De vez en cuando la vida te besa en la boca, y aquella noche se emplearon a fondo los duendes que circulan por las calles distribuyendo magia a los seres humanos que se encuentran e intercambian emociones, traducidas en gestos, caricias, abrazos, pasión, atracción, y esperanza en un futuro mejor, donde la soledad se transforma en vida compartida.
Pues bien, aquella noche comenzó como otra cualquiera, nos encontramos en un lugar concurrido donde se inician y terminan mil vidas. Alguna vez pensé en la eternidad de las cosas en detrimento de lo efímero, pero la realidad es que la mayoría de los procesos evolucionan, cambian, y hasta son deletéreos en el eterno viaje que nos ofrece la vida, ahora bien estábamos ante un "presente"; el presente es un regalo; y dado que no podemos alargar la vida dediquémonos a ensanchar el presente.
Nuestra mente tiende a la negatividad, y por ello el optimismo y la positividad es un valor admirable, ya que requiere un esfuerzo y entrenamiento. La mente tiende a la estabilidad, y todo lo novedoso pone en alerta a nuestro cerebro, y nuestro pensamiento se llena de incertidumbre, y de miedo.
La verdad es que yo no tenía ninguna duda de que los sentimientos y la pasión se apoderarían de nosotros, y nos colocarían en una inmersión mágica que desembocaría en una noche llena de alegrías y desenfreno.
Es verdad que su capacidad de seducción aunque fue increíble, no desarrolló todo el potencial que ella poseía, era obvio que la duda y su experiencia vivida le planteaba la siguiente cuestión; ¿qué hacía allí con un desconocido?; pero la curiosidad, la conexión mental, y la atracción adictiva y estimulante, apuntaban hacía una relación en la que dos almas se habían fundido en una unión espiritual de compromiso metafísico con la pasión y el amor del bueno, del que se cultiva con el eros, la filia, y el ágape; o lo que es lo mismo la atracción irresistible del otro, la amistad en forma de sentirte como si estuvieras contigo mismo pero con el complemento vital del otro, y el cuidado como privilegio de ese encuentro entre dos almas compatibles que encajan perfectamente en cada una de sus aristas.
Caminaron hacia un restaurante cercano que ella había seleccionado, durante el camino hubo coqueteo, seducción, nervios, atracción, dudas; como decía la mente tiende a mantenerse estable, y no le gustan los cambios, la novedad, lo vive como una amenaza, pero el ser humano afortunadamente tiende a la trascendencia y el cambio; la vida es cambio y es necesario una capacidad de adaptación profusa para poder afrontar las nuevas oportunidades que te proporciona esta. El escribió en su cuadernito antes de la cita algo que sentía desde que la conocía: "Ahora estaba continuamente alegre, mi vida había dado un giro que se acercaba mucho a un proyecto de vida con sentido, que vislumbraba felicidad".
El aire vintage, y las luces ocres del lugar que ella eligió para cenar, creaban un clima propicio para la seducción. Me sobrecogía aquel sitio, me llevó por un momento a una noche que pasé en la Habana vieja, en el floridita, donde Hemingway tomaba sus "daiquiris", aquel lugar respiraba ese aire habanero de magia, luces tenues, sólo faltaban aquellos músicos cubanos que endulzan el color de la noche en cuba y nos hacen vibrar con su son; "tú me quieres dejar, yo no quiero sufrir contigo me voy mi negra aunque me cueste vivir", ese clima me llevó a notar como una nube blanca tenue, amarillenta por la iluminación del local me hacía centrarme sólo en ella; hablamos de trivialidades, de todo y de nada, de nuestra vida, de los coqueteos en la red, pero en realidad lo que estábamos es acariciándonos el alma, desde la cabeza a los pies; fue entonces cuando ella se levantó, mientras me informaba que salía a la calle a fumarse un cigarrillo o a hablar por teléfono, sabía perfectamente lo que pasaría si se acercaba a mi, sentí el calor de su energía, el humo rojo de su pasión, la necesidad de unir nuestras bocas en un intenso beso, donde conectamos directamente ya nuestros cuerpos y nuestro espíritu en una unión substancial, olvidando que estábamos rodeados de gente, fue ese primer beso el que me dejó obnubilado, embriagado por sus encantos, por su olor, por su calor, por su intensidad, por su magia, de la que no me recuperé hasta el día siguiente. Ella vestía una camisa blanca sencilla pero elegante, en la que se intuía un escote bien cuidado y abrazado por un sujetador claro que desprendía fuego con mucha discreción y elegancia, como no podía ser de otra manera. Para resaltar su escultural trasero había elegido unos vaqueros negros que sabía que le quedaban bien, y con los que se sentía muy cómoda y segura.
- ¿Sabes una cosa cariño?; mi vida no ha sido fácil, pero no hay mal que dure cien años, y ahora me ha hecho encontrarme contigo, "nada es porque si", todo ocurre por algo, y de repente estamos aquí juntos con una vida por delante, y un futuro por escribir-. Afirmó Mary mientras se le iluminaban los ojos, cuando el acariciaba su mano.
- Lo se, el sufrimiento inevitable forma parte de la vida, pero sólo el inevitable, cuando este depende de nosotros hay que ser valientes y saber salir a tiempo de lo que nos hace infelices. Tú has sido muy valiente, te mereces ser feliz, y la felicidad pasa por llegar a la calma. Para mi la calma es la base para dar sentido a la vida-
El clima creado en el restaurante, la cena curiosa que tomaron, aquel beso profundo pero contenido, produjo en ambos un estado de excitación y de emociones muy placenteros. Ella estaba tranquila, no pensaba, se encontraba en paz, y sentía esa protección antropológica que procede del cerebro más primigenio, una paz interior que sólo se da cuando nos sentimos seguros sin ningún tipo de amenaza.
Ella confiaba en él, por eso fue a aquella cita, aunque la inseguridad que llevaba inoculada en su cuerpo, le planteaba continuos pensamientos desadaptativos, que la transformaba de repente, como el la decía: "en un volcán emocional".
El camino hacia el hotel fue sosegado, emotivo, romántico, fue un sendero hacia la libertad y la vida, con una parada irreverente en busca de tabaco para mi musa.
No hay razón que exprese en cada momento nuestra conducta, es difícil juzgar a los demás y a nosotros mismos, tenemos que ser benevolentes, lo demás es postureo e injusticia, entendiendo la justicia como dar a cada uno lo que le corresponde, ni más ni menos, pero eso es difícil de ajustar.
Llegamos al hotel con deseo, pasión, energía y esperanza. Todo lo que pasó aquella noche era el inicio de algo tan potente, tan intenso que nos llevó a fundirnos en una nube de energía que nos proyectaba a un futuro mejor, los dos unidos para siempre. En esa unión substancial de cuerpo y alma, que explica los sentimientos más profundos como es el amor.
Mientras abría la puerta de la habitación, ardía en nuestro interior una locura contenida, que se desarrollaría en aquel lugar, todo estaba preparado para unir nuestros cuerpos en un desenlace lleno de pasión, deseo, ternura, y mucho cariño.
Sin esperar un segundo su cuerpo se desprendió en la cama con un ligero empujón, nos besamos, nos acariciamos el cuerpo y el alma ya de forma abrupta y con la intimidad que el momento merecía.
Ella pidió una tregua para ir al baño, y cuando regresó desprendía un aroma especial, su aura brillaba e iluminaba la habitación, sonaba una canción de Camilo; "la mitad": "pero nadie va a quererte la mitad de lo que yo a ti te quiero", fue en ese mismo momento en el que la desnudé conservando su ropa interior, muy sexy, de color marfil. Mi grado de excitación desbordaba mis expectativas, la besé con ese deseo que fluye cuando quieres comerte a alguien, con esa pasión que no se puede contener, imparable, deslizando la lengua desde sus pechos hasta sus braguitas, empecé a acariciar su sexo con mi lengua; sentí entonces la máxima expresión de la palabra "ansia", ansia de tenerla para mi, de poseerla, de meterme en su cuerpo y quedarme allí para siempre. ella dijo: "bésame", subí a su boca no sin antes aprisionar su clítoris con mis labios, aspirando su textura como si fuera una piruleta de fresa; !sabía tan bien!. Me fundí en un intenso beso, ahora si sin contención. Nuestras lenguas se fundieron en un mar de gusto como si fuera una fantasía prevista, anhelada y esperada desde hace mucho tiempo.
Nos quitamos cualquier resto de tejido sintético y unimos nuestros cuerpos, una vez dentro un inmenso placer extracorporeo, eléctrico, fruto de una realidad que comienza en lo material y se eleva a un espacio que sólo ocupa el mundo de la creación artística, de los sentimientos que se despliegan cuando observas una obra de arte, eso era mi amor; una obra de arte, descubrí entonces que estaba ante la mujer que podría dar sentido a mi vida; pasional, intelectual, inteligente, cariñosa, elegante, sexy, alguien con quien amanecer y anochecer todos los días de mi vida.
Tomamos una copa rápida en el bar, ella lo pidió, volvimos rápido a la habitación, ahora su sensualidad era desmesurada, su ropa interior oscura, me dejó sin palabras, me centré en su trasero con esas braguitas negras me dejó sin respiración, sin palabras, tenía dos opciones: irme a la ducha, o devorarla a besos.
Se fumó un cigarro, y en el pollete de la ventana, con unas vistas increíbles, le hice el amor por delante, su imagen era impresionante, su visión posterior me excitaba tanto, unos gluteos bien definidos con el volumen perfecto, tanta excitación me llevaba a la locura, no me hacía falta nada más, era un sueño donde la calma, en forma de deseo se configuraba como una visión de futuro y de vida.
Nos tumbamos en la cama, mientras acariciaba y chupaba sus pechos, bien conservados, tersos pero a la vez blandos, estimulantes, dignos de acariciar, después de que ella gimiera de forma pasional, mientras se retorcía amarrada a la almohada, llegamos los dos a lo más alto, se puso sus braguitas, y abrazados nos entregamos al sueño de Morfeo.
De vez en cuando la vida...nos besa en la boca.
