domingo, 30 de abril de 2023

ETERNAMENTE BELLA



La tendencia del ser humano es hacer el bien, esto no significa que no existan personas que ejerzan el mal, y no pueden evitarlo, pero la esencia de lo que llamamos "personas", es hacer el bien, lo llevamos en nuestra naturaleza, y hacer el mal; implica alejarse del género humano; porque claro cuando uno ejerce la maldad contra otro/os, seres como nosotros, nos sentimos mal, y todo el mundo sabe antes o después que ha ejercido el mal. La conciencia de hacer el mal es importante en la dimensión ética, moral, e incluso legal de la conducta humana; desde el punto de vista psicológico la empatía nos hace sentir mal cuando hacemos daño al otro, y si somos conscientes de ello, fruto de las heridas que arrastremos como equipaje, las circunstancias que estamos viviendo,la influencia de nuestro entorno, el miedo, o el enfado, pero en cualquier caso el hacer el mal nos introduce una fealdad abyecta, que nos oscurece, que elimina nuestro brillo, que carcome nuestra conciencia. El maestro Molina, lo explica muy bien en este texto; de uno de sus cuentos:  

“Hay mujeres feas, lo mismo que hay hombres feos, y niños, y perros, y gatos, pero con la excepción de ciertas veleidades monstruosas, es posible que casi todo el mundo, hombres, mujeres, niños y perros pueden llegar a resultar atractivos: basta que nos quieran durante unos minutos para que nos volvamos hermosos. Pero hay personas, hombres, mujeres, niños, perros, incluso edificios y ciudades enteras, hasta países,  que por algún motivo rechazan ferozmente la posibilidad de la belleza y del ofrecimiento casual o gratuito de la ternura, y en consecuencia son feos de una fealdad irreparable, de una fealdad sin misericordia, refractaria a todo, al amor, a la higiene, a la prosperidad, de una fealdad medular, vengativa, vigilante, perversa” (Antonio Muñoz Molina, Nada del otro mundo, Octubre 2011).

Pues bien, al igual que esa fealdad intrínseca es difícil de mejorar, la belleza se relaciona con esa tendencia al bien, a la empatía, a la perfusión de amor, esa bondad hecha belleza nos reconcilia con la humanidad, nos acerca a la esencia del hombre, nos produce alegría, da sentido a nuestra vida. Amar en el fondo es proyectar belleza en forma de bondad. 

Una distorsión de la belleza es la presencia de rencor, el rencor es como un veneno que preparamos para el odiado, pero que nos envenena a nosotros y al que queremos envenenar ni le llega. Nada justifica el odio y el rencor, y todos hemos sentido la tentación de "odiar", pero es uno de los ingredientes que más obstáculos pone a la belleza.

Las conductas dañinas del ser humano siempre tienen una motivación del intorno o del entorno, y por daño que nos haga, forma parte de esa fealdad a veces consciente y otras veces inconsciente que hace que nos alejemos de la bondad y por tanto del ser humano. Ninguna persona que no sea psicópata, tiene sentimientos de culpa cuando ejerce la maldad. 

Esto a veces termina con las relaciones, quizás sea porque todo tiene un principio y un fin, pero terminar con un acto moral feo, es algo reprobable desde cualquier punto de vista, el hecho es que nos introduce en un proceso de duelo, del que debemos aprender y salir más fuertes, y "más bellos"; sin prejuicios, sin ira, sin rencor; esto es fundamental para que el duelo nos sirva para levantarnos y que salgamos más bellos, más fuertes, más maduros y con mayor capacidad de amar. 

Me gustó mucho la frase que le oí a Frankl que el hombre es un ser inacabado, se completa con las experiencias, con el encuentro con el otro, con el dolor, con el amor, con el hambre de vida. 

Y es por ello que las experiencias dolorosas, que nos llevan al duelo como decía antes, deben servirnos para completarnos con el otro, solamente la persona que nos llega al corazón es capaz de causarnos daño; por ello el "amor"consiste en la cesión de un poder al otro que nos deja en un estado de vulnerabilidad manifiesta, y quien te quiere de verdad no ejerce el poder que le has otorgado, y te "deja ser". Dejar ser no es ejercer la libertad sin respeto al otro, es ejercer tú esencia sin ningún tipo de manipulación, chantaje, y coacción; en ese ejercicio de la libertad puede que a pesar de amar a alguien, descubra que a mi vida no le va bien, y si los cambios tocan valores y características innegociables del otro, puede que tenga que hacer las maletas. 

El  coleccionista de experiencias es aquel que ha vivido mucho; pero vivir es un arte, contiene unas reglas éticas y estéticas cuanto menos convenientes para poder abrazar la vida, poder sacar partido al hecho de haber pasado por el universo de los seres más perfectos que habitan en el mundo conocido; "Las personas".
Un elemento de partida inicial en este conjunto de reglas, es simple, sin embargo muy importante: 

A las personas les gusta recibir un buen trato. Independientemente del relativismo en el que se puede caer con esto del "buen trato"; todos sabemos los mínimos del tratar bien a la persona, que por el hecho de ser persona, independientemente de su "capacidad de obrar" y de su "conducta" gozan de una dignidad inherente (dignidad ontológica) que implica respeto y consideración. La dignidad moral relacionada con la conducta de la persona, puede ser cuestionable, censurable, incluso al margen de la legalidad; es esta capacidad de obrar que implica "libertad", ante  facultades mentales conservadas, la que completa el concepto de belleza. Esto nos lleva también a la cuestión del "relativismo moral", muy propio de nuestra época: "la conducta del hombre no es buena, ni mala, depende de la cultura el momento histórico en el que vivimos, las circunstancias". La moral no puede ser relativa, no puede estar condicionada por las creencias, ni por las circunstancias, aunque evidentemente hay que incorporarlo al "juicio moral". Por ejemplo la acción de matar a otra persona es una acción moral censurable desde todos los puntos de vista; aunque estaría justificas para evitar un mal mayor, por ejemplo en la muerte de un terrorista que intenta atentar, o en defensa de la vida propia.

Volviendo al buen trato; que no es otra cosa que tratar como te gustaría que te trataran  a ti, entran varios aspectos:
- Unicidad: cada persona es única. Empatizar con el otro es difícil; pero al menos puede ser muy recomendable respetar su posición, incluso aunque cuestione nuestros cimientos culturales más profundos. 
- Autenticidad: el encuentro con el otro no puede ser desde la infravoloración o la supravaloración. Nuestra relación con el otro se basa en  un encuentro entre dos personas iguales, una relación de igualdad. 
- Valoración incondicional positiva: volvemos al respeto de la persona, aunque esté en nuestras antípodas morales o ideológicas. 
 
Por tanto la belleza depende de la virtud del ejercicio de la bondad, tendencia básica del ser humano, cuanto más nos alejamos de la bondad, más nos acercamos a esa fealdad oscura que desprende mal olor y nos lleva a la tristeza, y nos aleja de la felicidad. 



miércoles, 26 de abril de 2023

MISCELANEA


Cuentan que una princesa en un lejano reino, quería buscar marido; y le dijo a su padre (el Rey), que dictara un bando en el que dijera que el candidato tendría que estar un año a la intemperie, bajo su ventana, desde el 1 de enero al 31 de diciembre, el que aguante allí a 1 de enero del siguiente año sería el candidato digno de su amor. Vino el verano y el calor hizo que la mitad de ellos se fueran, llegó el invierno y sólo quedó uno, ella le miraba y le veía sufrir por el frío y el cansancio del año de espera. El 31 de diciembre el muchacho partió hacia su casa. Su madre le preguntó la causa de su marcha, cuando sólo le quedaba un día para conseguir su sueño:

- Madre; alguien que pudiéndome evitar el sufrimiento no lo ha hecho, no merece mi amor. (cuento de Jorge Bucay).

Evitar el sufrimiento en el otro es el fundamento del amor, del cuidado, de la solidaridad y del respeto hacia esa persona. 

Siempre dije que prefiero que me odien a que me ignoren, no merece la pena dedicar un segundo de atención, a quien no te considera,  a quien le resultas indiferente, a quien sabiendo que demandas su atención ignora esa necesidad. 

Realmente la antítesis del amor no es el odio, es para mi la indiferencia, el olvido, la minusvaloración,  apoyándose en una superioridad moral que etiqueta al otro de indigno de su atención.

Al igual que a la princesa de Bucay le resultó indiferente el sufrimiento del candidato a marido, quien no te considere y  no camine contigo otorgándote la dignidad que te corresponde,  no merece tú atención y mucho menos tú amor. 

Cada uno de nosotros caminamos con nuestra mochila, nuestras heridas como hablaba en el artículo anterior, nuestros miedos, nuestros anhelos; al otro hay que "dejarle ser", en esa libertad que te permite DESARROLLAR TÚ ESENCIA, puede que gustes,  y hay cosas que se pueden cambiar, pero alguien que basa una relación en evitar el conflicto y en decir a todo que sí, no es una relación, es como tener un perro. 

"Ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite"; esa insistencia en "dejar ser" es la base fundamental de la amistad y del amor; además no creo que tengamos que poner cortapisas a la vida; las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir, ni un minuto antes, ni un minuto después, y pasan porque tienen que pasar, y cuando terminan porque tienen que terminar, soltemos amarras cuando algo se ha acabado; la mente tiende a no querer perder lo que pensamos que es fuente de placer y felicidad.
 
Con el enfoque freudiano; "El ser humano busca el placer y evita el dolor"; una aseveración simple pero  compleja a la vez, que explica la parte más animal e instintiva de las personas; intentamos huir de lo que nos va a doler, y nos duele lo que rompe con nuestra zona de confort, queremos mantener aquel proyecto de vida por el que hemos apostado, al que hemos dedicado tanta ilusión y tanto tiempo, que ha dejado un surco y un camino hacia el futuro, pero lo más importante es la aceptación de lo que ya se ha terminado, sin grandes anhelos, el dolor es inevitable, no vale decir: "la vida sigue", o más bien no consuela; la vida sigue pero de otra manera; se ha cerrado una puerta pero se abren otras; y el camino continua.  

La mente  trata de mantener la homeostasis; trata de no crear nuevas estructuras cerebrales que impliquen nuevos aprendizajes; el comenzar un nuevo camino, una nueva andadura, una nueva relación, implica novedad, nuevas conductas, que requieren cambios que precisan una adaptación. Nos movemos entre la curiosidad y la fuerza de la ilusión por lo nuevo y el miedo a la novedad que se coloca en una tensa cuerda frenada por el miedo, e impulsada por la ilusión y la curiosidad. La única forma de afrontar el miedo es dejar que te atraviese, que te vea la cara, el miedo se disipa cuando le plantas cara; en palabras de Dostoieveski: "los fantasmas asustan más de lejos que de cerca". Muchos de esos miedos esconden deseos, que si no los cumplimos en el momento adecuado igual no tendremos otra oportunidad, y la frustración y el arrepentimiento será peor que habernos equivocado.

Además de no negar el dolor para afrontar el duelo a una pérdida, es muy importante la actitud, parafraseando a Vicktor Frank; "La última libertad del ser humano ante los acontecimientos", no negar el dolor inevitable ante las pérdidas, pero si usarlo como impulso en esa búsqueda de sentido a la vida. El mismo autor tomando al filósofo Nietzsche comenta en su libro "el hombre en busca de sentido: "Aquel que tienen un porqué para vivir, puede soportar cualquier cómo", cobra relevancia esta cita, especialmente por lo que vivió el Psiquiatra Frank en el campo de concentración de Auschwitz, donde diseño una forma de terapia que llamó "logoterapia", o terapia de búsqueda de sentido a la vida. Este sostiene que el ser humano es capaz de soportar el sufrimiento, siempre y cuando se le de sentido. Dar sentido al sufrimiento con una actitud de crecimiento, aprendizaje, y proyección hacia un presente y futuro nuevo, aunque para no tener una actitud optimista ilusoria, conviene incorporar a la ecuación la aceptación de lo que no se puede cambiar. Tampoco se trata de buscar el sufrimiento, esto es masoquismo, se trata de aquel dolor que nos produce aquello que no se puede cambiar o no está en nuestra mano hacerlo, aceptarlo digerirlo, e intentar seguir viviendo. 

Es oportuno incorporar el concepto de belleza del que tanto os he hablado; de esa belleza que nace del interior, de esa belleza que se percibe cuando te relacionas con alguien que la posee como una joya que brilla en sus ojos, y que es lo contrario a esa fealdad abyecta que desprenden personas, edificios, ciudades, locales, y que te inundan el cuerpo de negatividad; pues bien esa belleza que se relaciona con la bondad y la empatía, y cuando el ser humano olvida  esto se aleja de la humanidad y del concepto de persona, y es entonces cuando aparece la fealdad. 
Pues bien; esa belleza humanista, es el equipaje que necesitamos para relacionarnos con el presente y el futuro, y afrontar el duelo de las pérdidas, con la actitud que proponía la madre Teresa de Calcuta; "que nadie se acerque jamás a ti, sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz"; me parece un buen mantra para meter en esa mochila que hemos limpiado, y como elemento de estilo en esa búsqueda de sentido a la vida. 

Algo que me gustaría incorporar a las relaciones de amor y de amistad es el cuidado del otro; como dije una  de las patas sobre las que se sustenta el amor además de la amistad, y el Erotismo, es el cuidado.

Para mi el cuidado se construye sobre la "relación de ayuda", sobre la que el psicólogo humanista Carl Roger desarrolló sus teorías. Esta relación de ayuda se establece entre dos personas que tienen un vínculo,  que en el caso de una relación basada en el amor se quieren y el cuidado es un elemento de este amor. 

En este cuidado se establece esa relación de ayuda en la que se da y se recibe, esto debe ser recíproco, por tanto a no ser que hablemos de una enfermedad o algún trastorno nuestra pareja, la característica del cuidado de tipo amistoso y amoroso es la RECIPROCIDAD. 

Esta relación; se construye sobre unas premisas fundamentales, muy relacionadas con lo que anteriormente hablaba del "Dejar ser": 
  • Unicidad: Cada ser humano es único, y tiene una serie de peculiaridades que tengo que considerar, igual esto no me gusta, y me tengo que plantear la relación.
  • Autenticidad: el cuidado se da en un contexto de igualdad entre dos seres humanos, un encuentro de igual a igual, en el mismo plano, sin superioridad de ningún tipo por alguna de las partes. 
  • Valoración Positiva Incondicional: Hay decisiones o aspectos que no gustarán al otro, pero el respeto sin juicios de valor es fundamental en la relación de ayuda, puede que atente contra mis valores fundamentales, es entonces cuando conviene hacer las maletas. 
Por tanto es el cuidado del otro, con la relación de ayuda la que complementa los fundamentos de la amistad y el amor; cuidar a alguien que quieres no debe costar, debe salir de dentro, debe ser un honor, y ayudar es apoyar, estar al lado, sorprender, emocionar, hacer reír, proporcionar placer, escuchar, acompañar, etc. 




Por tanto; avancemos con espíritu aventurero, tengamos el espíritu curioso de un niño que empieza a conocer el mundo, limpiemos la mochila que llevamos de nuestro pasado, busquemos a la gente que nos quiere y nos ama por lo que somos, por nuestra esencia, y cuidemos a quien sea digno de nuestro amistad y amor.



domingo, 16 de abril de 2023

EL KINTSUGI


 El Kintsugi o carpintería del oro,  es una técnica Japonesa que consiste en arreglar fracturas en piezas de cerámica, que sufren algún desperfecto. En lugar de unirse con un pegamento, se hacen con un barniz de resina, que se mezcla con un metal precioso (platino, oro, plata). Una vez rematado el secado tarda semanas o meses, por lo que la paciencia es un elemento fundamental de esta técnica.

La pieza, como se puede ver en la imagen, luce llena de cicatrices brillantes que tienen una aspecto único. La obra deja de ser un objeto convencional, para convertirse en algo nuevo con un valor añadido. 

Esta técnica puede tener una similitud con las heridas, los traumas, las decepciones del ser humano, y su recuperación para seguir viviendo. La resiliencia es esa capacidad que tiene el hombre de curar sus heridas, dejando las cicatrices que quedan como ese valor añadido de aprendizaje que deja la experiencia dolorosa. 

Ya conocemos estos elementos desde hace tiempo, Vicktor Frank y su logoterapia, o búsqueda de sentido a la vida, hablaba de tres elementos básicos para el desarrollo de la búsqueda de sentido a la vida: 
  • Proyecto personal y profesional: elementos de desarrollo personal y de autorrealización. 
  • Amor: el hombre es un ser social, ningún hombre es una Isla, en palabras de Frank, la persona se completa con el otro. 
  • Dolor inevitable: antes o después en la vida aparece dolor que no puedes impedir que venga, no es un dolor buscado, sino sería masoquismo, es un dolor producido por las adversidades de la vida.
Se trata de dar sentido a ese sufrimiento, puesto que no se puede evitar, lo primero es utilizar un mecanismo de adaptación que se se llama aceptación. La realidad es terapéutica, no podemos vivir en un mundo de fantasía; a veces nos engañamos a nosotros mismos para no sufrir, proporcionando a nuestra mente una esperanza ficticia, que no terminamos de creernos pero que impide la aceptación. 

Kübler-Ross ya nos hablaba de 5 fases en el duelo; la negación, ira, negociación, depresión, y aceptación. Estos elementos del duelo ante una pérdida puede ser muerte, ruptura sentimental, trauma, etc, son fundamentales para entender las etapas por las que pasa un ser humano ante una pérdida. Llegar a la aceptación pasa por la negación ilusoria para no sufrir, la ira (enfado porque perdemos algo valioso para nosotros); el ser humano quiere lo que no tiene pero lo que tiene no lo quiere perder, nos enfrentamos a una crisis, que requiere un cambio, y en general a nuestra mente no le gustan los cambios. Cambiar implica modificar estructuras consolidadas, y construir nuevas. En cualquier proceso de cambio nos movemos entre la curiosidad por crear algo nuevo y el miedo a salir de lo que hoy llaman "zona de confort". Copiando un ejemplo al  maestro psicólogo Walter Riso, te encuentras en una piscina llena de mierda, con tú pena, tu angustia, tú dolor, pero es tú mierda, tú piscina está calentita, y  cuesta salir fuera.  

Después de la Ira, aparece la negociación, con Dios, con los causantes de la ruptura, con el destino, etc, antes de la aceptación y como preludio de la misma aparece la depresión, la tristeza nos invade porque empezamos a percibir la realidad como es, aceptar la realidad es terapéutico, nos permite ajustar nuestra mente para reconocer lo que ha pasado y el cambio consiguiente. No es positivo en el duelo decir no pasa nada, la vida continua, eso no consuela, quien elabora el duelo necesita saber que la vida sigue pero de forma diferente, y si han pasado cosas; una muerte, una ruptura, y eso cambia la vida. 

Las cicatrices que provocan las pérdidas, y en muchas ocasiones la evolución y desenlace de las mismas, tienen que ser reconstruidas como en la técnica kintsugi, y ya nuestro corazón no será el mismo, se trata de aprender del dolor inevitable y reparar las heridas con un metal precioso, de modo que la persona se convierta en otro ser humano con un brillo diferente, con el valor añadido de esa experiencia, y el aprendizaje concomitante.

Aprender significa incorporar la experiencia dolorosa como elemento de crecimiento personal. Saber lo que queremos para el futuro, y también incorporar a nuestra mente que la etapa anterior se terminó y comienza una nueva. 

Todo es efímero, nada es para siempre, todo se termina, nosotros desapareceremos algún día también, mientras esto pasa, ante una pérdida reparemos con un metal precioso las heridas que nos provoca la vida, para poder convertirnos en alguien fortalecido, brillante, que continue viviendo como si fuera el último día de su vida, y aprendiendo como si fuera a vivir para siempre.    
 

DE PEDAZITOS DE TI

 

En este punto del viaje, me conmociona la distancia, la pasión contenida, la potencialidad de un alma desgarrada por el silencio y la soledad que produce el miedo; al olvido, a la pérdida, a lo que quedó por hacer. Pero en el fondo el diálogo interno que inevitablemente tenemos con nosotros mismos es el que construye el relato, y nos inunda de emociones; alguien me dijo una vez que el mundo es de los sensibles, pero el sufrimiento también.

Cruzar el puente en un atardecer crepuscular de la vida, nos podría haber llevado a otro mundo, a otra dimensión, a otro esquema mental que hubiera construido otro relato. 

Somos responsables de lo que hacemos, y la cuestión es mantener un equilibrio entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces, si existen desequilibrios, aparece el dolor, que sólo se mitiga con el amor. Lo que no se habla estalla, lo que no se da se pierde, los besos no dados, los abrazos contenidos, los temas no tocados conducen a hipótesis mentales que nunca se llegarán a materializar, pero esto sólo es patrimonio del "ser humano"; la cebra no construye pensamientos hipotéticos que llevan a la nostalgia, al miedo, al dolor. La cebra sólo se preocupa cuando aparece el león.  

Todo es posible, nada por difícil que sea se puede implementar, sólo hace falta la motivación, y la energía suficiente para poder vencer obstáculos con la ilusión, la compañía adecuada, y la reciprocidad de dar y recibir para sentirte seguro. 

El rostro se mitifica ante el pensamiento, necesitamos creer en algo, en la complicidad, en el futuro, en un camino que no termina aquí, quedan puentes que cruzar, esto no puede acabar aquí.

Todo queda, lo que llega al alma vive allí para siempre, no se pierde, habita en el silencio de la nebulosa energética del espíritu, donde descansa  el arte, un mundo paralelo que no tiene límites. Sólo el silencio de un beso difumina la creatividad que provoca la sensibilidad y la congela en un instante, de locura, de pasión, de futuro verdadero, de calma, dando sentido a todo esto; ¿Qué sentido tiene la vida sin emociones?; y por eso el mundo es de los sensibles, de los que interpretan el mundo con su visión de artista. 

La belleza es arte; arte interior que desde dentro difumina una energía en forma de bondad. El ser humano cuando se aleja de la bondad se aleja de la belleza, siempre estarás allí convirtiendo la fealdad en belleza, la monotonía en pasión, la vida oscura en vida de color, el dolor en placer, y la tristeza en alegría. 

Necesito que me necesites, que me admires, que me lleves adentro para siempre, que el tiempo sea el único sentido que le des a la vida, hasta que de nuevo se pare el mundo, y allí estemos los dos.