro.
 

-          ¡Gilda basta!: ¡Qué nivel de detalle!. Me has excitado ahora a mí. Es una broma, por supuesto. Ha sido muy revelador.- Dijo Walter con voz socarrona.
-          Lo siento, no sé qué me ha pasado. Estaba como hablando conmigo misma, sin darme cuenta que estabas ahí.
-          ¡Estupendo!: Eso es que la terapia funciona, estamos superando la censura.
-          Ese sueño que he tenido no puedo olvidarlo; ha sido como la proyección de mis deseos, como el motivo de mi existencia.
-          Bueno; tu sueño tiene mucha simbología: El mar, el baile, el rojo: Anhelo de libertad, la pasión, el deseo. Pero realmente quien mejor puede interpretar tus sueños eres tú.
-          Yo sólo sé Walter, que me sentía genial. Me desperté y quería volverme a dormir para seguir con el sueño.
-          Gilda; en tú sueño está la niña libre de tu infancia; cumpliendo sus deseos, sin prejuicios.
-          Mira lo que dice Osho: “Antes de abandonar la orilla de la seguridad, en cierto sentido estabas perfectamente. Sólo faltaba una cosa: La aventura, y esa carencia te empujó a hacerte a la mar. Siempre emociona adentrarse en lo desconocido. El corazón empieza a latir con fuerza y de pronto estás viva de nuevo, totalmente viva”.
-          Los miedos esconden en muchas ocasiones deseos, deseos irresistibles, que tendrás en “tus debería…” toda tu vida  si no los cumples. Hasta el Miércoles Gilda.