sábado, 26 de julio de 2014

A SOLAS CON GILDA





   -          Háblame de tu infancia Gilda- Espetó Walter al segundo de que Gilda se sentara en su diván.

    -          Yo admiraba a los hombres, quería ser como ellos. Quería ser hombre, aunque en realidad lo que buscaba era la libertad de la que gozaban.

-          ¿Alguna relación especialmente dolorosa con algún hombre?- Preguntó Walter en busca de alguna herida importante que habitara en la mente de Gilda.

-          La relación con mi hermano fue un tanto dolorosa; me forzó cuando yo era una niña.- Gilda de repente guardó un silencio sepulcral, un silencio valorativo, un silencio que Walter interpretó como una “gran represión”, de un hecho que le había dejado más huellas de las que ella creía.

No parecía que Gilda relatara aquel acontecimiento con angustia ni rencor hacia el autor. Pero es lo que tenía Gilda; todos los actos dañinos en contra ella, los dotaba de un nivel de comprensión sin límite. Gilda perdonaba todo o casi todo. Esa capacidad empática que le hacía sumergirse en las motivaciones del otro, en su razonamiento, en su pensamiento, en su conducta. Fruto de ese nivel de entendimiento y conexión, salía de forma automática el perdón. A Bebo esto le parecía muy sano: “El que no perdona no ama”, le decía a ella.

Como decía antes, los hombres fueron siempre su referente, su modelo, pero muchos de ellos le habían hecho mucho daño, y por ello muchas conductas que ella usaba como castigo, procedían de ese sentimiento: ¿Culpabilidad?: de hacer algo inmoral. Su padre era muy estricto con la moral, era muy religioso. El autocastigo y el dolor durante alguna etapa de su vida, Gilda  lo vivía como una liberación, con un razonamiento inconsciente que le acercaba a cierto grado de masoquismo:” Me gusta el dolor porque así demuestro que soy capaz de aguantar para satisfacer los deseos de mis hombres admirados”. Este punto era interesante en ella, y ponía de manifiesto su nivel de empatía extrema, y aún más su entrega a los demás.

-          Yo al principio era una niña muy abierta- Gilda rompió el silencio después de unos 20 segundos eternos. Walter no quiso volver al relato de lo de su hermano; ella había elegido no ahondar más.

-          Era una niña extrovertida, muy natural, sin malicia, pero eso implicaba que me censuraran y castigaran todo lo que hacía: La moral de mi padre me transformó en una niña insegura, introvertida, con muchos complejos.- Walter  pensaba en el efecto demoledor que tiene en un niño el miedo. Esa parte de repliegue de Gilda para evitar el sufrimiento, para evitar el dolor, puede que fuera una actitud regresiva a la que volvía ahora de adulta en sus momentos de soledad. Se volvía esa niña insegura, miedosa, y dependiente. Esa niña era la que sacaba Gilda en momentos de angustia. Al lado de Bebo, se sentía segura, pero cuando estaba sola volvía la Gilda angustiada por la represión.  Walter se planteaba rescatar a la Gilda de los primeros años de su infancia, la  Gilda libre. Ella ahora estaba en un momento  propicio, estaba en condiciones de liberarse de la esclavitud de estar aprisionada por no hacer daño a los demás, por subordinar sus deseos y sus necesidades a los de otros.

-          A veces tengo un sentimiento de culpa de cosas que hago, y estoy segura de querer hacerlas, pero posteriormente me muestro pesarosa, y transmito inseguridad que los demás aprovechan para traspasar mis límites- Acababa de lanzar algo que estaba esperando Walter: La culpa….por lo que se ha hecho…y la preocupación por lo que hacer en un futuro. La culpa y la preocupación son dos de las causas más comunes de angustia en la sociedad en la que vivimos.

-          Exploremos tu sentimiento de culpa….: Alguien emite un mensaje para recordarte que te has portado mal, que has hecho algo tremendo… tu respuesta es sentirte mal en este momento, como te sentías mal cuando tu padre censuraba tu espontaneidad. Es necesario sentirte mal, castigarte, porque lo que te han enseñado es que si no lo haces, no serás una buena persona. Lo malo de la culpabilidad, Gilda, es que no es una simple preocupación por lo que has hecho en el pasado, te afecta al presente, puede ir desde una pequeña incomodidad hasta una depresión; efectos que te inmovilizan en el momento en el que estás viviendo.-

-          No puedo evitar sentirme culpable de hacer daño a los demás.-

-          Eso también lo saben los demás, saben que es fácil hacerte sentir culpable. La culpa no sólo no sirve para nada excepto inmovilizarte, sino que aumenta las posibilidades de que repitas el mismo acto en el futuro. –

-          Sigo sin entenderlo Walter: ¿Qué debo hacer para superar la culpa?-

-          Perdonas a los demás:¿ y a ti misma?. Simplemente has hecho lo que deseas. La vida tiene efectos en ti misma y en los demás, y a veces hacemos cosas  sin quererlas que provocan dolor. Los actos tienen el efecto  que nuestros pensamientos y nuestras emociones provocan en nosotros; y la culpa funciona igual: ¿Has cambiado tus deseos por la culpa que te provocan?.

-          Claro. Me gustaría saber cómo debo comportarme ante esta sensación desagradable de estar produciendo daño.

-          Gilda: Sabes lo que quieres, y lo importante es lo que quieres, lo importante son tus deseos: ¿Producen daño en alguien que aprecias?, pero: ¿Eso va a cambiar tus deseos?. No si lo tienes claro. Por partes: Si crees que no quieres seguir con una persona, y esa persona se resiste y te lanza mensajes para que te sientas mal por lo que has hecho, te quedarás atrapada en el embargo emocional que te produce la culpabilidad, pero tus deseos seguirán presentes, puedes ignorarlos y por pena volverte una esclava de la culpa, o superar la culpa, aislarla, relativizarla, digerirla, y visualizar cómo será el paso que vas a dar…Si lo ves claro adelante y asume el efecto que vas a provocar.  

-          Gilda; hemos terminado- dijo Walter con tono autoritario.

-          Una última cosa: ¿Crees que soy culpable de algo?

-          Gilda eres culpable de ansiar la libertad, eres culpable de sentir, eres culpable de emocionarte, de amar, de querer ser feliz; si eso te parece ser culpable de algo;! eres muy culpable!. Nos vemos el miércoles Gilda.

domingo, 20 de julio de 2014

CARTA A WALTER




Querido Walter: He de consultarte algo. He conocido a alguien; a alguien muy especial. Tú me conoces, sabes que la vulgaridad me espanta, y la monotonía me adormece, me atonta, me aburre.  La persona de la que te voy a hablar es todo lo contrario; es una luciérnaga, como sabes que me gusta decir a mí; una mujer que brilla con luz propia, una persona bondadosa, humilde, inteligente, tierna, entrañable. Creo que esta vez me ha llegado la hora; al fin me he enamorado.

Querido Walter; quiero que me digas si esto es amor: Cuando la veo se me ilumina la cara, el mundo parece más bello a su lado. Siento como vibro cuando se acerca a mí. Necesito rozarla, sentirla, abrazarla, besarla, estar a su lado. No puedo contenerme; la deseo tanto. El sexo, Walter, se transforma en una danza comunicativa que nos lleva a la locura; podría caer la bomba atómica y no nos enteraríamos de nada.

Por fin se lo qué es el amor Walter: Deseo para esa mujer todo lo mejor, sería capaz de dar la vida por ella, de esperarla eternamente, de hacer cualquier cosa que la hiciera feliz, asumiendo siempre tus recomendaciones como terapeuta:

-         “Bebo: Te recomiendo trabajar en tres aspectos fundamentales para llevar una vida emocional estable: Amor propio, asertividad, e independencia emocional”.

Esto me cambió la vida querido Walter. Ahora me gustaría que Gilda interiorizara estos aspectos que me han llevado a mí a estar en el camino de la felicidad:

Aprendí a amarme a mí mismo para poder amar a los demás, a saber que debo manifestar y defender mis deseos, mis necesidades, mis ideas, para poder caminar con amor propio. También descubrí  que el amor requiere de autonomía emocional. Es fácil hacerse dependiente de quien amas: Tiene algo que tu deseas, y harías cualquier cosa para que  te de tu dosis de amor, pero dejarse a uno mismo para amar a otro, es perderse a sí mismo, y con mucha probabilidad alejarse del otro. Si aprendes a que eres tú el que da amor, fruto del amor a ti mismo, no importa lo que te den los demás. Sólo que si no es mutuo, recuerda que debes irte y dejar marchar a tu amada con dignidad…

Walter; también aprendí con tu ayuda, a que el amor no debe ser un sustituto de nadad, sobre todo de ti mismo, como mitigador de la soledad, como castigo, de enfado, de venganza. Esta linda palabra sólo debe usarse desde el deseo libre y autónomo de querer acompañar a tu amada sin pisarla, sin imposiciones, dejando que sea ella misma, que te gustes, que te quieras, que me expreses libremente lo que te gusta y lo que no te gusta de mí. Es este paraíso es donde se puede crecer juntos: Dos espíritus libres, que desde la autonomía emocional deciden compartir este amor tan grande. Para esto no hay fórmulas sociales perfectas, ya las decidiremos los dos.

Recuerdo lo que me dijiste como colofón de nuestra última conversación:

-         “Ama cuando estés listo, no cuando estés solo”.

Querido Walter Riso, gracias por ayudarme a caminar.

Un Fuerte abrazo.

AQUELLA TARDE GILDA ME LLEVÓ A LA MELANCOLÍA



 
“Sólo puedes hablar de ti y de tu ahora. No hay respuestas universales”: Bebo seguía dando vueltas a este asunto cuando Gilda llegó aquella tarde: Nada parecía igual; un eclipse de tristeza sobrevolaba los ojos de aquella mujer. Bebo lo percibió al instante.



- No hay respuestas universales Gilda, nadie puede responder por ti. Nadie puede decidir por ti. Las riendas de tu vida son una responsabilidad tuya. Nadie tiene derecho a decirte lo que tienes que sentir, lo que tienes que pensar, y lo que tienes que hacer; eres tú y solo tú la que tienes que decir lo que quieres hacer. No eres una discapacitada, tampoco necesitas un tutor que te sustituya; eres una mujer libre que trata de ser feliz: Esa es tú misión.-

Efectivamente sólo puedes hablar de ti y  ahora. Gilda sabía lo que sentía en este momento, pero estaba sometida a un tremendo chantaje emocional, a un tremendo desgaste. Bebo esa tarde se dio cuenta de que Gilda estaba alienada por el tremendo complot al que había sido sometida; no era ella, era como una autómata, no sabía muy bien lo que estaba pasando por su cabeza, pero la sensación de Bebo era que estaba robotizada por el miedo.

Por el contrario; los sentimientos de Bebo eran ahora más intensos. Se había activado ese espíritu rebelde y protector innato en él; No le parecía bien lo que le estaban haciendo a Gilda, le parecía indigno, le estaban tratando como una perturbada mental que había perdido la capacidad para tomar decisiones.

Bebo amaba a Gilda, y lucharía por hacerla feliz; la fórmula aún no la había decidido, pero los sentimientos de Bebo hacia ella eran tan intensos que cuando ella estaba, toda su atención la centraba en ella, ahora como ella le dijo: “Te voy a necesitar mucho”, y así era: Necesitaba a ese Bebo amigo, a ese Bebo terapeuta, a ese Bebo protector, a ese Bebo amante de aquella mujer que llegó a su corazón:

-          Gilda: Sólo te diré una cosa. Te amo con toda mi alma. Esperaré con paciencia a que te recuperes de este atentado contra tú libertad, lo harás pronto, no te preocupes; cuando alguien sale de la Jaula, aunque vuelva, volverá a hacerlo. Mi amor estaré a tu lado,  te estaré ayudando a levantarte, te cuidare como te mereces, y si nos dejan, te seguiré amando hasta el final de mis días.

sábado, 19 de julio de 2014

TE QUIERO SÓLO PARA MI GILDA

Gilda tenía mucha curiosidad por los pensamientos de Bebo, por sus sentimientos, por lo que verdaderamente sentía por ella. Bebo estaba sorprendido, no sabía lo que le estaba pasando. El no quería enamorarse, pero era inevitable le había invadido una necesidad  de estar al lado de Gilda, de añorar su cuerpo, sus besos, sus abrazos, su voz, ese timbre susurrante que Gilda usaba  para seducirle, acompasado por ese vibrato de voz  tan sensual que a modo de hipnosis poseía a aquel hombre, era irresistible.
Bebo se preguntaba lo que tenía aquella mujer  que tanto le gustaba, y no encontraba una nítida respuesta, pero si vislumbraba algunas sensaciones que le habían llevado a ser consciente de algunas cosas:
Probablemente Gilda era el compendio, el coctel de la mujer que siempre había deseado. Recordaba algunas palabras de alguien a quien amó: “Nada se acaba, La huella queda, pero lo que esté en mi mano lo dejaré atrás. Por eso a pesar de que la admiración gusta, así mismo consume mi energía y me ata. Sólo puedes hablar de ti y de tu ahora. No hay respuestas universales”. Profunda reflexión, que parece inconexa, y que a Bebo quebró su reflexiva cabeza durante horas después de haberla oído: ¿Nada se acaba?...
Puede que la huella que dejan las personas que queremos, los sentimientos, queden para siempre, de modo que ya la mente colonizada por aquella experiencia ya no sea la misma: Eso queda seguro, se introduce en el cerebro, y afecta de forma notable en la vida, la interpretación de la realidad, y en la conducta de aquella persona. Bebo había tenido multitud de relaciones, no sé si demasiadas; desde luego él había aprendido mucho de ellas, y poco a poco había configurado un mapa de lo que buscaba en una mujer.
Gilda contenía los ingredientes perfectos de la mujer deseada por Bebo: Locuaz, profunda, frívola, sensual, caritativa, empática, complaciente, equilibrada, encantadora, tierna, inteligente. Once ingredientes que convertían a aquella mujer, en la  más completa que había conocido. No le encontraba “peros”; probablemente una de las cosas que más le seducía es que era una relación de “igual a igual”; en sus anteriores relaciones Bebo era padre, terapeuta, protector, consolador, y aunque a él le seducían esos roles que se autoimponía, le producían un desgaste tal, que difuminaba la relación, la convertía en una responsabilidad placentera, pero no dejaba de ser esa relación protectora y de satisfacción de necesidades que un padre tiene con su hija. Bueno, siempre había estado con mujeres mucho más inmaduras, y con heridas profundas:
Él pensaba que  buscamos siempre un mismo esquema, un mismo perfil, y no es que Gilda no fuera una mujer con muchas heridas de guerra,  en definitiva él también lo era, pero la etapa evolutiva en la que Bebo la había encontrado, era un momento perfecto de autonomía, una situación en la Gilda se había liberado de miles de prejuicios, tenía esa perspectiva que te otorga el paso de los años, y que te hacen relativizar las cosas, darle la importancia que tienen. En sus relaciones anteriores, Bebo era un contenedor de ansiedad, una palangana en la que sus amantes vomitaban sus angustias: “No puedo ver a mi hija, mi ex me lo impide, y ahora no puedo hacer nada”, “Mi marido ha venido borracho, y me ha puesto así el ojo que ves”, “Necesito sentirme querida, protegida, cuidada, y tú me lo das, me das seguridad para ser el padre de mi hijo”. Mil y una frases Burbujeaban en el recuerdo de Bebo.
Él tenía un sentimiento antropológico de protección que a sus parejas le fascinaba, pero que a su vez les hacía altamente dependientes. Con Gilda, no es que no usara la protección, a ella también le gustaba, pero en su justa medida, fruto del amor, y no como elemento sustituto del cariño. Realmente él nunca había valorado el deseo de tener a una pareja sólo para él, lo consideraba posesión, cosificación. Ahora estaba sintiendo la necesidad de querer a Gilda en exclusiva:
-          Gilda: ¡Te quiero solo para mí!.
-          ¿Cómo?, ¿Ese es el Bebo que yo conocí?.
Realmente tenía miedo de tener ese sentimiento, aunque sabía que a Gilda le gustaba, ella decía que era sano: Pero él siempre había teorizado con aquella historia de El amor sólo es amor con libertad absoluta, la gente tiene que ser libre para poder amar de verdad, y seguía pensando lo mismo, pero ese sentimiento de querer tener a Gilda sólo para él era natural que lo sintiera:
Estaba ante una Joya para él, un Hallazgo único que quería conservar, una mujer con la que el tiempo no existía a su lado, una mujer que le proporcionaba todo lo que necesitaba, sin tener que estar alerta para recoger sus vómitos de angustias, una mujer con la que mantenía una relación de simbiosis y reciprocidad; se ayudaban ambos, y ambos eran libres.
Era una situación perfecta, ahora eran libres de verdad, esa relación de simbiosis en libertad, era el tipo de relación en la que creía Bebo. Los celos y miedos que el sentía de que Gilda se entregara a otros brazos, no era por ese hecho en sí, en realidad era por la influencia que podía tener en aquella maravillosa e idílica relación que habían creado.
Gilda había sorprendido a Bebo con algunas frases grandilocuentes, profundamente liberales, que a él  le habían fascinado: “El ser humano es infiel por naturaleza”. Pensaba Bebo: EL ser humano es un ser permanentemente insatisfecho y en continua reconstrucción; quiere lo que no tiene, y lo que tiene no lo quiere perder…Dentro de esa búsqueda de lo que no tiene y desea, se reconstruye a sí mismo. Bueno esta era una faceta que Gilda debía madurar, en esa nueva vertiente liberal que siempre había tenido, pero que sus anteriores parejas no le dejaban  tener. La libertad no tiene normas, sólo el respeto, y fruto de ese respeto  hacer el menor daño posible, cumpliendo nuestros deseos, pero ella sabía que sus deseos provocarían dolor inevitable. Bebo pensaba desde su  experiencia, que estar con una persona por pena sólo generaba una dependencia cada vez mayor,  y al ejercer la libertad esa persona entraba en un círculo de angustias que le convertían en un controlador paranoico, lleno de miedos e inseguridades.
La libertad cambia a las personas, como el amor, y el amor con libertad es amor en el cambio, en la evolución de ambas almas que deciden libremente amarse, en esa libertad y en ese cambio puede que sus caminos se separen, ese era el miedo que por primera vez había sentido Bebo, en realidad eso son los celos sanos que decía Gilda: “Miedo de perder a quien amas”, aunque a quien amas de verdad nunca le dejarás de amar, y Bebo pensaba que aunque físicamente no esté, Bebo siempre amará a Gilda. Este amor no depende de lo que haga ella: “Bebo amaba a Gilda por encima de los deseos de ella, y eternamente la amará, y deseará que ella sea feliz, al lado o lejos de él”.

miércoles, 16 de julio de 2014

EL ENCUENTRO


El auto colorado de Gilda; se quedó inmovilizado mientras una sensación de desasosiego y curiosidad contenida, circulaba por el cuerpo de Bebo. Había habido distancia, lejanía, límites autoimpuestos para que Gilda se sintiera completamente libre, para que la pureza de la esencia de aquella mujer viera las cosas claras. Aquel encuentro esperado y deseado por ambos se produciría el día de hoy, un día cálido de julio. Bebo sabía que el verano tenía  algo de transgresor, de cambio, de permisividad, de liberación del cuerpo, de vida y de esperanza, y este encuentro era un ejemplo.

Bebo pasó con su coche por delante de ella mientras una mirada profunda de deseo, se cruzaba por primera vez después de estos días de ausencia que habían tenido ambos; una sonrisa con sabor dulzón se instaló en el rostro de los amantes como antesala de ese esperado encuentro.

Bebo dejó el coche en el Parking, mientras ella pausaba la espera. En su cabeza se proyectaban mil y una imágenes contradictorias, que le llevaban a emociones diversas. Un coctel de sentimientos calentaba el ambiente de aquella cita: Ella pensaba: “He intentado huir de Bebo, olvidarme de él, hacer lo que se espera de mí, lo que mi familia quiere que haga, quizás lo que me conviene. Pero todo esto se desvanece al verle, al sentir sus labios, al oler su presencia, al tocar sus manos. Tengo una lucha interna entre lo que debo hacer y lo que quiero hacer”.

Bebo apareció de repente como siempre; se miraron y ambos sellaron sus ojos con una estática  mirada llena de preguntas, de pensamientos, y de emociones, acompañados de un cálido silencio: Ya se sabe; cuando no puedas mejorar el silencio, es mejor callar.

Se fueron acercando muy lentamente, mientras las pupilas de ambos desprendían humedad brillante, Los ojos de Bebo se quedaron paralizados, buscaban a su amada, la interrogaba; elaboraban un diálogo silencioso, que sólo ellos entendían:

-       “¿Estás bien, mi amor?. Sé que lo has pasado muy mal, que has pensado de todo, que la distancia no ha sido el olvido, que has querido  castigarte sin la mirada de estos ojos; pero ya ves, el destino nos ha vuelto a unir, nos ha colocado a uno al lado del otro, no sé si para siempre, pero al menos para una larga temporada”.

La mirada ascética de Gilda  penetraba en las entendederas de Bebo; y le llegaban miles de mensajes, que calentaban aún más su mente.

-       “Me gustaría tanto amarte, dedicarme a ti, estar siempre a tu lado, que mi gente me comprendiera; pero me siento como una adolescente rebelde, marginada, sólo comprendida por ti. Busco en ti tus sentimientos, y aunque veo mucho amor, no quiero creerlo, me han obligado a no creerte. No te quiero creer, no te quiero escuchar, no quiero ver a esos ojos que se iluminan al verme, no quiero sentir como me pides que me quede a tu lado, no quiero sentir lo que siento. Pero a la vez es tan maravilloso poder haber tocado este amor tan intenso, está pasión tan real; esto es lo  mejor que me ha pasado en los últimos años de mí vida.”

 

Todo eso se dijeron con sus miradas, mientras sus cuerpos se acercaban cada vez más, sin tocarse se sentían, se llenaban de alegría, de deseo, de locura. Gilda de un plumazo se olvidó de todo lo que había pensado. Ella no se sentía mala, aunque la presión social de lo políticamente correcto le hacía tener sentimientos contradictorios, pensar que lo que estaba haciendo no estaba bien… Le hacían sentirse mal…Pero se encontraba tan bien con Bebo, que necesitaba rozarle, tocarle, abrazarle, besarle, se sentía tan bien pegada a su cuerpo, que todos sus pensamientos y contradicciones se difuminaban con el primer beso. Ella aceptaba ese axioma, sabía que a su lado se sentía segura, una mujer libre, un alma feliz. Pensaba: ¡Qué demonios!, la vida son cuatro días; “voy a vivirlos con la intensidad que me marque el presente y mis deseos”.

Casi a punto de tocarse hicieron una pausa observacional, con la que tomaron conciencia de que estaban juntos de nuevo. Gilda suspiró profundamente,  y susurro como si hablara para ella sola mientras se colgaba del cuello de Bebo:

-       Bebo: ¡Te he echado tanto de menos!.

 
Bebo se quedó extasiado por el momento, y abrazando muy firmemente a Gilda, como si alguien se la fuera a quitar, incrustó sus labios carnosos encima de los de Gilda, mientras ella introducía su lengua en busca de la de Bebo. Bebo pudo ver cómo entre sollozos los ojos de Gilda hablaban de nuevo:

 
-       “Ahora ya estoy a tu lado, ya estoy tranquila, ya sé que ni la distancia ni la humanidad ha destruido nuestro amor. Ahora sé que estaré a tu lado mientras tú me lo permitas, y   la llama incandescente de nuestro cariño respeto y admiración perdure entre nosotros.”

 

Los amantes, cogidos de la mano continuaron el camino, sin saber cuál sería su destino, con un aprendizaje nuevo: “No se puede tapar el sol con un dedo”, ni se pueden borrar los sentimientos que llegan a lo más profundo del alma.
 
 

martes, 15 de julio de 2014

VUELTA A LA JAULA


 
 
La vuelta de aquel  viaje;  el que Bebo llamó “El viaje de Gilda hacia la libertad”, había tenido inconvenientes. Bebo pensó que ella era muy fuerte, pero para romper con los lazos que nos comprometen con un pasado cercano, hace falta mucha sangre fría,  tener un escenario de seguridad que ella no percibía,  o una tercera opción y es que su expareja le dejara. Pero parece que ningunas de estas hipótesis  se daban.
En realidad una nube de confusión circulaba por la mente de la dama que enamoró a Bebo. No sabía muy bien lo que sentía, o sí lo sabía, pero se movía en esa ambivalencia muy frecuente en el ser humano que se divide entre lo racional y lo emocional. En realidad la razón siempre busca un territorio estable, seguro, que no provoque incertidumbre. Este escenario lo tenía con su pareja anterior. Sabía que el estaría siempre ahí, detrás del teléfono: Gilda en el fondo tenía pánico a la soledad, a sentirse abandonada, a no sentirse querida por nadie, deseada… Esos miedos estaban completamente controlados con su vida anterior. Ahora bien: La pasión, el deseo, la locura, el enamoramiento, la admiración, la inexistencia atemporal del espacio al estar a su lado, lo obtenía con Bebo…Ahora ya no sabía muy bien cuál eran sus deseos, aunque cuando se encontraba con Bebo, todo lo que había racionalizado durante este viaje, se quedaba en “agua de borrajas”.
Ella en realidad quiso demostrarse a sí misma que podía pasar sin Bebo: Pero lo que demostró es que no estaba dispuesta a privarse de él. No se sentía mal por amar a Bebo, Tampoco por desearle, se sentía mal por tener que fraguar una mentira para que no sufriera ninguno de los dos. Recordaba lo que una vez le dijo Bebo: “La mentira está justificada siempre que la persona a la que mientes te importe tres narices, o cuando la verdad en alguien que quieres provoca dolor, y no mejoraría nada la sinceridad”. Bebo había caído en su propia trampa. Todo tiene excepciones, y ahora sentía que había que hacerlas, y por eso se lo dijo a Gilda:
-   Gilda: me gustaría pedirte algo- Ante un silencio sepulcral, y ante unas miradas largas y profundas a los ojos de Bebo, que Gilda llevaba haciendo durante toda la tarde, en busca de datos, de amor,  de consuelo, Gilda dio el consentimiento para que le pidiera lo que fuera.
-  ¡Pídeme lo que quieras!- Ante una pausa valorativa en la que Bebo sintió la intuición de que algo estaba mal, de que las cosas no eran como antes del viaje, soltó lo que su intuición le pedía que dijera.
-  Gilda: Quiero pedirte una cosa. Yo en este momento sólo tengo una persona que conoce mis misterios, mis secretos, mis emociones, mis sentimientos, esa persona eres tú. Quiero pedirte que siempre seas sincera conmigo, aunque me hagas daño, pero necesito saber lo que sientes y lo que piensas, porque voy a  luchar por ti. Creo que sé lo que sientes y lo que piensas en cada momento, pero no me gustaría equivocarme. ¿Tú no me crees verdad?.
-   No bebo; no te creo, pero: ¿Qué importancia tiene?
-   Gilda mi amor; no te das cuenta de  que la única verdad de mi vida eres tú, que lo demás es una confabulación continua llena de falsedades y de mentiras…No puedo soportar que la única persona con la que soy sincero, con la que muestro con trasparencia mis sentimientos, no me crea.
-   ¿Por qué le das tanta importancia a esto?...
-   Mi vida verás, te contaré algo: Erase una vez un pajarito que juró y perjuró que nunca se enamoraría de nadie, que tontearía con todas, pues no creía en el amor…Conoció a una pajarita muy joven de la que se enamoró, sufrió mucho pues sus vuelos no eran para un pájaro de su edad, al separarse de ella conoció a una pajarita madura: La pasión, el deseo, la admiración, la calma, el sosiego, el deseo de conservarla, obsesionaba al pajarito, pero sabía que los miedos de la pajarita le hacían a esta no decir toda la verdad, entonces el pájaro enamorado enfermó de melancolía. Podía aceptar  cualquier cosa, hasta el desamor, pero no podía aceptar que la pajarita hubiera perdido la confianza en él…
-  ¿Cómo termina el cuento, Bebo?- Dijo Gilda ansiosa por conocer el final.
-  Aún no ha terminado, mi vida: El pajarito intentará que recuperes la confianza que tenías en él antes de emprender este viaje, y la pajarita intentará superar sus miedos, y apostar de nuevo por la libertad, de momento ha vuelto a la jaula, aunque ahora sabe lo que hay ahí fuera, y sabe cómo abrir la puerta.
-   Tienes mucha razón Bebo, pero es tan difícil aislarse de la presión emocional que está ejerciendo todo mi entorno. No soy lo suficientemente fuerte para superar esto sin ti. Ahora que he estado sin ti las cosas cambias. ¡Te necesito tanto, mi amor!.
-   Veras cielo: Quiero sobre todo no perder algo que siempre he valorado mucho; “la amistad”; sobre todo quiero ser tu mejor amigo, que me cuentes tus miedos, lo que te dice tú familia, lo que sientes cuando se meten en tu intimidad, y se creen con derecho a opinar sobre tu vida. Si no te amara, me conformaría con esto, pero ya no hay vuelta atrás, siento que eres la mujer que me enseñó a amar de forma madura. La mujer de mis sueños, la mujer que apareció en la oscuridad y ahora ilumina mi vida, la mujer que me ha hecho  valorar de nuevo la sinceridad con y para  quien amas.

 

sábado, 12 de julio de 2014

AMOR ETERNO


Al instante Bebo se dio cuenta de que esta relación había sido el encuentro de su vida, y que el cambio, la metamorfosis de Gilda había provocado el descubrimiento de un sentimiento de amor eterno. Esto es lo que plasmó Bebo en el poema donde mejor expresó sus sentimientos:

 





 
TE ENCONTRÉ                                                         

Sentí  con libertad el pálpito de mi alma.

Busqué y encontré tu mirada, tu olor,

tu esencia me embriagó,

invadió mi cuerpo  quien siempre esperaba.

 

Pensé en la novedad, en lo de siempre:

El tiempo como testigo de mi vida,

me devolvió a creer en el amor.

 

El deseo de estar siempre a tu lado,

de fundir tu cuerpo con el mío,

de compartir la franqueza de mi pensamiento,

con pasión, con nostalgia…

 

¿Libertad?:

De querer seguir a tu lado

de esperarte con calma,

de saber que eres a quien quiero

 

¿Enamoramiento?, ¿Sentimientos profundos?:

Da igual como lo llames…

Vibro con tu presencia.

No dejo de pensar en ti.

Mis entrañas se estremecen al verte.

 

Mientras tanto:

La vida sigue

El destino caprichoso te ha puesto en mi camino,

y ahora quiero caminar contigo.

 

¿El Pasado?:

He crecido a tu lado.

¿El presente?:

Quiero estar lleno de ti.

En este instante:

Te amo: “sólo a ti”.

LA METAMORFOSIS DE GILDA





Gilda empezó un viaje hacia su libertad; con miedo eso sí: Ella decía que estaba muy segura de sí misma, y que la vida era una aventura…Bueno realmente; ¿Gilda se había transformado en una aventurera?:  Gilda se encontraba entre dos aguas; por un lado el miedo a lo nuevo, a lo desconocido, y el estímulo que le provocaba conocer cosas nuevas, nuevas emociones, volverse a apasionar…¿Hay mayor antídoto  contra el paso de los años que la pasión?...
Había un momento en el que la poesía era el tipo de comunicación que mejor expresaba los sentimientos;  el canal más profundo que conecta el alma con la realidad, y para ello Bebo le escribió a Gilda un poema con una dedicatoria:
Amada Gilda; se por lo que estás pasando. Los cambios producen vértigo, miedo, ansiedad, angustia, dudas. Lo único que puedo hacer es estar a tu lado, acompañarte, consolarte, apoyarte,  y amarte…De esta forma el camino será más fácil…..”
Te ama y siempre te amará
Bebo, En Aranjuez a 12 de Julio de 2014”
 
 METAMORFOSIS Y CONTROL  (Escrito por Bebo para su Gilda)
Quiero ser el escultor de mi destino,
El alma tranquila que limpie mi vida,
La libertad constante en el día y en la noche;
La soledad decidida melancólica y mojada.
Quiero caminar sin equipaje
Mirar detrás sólo cuando caiga,
Recorrer los caminos embarrados,
Y  tumbarme en la eternidad amarga.                                                                                                                 
Quiero que sepas dulces sueños,
Que cuando se levante el alba,
Empezará un camino sin retorno,
Con nueva armadura y nueva espada.
Quiero que escuches, vida mía
El palpitar de mi espíritu en la cama,
Una mujer que nace, otra que muere,
Un nuevo sol en las montañas.
Quiero que sientas mis lamentos,
Que observes mi rostro y mi mirada,
Que pienses en esto vida mía,
Y sepas que el cambio es la esperanza