martes, 15 de julio de 2014

VUELTA A LA JAULA


 
 
La vuelta de aquel  viaje;  el que Bebo llamó “El viaje de Gilda hacia la libertad”, había tenido inconvenientes. Bebo pensó que ella era muy fuerte, pero para romper con los lazos que nos comprometen con un pasado cercano, hace falta mucha sangre fría,  tener un escenario de seguridad que ella no percibía,  o una tercera opción y es que su expareja le dejara. Pero parece que ningunas de estas hipótesis  se daban.
En realidad una nube de confusión circulaba por la mente de la dama que enamoró a Bebo. No sabía muy bien lo que sentía, o sí lo sabía, pero se movía en esa ambivalencia muy frecuente en el ser humano que se divide entre lo racional y lo emocional. En realidad la razón siempre busca un territorio estable, seguro, que no provoque incertidumbre. Este escenario lo tenía con su pareja anterior. Sabía que el estaría siempre ahí, detrás del teléfono: Gilda en el fondo tenía pánico a la soledad, a sentirse abandonada, a no sentirse querida por nadie, deseada… Esos miedos estaban completamente controlados con su vida anterior. Ahora bien: La pasión, el deseo, la locura, el enamoramiento, la admiración, la inexistencia atemporal del espacio al estar a su lado, lo obtenía con Bebo…Ahora ya no sabía muy bien cuál eran sus deseos, aunque cuando se encontraba con Bebo, todo lo que había racionalizado durante este viaje, se quedaba en “agua de borrajas”.
Ella en realidad quiso demostrarse a sí misma que podía pasar sin Bebo: Pero lo que demostró es que no estaba dispuesta a privarse de él. No se sentía mal por amar a Bebo, Tampoco por desearle, se sentía mal por tener que fraguar una mentira para que no sufriera ninguno de los dos. Recordaba lo que una vez le dijo Bebo: “La mentira está justificada siempre que la persona a la que mientes te importe tres narices, o cuando la verdad en alguien que quieres provoca dolor, y no mejoraría nada la sinceridad”. Bebo había caído en su propia trampa. Todo tiene excepciones, y ahora sentía que había que hacerlas, y por eso se lo dijo a Gilda:
-   Gilda: me gustaría pedirte algo- Ante un silencio sepulcral, y ante unas miradas largas y profundas a los ojos de Bebo, que Gilda llevaba haciendo durante toda la tarde, en busca de datos, de amor,  de consuelo, Gilda dio el consentimiento para que le pidiera lo que fuera.
-  ¡Pídeme lo que quieras!- Ante una pausa valorativa en la que Bebo sintió la intuición de que algo estaba mal, de que las cosas no eran como antes del viaje, soltó lo que su intuición le pedía que dijera.
-  Gilda: Quiero pedirte una cosa. Yo en este momento sólo tengo una persona que conoce mis misterios, mis secretos, mis emociones, mis sentimientos, esa persona eres tú. Quiero pedirte que siempre seas sincera conmigo, aunque me hagas daño, pero necesito saber lo que sientes y lo que piensas, porque voy a  luchar por ti. Creo que sé lo que sientes y lo que piensas en cada momento, pero no me gustaría equivocarme. ¿Tú no me crees verdad?.
-   No bebo; no te creo, pero: ¿Qué importancia tiene?
-   Gilda mi amor; no te das cuenta de  que la única verdad de mi vida eres tú, que lo demás es una confabulación continua llena de falsedades y de mentiras…No puedo soportar que la única persona con la que soy sincero, con la que muestro con trasparencia mis sentimientos, no me crea.
-   ¿Por qué le das tanta importancia a esto?...
-   Mi vida verás, te contaré algo: Erase una vez un pajarito que juró y perjuró que nunca se enamoraría de nadie, que tontearía con todas, pues no creía en el amor…Conoció a una pajarita muy joven de la que se enamoró, sufrió mucho pues sus vuelos no eran para un pájaro de su edad, al separarse de ella conoció a una pajarita madura: La pasión, el deseo, la admiración, la calma, el sosiego, el deseo de conservarla, obsesionaba al pajarito, pero sabía que los miedos de la pajarita le hacían a esta no decir toda la verdad, entonces el pájaro enamorado enfermó de melancolía. Podía aceptar  cualquier cosa, hasta el desamor, pero no podía aceptar que la pajarita hubiera perdido la confianza en él…
-  ¿Cómo termina el cuento, Bebo?- Dijo Gilda ansiosa por conocer el final.
-  Aún no ha terminado, mi vida: El pajarito intentará que recuperes la confianza que tenías en él antes de emprender este viaje, y la pajarita intentará superar sus miedos, y apostar de nuevo por la libertad, de momento ha vuelto a la jaula, aunque ahora sabe lo que hay ahí fuera, y sabe cómo abrir la puerta.
-   Tienes mucha razón Bebo, pero es tan difícil aislarse de la presión emocional que está ejerciendo todo mi entorno. No soy lo suficientemente fuerte para superar esto sin ti. Ahora que he estado sin ti las cosas cambias. ¡Te necesito tanto, mi amor!.
-   Veras cielo: Quiero sobre todo no perder algo que siempre he valorado mucho; “la amistad”; sobre todo quiero ser tu mejor amigo, que me cuentes tus miedos, lo que te dice tú familia, lo que sientes cuando se meten en tu intimidad, y se creen con derecho a opinar sobre tu vida. Si no te amara, me conformaría con esto, pero ya no hay vuelta atrás, siento que eres la mujer que me enseñó a amar de forma madura. La mujer de mis sueños, la mujer que apareció en la oscuridad y ahora ilumina mi vida, la mujer que me ha hecho  valorar de nuevo la sinceridad con y para  quien amas.

 

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