lunes, 20 de julio de 2015

LA MUJER QUE AMABA LA VIDA COMO A ELLA MISMA

Rebeca tomó su bolso azul cielo, con sus mejores galas, se atusó el pelo, y se dirigió a aquel encuentro casual. No sabía de quién se trataba. Tan sólo una nota con una caligrafía redondeada, infantil, y a la vez elegante invitaba a la dama a tomar un café en las cercanías del puerto...

Rebeca tomó un taxi, mientras en su mente un cóctel emocional le hacía perder la conexión con la realidad...mil hipótesis pasaban por su mente.

Ella era una mujer muy coqueta, presumida.  Era octogenaria, pero ella decía que siempre había  que ir preparada: "hasta para comprar el pan hay que ir en condiciones". Ella era una mujer muy apasionada. Pensaba que la pasión es esa fuerza que nos hace vibrar, levantarnos por la mañana, ilusionarnos por la vida.

Rebeca pensaba que la pasión no se pierde si no te desconectas de la vida, la vida se hace más lenta, el ritmo del cuerpo es otro. Pero queda la mente que si no puede correr, observa...Recordaba un libro que le impresionó de Pierre Sansot: "Practico el arte de lo poco. Trato de transformar la pasividad en acción, camino menos pero miro mejor. A falta de actuar pienso. Ya no doy brincos con las piernas sino con la mirada. Me gustaría transformar los déficit en cualidades; al dejar de ser actor, convertirme en un espectador privilegiado."

Pues bien; rebeca se seguía apasionando con todo lo que hacía. Pensaba que  no poner pasión a la vida es estar muerta, es sentarse a esperar que nos llegue la hora, es convertirse en un vegetal. 

- "Todo es efímero, la belleza, la fuerza, la agilidad, todo cambia. El secreto está en la flexibilidad para adaptarnos al cambio, y la aceptación inevitable de lo que no se puede cambiar"-Le había dicho recientemente a su hija Gilda, que también era una mujer muy apasionada. 

Aquella nota le había hecho reflexionar sobre uno de los aspecto mas relevantes del ser humano, le había planteado ese enfrentamiento dicotómico  que rodea la vida: 

- "Gilda: siempre que te enfrentas a algo nuevo te plantearás esta disyuntiva: Aparecerá la curiosidad por descubrir lo que no conoces, y el miedo a enfrentarte a lo desconocido. En este sentido son dos fuerzas que caminan por senderos contrarios. Las personas curiosas vencemos a los miedos con facilidad, porque no te olvides que en muchas ocasiones el miedo esconde deseos" le espetó Rebeca en una de esas charlas en la cama que tenían madre e hija. 

Ahora Rebeca se enfrentaba a la curiosidad de descubrir quien era el autor que había escrito esa carta, y al miedo consiguiente hacia lo  desconocido. Ella no estaba de acuerdo con algo que le había dicho un profesor suyo de filosofía: "Rebeca si quieres ser feliz no indagues". Ella pensaba que precisamente la salsa de la vida está en indagar, en descubrir, en avanzar, en apasionarse con lo nuevo. Siempre pensó  que era mejor arrepentirse de lo que haces, que de lo que nunca has llegado a hacer...

Rebeca a pesar de ser una mujer muy valiente tenía también sus miedos, a ella le aterraba perder la cabeza, pensaba que ya no podría apasionarse por nada si perdía sus facultades mentales, pero también relativizaba el asunto pensando en que nada podía hacer por evitarlo, excepto mantener la mente activa, seguir apasionándose por las cosas pequeñas: un buen libro, la gastronomía, sus hijos, una buena conversación, la música, hacer crucigramas y sopas de letras. Ella siempre decía: 

"Si algo no tiene solución para qué preocuparse, y si la tiene para qué preocuparse".

Ella pensaba que verdaderamente la pasión era lo que nos mantiene con vida, es como esa energía invisible que le daba sentido a su vida. Recordaba también  el "Hombre en busca de sentido de Victor Frank: "Los hombres que perdían sentido a la vida en el campo de concentración de Polonia, su mirada se depositaba en el vacío, desaparecía la esperanza, y se borraban tres cosas que les llevaban a la muerte:
1º Proyectos para el futuro.
2º El amor.
3º Sentido del sufrimiento inevitable."
Esto último configuraba el soporte para seguir viviendo. Tiene sentido sufrir si existe la esperanza de que ese sufrimiento tenga fecha de caducidad para alcanzar una vida mejor, y para reencontrarse con el amor en sentido amplio. Tenemos la necesidad de sentirnos queridos desde que nacemos hasta que morimos. 

Pero en realidad a ella no le preocupaba la muerte, no le  tenía miedo, tenía miedo al sufrimiento...No quería morir por no perder el amor de su gente, pero como era algo inevitable, usaba el razonamiento Epicúreo: "¿Por qué tener miedo a la muerte?: Cuando ella está, tú no estás, y cuando ella no está tú estás". 

También practicaba el arte del recuerdo. Sabía que se aceptaba mejor la muerte si la satisfacción de la vida era plena: Había vivido con amor, le había puesto pasión a su vida y le seguiría poniendo hasta el día que se fuera de este mundo: Recordaba con mucho amor las caricias de su marido, las charlas que mantenían, sentir el cuerpo a su lado aunque ya no existía sexo,  las caras de sus hijos cuando eran pequeños. Todo este universo configuraba un sentimiento de satisfacción por tener un pasado pleno al que no estaba enganchada, pero que le proporcionaba sosiego y satisfacción de haber llevado una vida llena de momentos de felicidad. 

Rebeca estaba orgullosa de la educación que habían dado a sus hijos basada en el respeto a los demás,  sin mirar clases sociales, dando mucha importancia a  la lealtad en la amistad, ayudar al más débil, y tener amor propio. La verdad es que son unos ingredientes muy completos para educar, pensaba ella. La satisfacción del deber cumplido proporcionaba un sosiego especial, que le hacía aceptar perfectamente los efectos del paso del tiempo. 

Ella amaba la libertad, y el pensamiento crítico como consigna de mejora permanente del ser humano: 

- Las reglas son necesarias querida Gilda, si no nos encontraríamos con el libertinaje,  y el caos.
- Pero Mamá el límite de la libertad es el respeto, si existe respeto las normas pierden valor. 
- Si hija; pero el ser humano pierde el respeto con mucha facilidad cuando aparece la codicia, el egoísmo, la ambición, y es entonces cuando el estado debe mirar por el más débil, y hacer normas justas que respeten la libertad individual, pero que permitan la convivencia- argumentaba ella basándose en la experiencia política que había tenido con su marido, y en la suya propia.

Se consideraba una mujer afortunada por tener esa gran capacidad de dar amor, prefería darlo que recibirlo. Le había dado todo a su marido, le había cuidado, admirado, y acompañado hasta el final, con esa premisa que tiene el amor, que para ella era ciego hasta con la libertad: 

- "La libertad en el amor es un ingrediente de partida fundamental: Estaba libremente con la persona con la que se mostraba tal y como era, con la persona a la que decidió dar todo el amor que su madre al nacer le puso en su mochila, se había vaciado y lo que le quedaba en sus entrañas lo guardaba para sus hijos, a quienes adoraba: Eran los amores que daban sentido a su vida"-

El taxista paró el coche, y al ver que Rebeca estaba como en otro mundo, le dijo: 
- Sra: Ya hemos llegado-
- Dios Santo; disculpe estaba metida en lo mío.

Rebeca pagó el Taxi, y se dirigió a la cafetería con ese entusiasmo que te impulsa a descubrir cosas nuevas, y con ese miedo resultante que provoca lo desconocido. Se sentó en una mesa cercana a la ventana, y después de un rato; un camarero le dijo: 
- Es usted Rebeca Windsor.
- Si Sr.
- Un caballero dejó esta carta para usted.

" Querida Rebeca: Siento no haber podido esperarle, he tenido que irme porque perdía el Barco. 
Probablemente ni me recuerde, y si me recuerda le parecerá increíble lo que voy a contarle. 
He pasado mi vida aferrado a la nostalgia que me produjo su mirada y el calor de su mano cuando nos presentaron hace 60 años en una recepción...Al poco tiempo volví a buscarle pues un flechazo fugaz se había apoderado de mi corazón; fue entonces cuando sin llegar a verla me informaron de que estaba casada. Desde entonces y hasta ahora he recordado la conversación que pudimos disfrutar durante aproximadamente una hora, en la que descubrí a una mujer apasionada, vital, luchadora, dulce,inteligente, y muy avanzada para la época; la mujer que amaba la vida como a ella misma. Me impresionó, y a pesar del paso del tiempo, y de toda una vida, no ha habido un segundo en el que no me acordara de usted, con un sentimiento  permanente de amor platónico, muy respetuoso. Ahora sólo quería volver a verla, pero el destino ha hecho que nuestro encuentro tenga que esperar. Nada es porque si, querida"

Afectuosos saludos
Fdo..
EL hombre que se dejó la esperanza en su corazón."


sábado, 13 de junio de 2015

EL PRINICIPIO DE INCERTIDUMBRE


- A veces veo muertos donde no los hay.-  Espetó Scarlett con esa provocación que le caracterizaba, mientras succionaba el filtro de uno de esos tabacos de Marruecos que se venden por ahí.

En realidad Scarlet, se refería a la eterna duda de saber lo que pasa por la cabeza de la gente que le importa, de descubrir  sus emociones, sus pensamientos, sus dudas. Scarlet es de esas mujeres que necesitan el control de sus seres queridos, y eso es muy difícil, imposible diría yo. Ver muertos no es otra cosa que  enfrentarse con los miedos que llevamos impregnados en nuestra psiquis, en nuestro proyecto de vida. Tener el control de lo que va a pasar, de poner las piezas de nuestro futuro y el de los nuestros. 

- Scarlett; ¿Tú crees que deben existir valores o creencias blindadas que no hay que modificar nunca?- Preguntó Bebo.
- Creo que de algún modo, debemos tener un patrón de conducta que se encuentre en equilibrio, entre lo que pensamos lo que creemos y lo que hacemos. Si existe alguna disonancia aparecen sentimientos de culpa, de dudas, de desesperación, y en definitiva de malas sensaciones que nos llevan a la depresión.

Gilda; muy atenta a la parrafada de su Scarlett, no sabía muy bien si estaba de acuerdo con la disertación. La buena de Gilda se había pasado la vida adaptándose a las creencias y valores de los otros, con una generosidad estoica, y una resistencia a sus propios sentimientos, con el fin de complacer a los demás. Gilda como su hermana, eran de una belleza sublime, al menos eso les decía Bebo.Pero una belleza de esas que brotan del interior, que destila amor: porque realmente no existe una mayor belleza que la de los seres que desprenden amor. Un amor que se explica por una absoluta generosidad empática, que secuestra el ego y lo deja en la deriva, mientras la esencia se dedica a dar, a veces sin recibir..... Pero en verdad Gilda era una persona flexible, abierta, con valores susceptibles de ser modificados en cualquier momento, bien por un proceso racional, sentimental o ambos. Nada es para siempre; el contenido cognitivo, se puede modificar en función del entorno, de los acontecimientos vitales, nada es absoluto; todo puede ser pasado por el filtro de la duda, y del cambio.
- Scarlett; yo solo creo en los seres que quiero, y admiro, y esa es mi prioridad: disfrutar de la vida a su lado...El pasado ya no está se nos fue, el futuro vendrá, pero aún no existe, y lo que tenemos es el hoy. Seguir el aroma del hoy, implica a veces modificar creencias que durante mucho tiempo en nuestra mente han sido inmodificables.

Bebo; a la par que su musa y su nueva amiga <Scarlett>; le estaba impresionando el interesante debate en el que se habían metido las dos; y le gustaría aportar sus ideas...

- En realidad, yo lo que pienso, es que la vida está llena de competitividad: La sociedad compite, los individuos compiten. En definitiva aparece una lucha por el poder, la posesión, el control, el dominio. El poder entendido como la capacidad de un individuo o un grupo para tomar decisiones sobre otra persona y los demás. A mi me impresionan las personas generosas, me seducen, me fascinan, creo que una persona buena tiene que ser generosa, pero no de esa generosidad interesada del "dar esperando recompensa". Yo me refiero a la generosidad del que disfruta viendo como lo que damos hace felices a los demás. Esa es la belleza de Gilda querida Scarlett.

- Comparto tú opinión Bebo: Durante toda su vida, Gilda subordinó sus deseos a los de sus seres queridos, pasando ella a un segundo plano. De esa manera disfrutaba: Viendo felices a los demás. Pero esa forma de ver la vida, produce mucha insatisfacción si tu esfuerzo no se valora, no se  ve reconocido de alguna manera, y de vez en cuando alguien te refuerza por tu dedicación- Exclamó Scarlett, buscando la reacción de Gilda.

- Bueno para mi lo más importante es el amor, entendido como ese sentimiento de absoluta admiración, y  deseo de estar con las personas que quiero...y si ellas están bien, yo también me siento bien. Ahora bien; también he aprendido a disfrutar yo misma; si deseo algo o algo me hace feliz, procuro darme ese capricho: ¿Por qué no?...No hemos nacido para sufrir.  También he aprendido que si alguien tiene algo que te puede dar y tu lo deseas de forma absoluta a cualquier coste, te transformas en su esclava.- Respondió Gilda, ante la intensa y emotiva mirada de Bebo.

Los tres se abrazaron, y supieron en aquel momento, que entre ellos tres había mucho amor, y entre Scarlett y Bebo se firmaba el principio de una gran amistad.

domingo, 22 de marzo de 2015

EL SECRETO DE SCARLETT


Hay encuentros inertes, sin sustancia; aquellos que al día siguiente se recuerdan como una nebulosa, como si no hubieran pasado...no dejan huella...Ni siquiera la distancia hace el olvido, el olvido  se respira en cada mirada, en cada frase, en cada movimiento, en la indiferencia de cada gesto.

Pero el encuentro del que os hablo fue mágico, profundo, intenso, lleno de emoción  y lleno de vida. Respiré la soledad de la mujer que asume el peso de ser el eje de su familia, la firme luchadora que nunca desfallece, el muro  en el que apoyarse en los problemas del día a día. Inteligente sin ninguna duda...Esa inteligencia que sobrevuela sobre el alma de los mortales, y que le da esa perspectiva sabia de la globalidad de las cosas, sin centrarse en los detalles intrascendentes, sin entrar en el bucle autolacerante del enfado, combinando el gran juego de la relatividad de las conductas y los actos, como Bebo solía decir a Gilda.

- La personalidad del ser humano se forja en los primeros 10 años de vida, posteriormente solo se realizan reajustes, más o menos intensos del andamiaje que define el temperamento y el carácter.- Espetó Bebo para provocar algún estímulo dialéctico en Scarlett, mientras Gilda recién llegada del baño se topaba con la frase.
- Bueno creo que es cierto.- afirmó la buena de Gilda, apoyando a su amor.
- Mis hijos son muy distintos. Uno de ellos me dijo hace poco que sus verdaderos Dioses eramos nosotros, sus padres.- Remató Scarlett hacia el campo de Bebo.
- Bueno, que concepto tan bueno, pero a la vez de tanta responsabilidad.- afirmó Bebo.

En realidad se había creado un clima de emociones muy intenso, que le había llevado a Bebo, a soltar unas cuantas lágrimas al oír lo que Scarlett estaba contando, y le conducía  a la  cuestión de la educación de los hijos: ¿Realmente un padre debe ser un Dios?; ¿Un mito viviente incuestionable, que tiene respuestas para todo?. ¿Los padres deben ser un referente firme que marque caminos, a veces no deseados por los hijos?... Bebo pensaba que no...

Bebo creía que la educación era una cuestión de amor, de acompañamiento, de estar ahí de la mano sin pisar al que camina, a veces dando calor, otras ayudando a levantar al que se cae, pero sobre todo mostrando el apoyo incondicional al que se tiene que equivocar, acertar, y volverse a equivocar: ¿Qué es la vida sino una acumulación de errores y aciertos, sin perder de vista la relatividad de las cosas?.

Bebo recordaba algunos de los elementos que proponía Carl Roger en la relación de ayuda, y pensaba que eran perfectos en la educación de sus hijos:

1. Unicidad: Cada ser humano es único e irrepetible. No hay fórmulas generales que valgan para todos.
2. Autenticidad: Seamos lo que de verdad somos, sin interpretar papeles y sin máscaras. Eso provoca confianza, seguridad, y acercamiento, del niño.
3. Valoración incondicional positiva: La aceptación incondicional de la persona, en este caso del hijo aumenta las probabilidades de éxito de la relación.

Después de esta intervención sobre la educación, Scarlett, se desvió hacia el terreno difuso del pasado:

- En realidad somos pasado, el pasado tatúa nuestras entrañas, todo deja huella. A mi me encanta la historia...Y desde luego, todo el mundo sabe que el pasado condiciona el presente. Pasan cosas, siempre pasan cosas, y esto hace que aprendamos lecciones nuevas, hace que perdamos la confianza en personas. Una de las cosas que mas me ha condicionado, y ha marcado mi vida ha sido la muerte de mi padre... A veces me siento desprotegida, y echo de menos el calor y la seguridad que el me daba...- Soltó Scarlet, mientras degustaba un pedazo crujiente de la piel del cochinillo que se estaban comiendo.
- Scarlett; en realidad nunca se supera la muerte de un padre; cuando un padre se va siempre, te falta algo, existe un vacío que no se puede llenar con nada ni nadie, pero desde luego el recuerdo, el legado que dejó en ti es lo que le hace mantenerse vivo permanentemente.
- En realidad, yo he sido muy feliz; a ti Gilda te recuerdo tan tierna, tan cariñosa, como un osito de peluche. Te recuerdo como esa amiga que siempre tienes ahí para compartir cosas, secretos, miedos, angustias, deseos, como la persona que me viene a cabeza cuando necesito hablar...- Afirmó Scarlett, mientras la mirada de Gilda se humedecía.
- Desde luego Scarlett; siempre estaremos juntas aunque exista distancia física. Siempre me tendrás para lo que necesites...Nadie nos va a separar, ya nadie conseguirá separarnos-
- Claro que no Gilda: Lo pasé muy mal cuando no podías ir a vernos, cuando a pesar de vivir en la misma ciudad, alguien de cuyo nombre no quiero acordarme te impuso ese distanciamiento- Exclamó Scarlett con cara de rencor contenido.
- Scarlett: Eso ya no importa; a mi no me queda rencor; el rencor es una losa que tiene que soportar el que lo siente, y yo no estoy dispuesta a vivir con esta carga, hace tiempo que perdoné... Como dice Bebo; "El que no perdona no ama". - En realidad Gilda había perdonado, recordaba con ternura, a veces con mucha lástima a esta persona, y como siempre hacía, intentaba ponerse en su lugar, comprender la causa de su conducta, incluso poder estar a su lado si le necesitara. Gilda era así, bella por dentro y por fuera, de esa belleza que ilumina el camino que decide tomar, de esa belleza piadosa, que le hace ser una persona BUENA con mayúsculas, en quien puedes confiar.
- Bueno Chicas; me gustaría que me contestarais a una cuestión- Dijo Bebo, rompiendo la complicidad que se había puesto de manifiesto entre las dos damas. Pensó mucho en la idoneidad de esta pregunta, pero a Bebo le gustaba explorar lo más profundo de los sentimientos, y le seducía mucho saber lo que Scarlett pensaba.
- Con la perspectiva del tiempo; ¿qué significa para vosotras el amor?.- Soltó bebo en un tono profundo.
- Sólo puedo decir que el amor verdadero, es la única verdad, que el amor de verdad es aquel que en libertad expresa la mas absoluta sinceridad y transparencia, aquel por el que vives, por el que mueres, por el que el tiempo desaparece, pierde sentido, donde la comunicación no necesita las palabras. Quien ama sabe lo que siente y piensa su pareja en cada momento, aparece un mimetismo tan profundo que las almas de los amantes se conjugan en una sola cuando están juntos. - Espetó, Scarlett, dejando boquiabierto a Bebo y a Gilda.

Ni Gilda ni Bebo, pudieron decir nada, probablemente porque ellos no lo hubieran definido mejor. Bebo se dio cuenta de que estaba sentado con una mujer muy especial; con una alta sensibilidad. A Bebo le fascinaba esa sensibilidad inteligente. El pensaba que no se podía ser inteligente sin ser sensible...Era consciente del sufrimiento que provoca la sensibilidad, pero también era consciente de lo poco interesante que le resultaban las personas planas, demasiado racionales, contenidas. Bueno en realidad su conclusión era que Scarlett; era una persona que había asumido el papel de fuerte, de eje de su familia, de motor incombustible que nunca desfallece. El sabía que la debilidad a veces procede de la incapacidad para saber pedir ayuda. Saber pedir ayuda te hace más humano, más sensible, más fuerte. Como solía decir él: "Ningún hombre es una isla", sabía esta vez que hay personas que pasan por la vida de uno como si no hubieran estado nunca, pero en esta ocasión Scarlett, colonizó una parte de su mente, como un día lo hizo Gilda.

Se abrazaron los tres como postre del encuentro, mientras Gilda y Scarlett se alejaban entre la hilera de árboles que bailaban al ritmo del caminar de aquellas dos fantásticas mujeres.

Cuando Bebo ya no estaba; Scarlett le dijo a Gilda:
- Será lo que tenga que ser, Gilda. Sólo te pido que vivas cada segundo como si fuera el último de tu vida. 

sábado, 7 de marzo de 2015

ERES MI DIOS


- En las distancias cortas me emociono.- Espetó Bebo mientras derramaba una lágrima que empañaba sus gafas azules, que difuminaba a una Gilda radiante, iluminada por un pequeño  rayo de sol que se colaba por la ventanuca  de la cueva, y potenciaba los brillos ocres  del pelo de la dama...De nuevo Gilda con sus palabras había conmovido a aquel hombre, junto a la complicidad  y el  climax que había producido un vino tinto tolerable, que el mesonero les había servido junto con un churrasco rosado que desprendía sosiego.

Gilda hacía vibrar a Bebo al ritmo de su mirada, quedaba sofronizado por su voz, que le llevaba lentamente a un estado previo a la hipnosis, donde sus sentimientos salían sin censura, sin limitaciones, en un estado de intensa locura amorosa. Bebo adoraba a su princesa. No había sentido nada parecido por ninguna otra mujer, y esto le provocaba una sensación de inmensa felicidad.

La feminidad de Gilda se desprendía por cada uno de sus poros; no era una feminidad forzada, no sabía ser de otra manera: dulce desde los pies a la cabeza, como esa madre que todos los hombres buscan, que un día dejaron y que no paran de añorar desde que nacen hasta que mueren. Bebo no era una excepción, pero en su caso había encontrado a una mujer con los atributos de su madre: tolerante, que le amaba por encima de todo, que sabía en cada momento lo que estaba pensando, que satisfacía todas sus necesidades, y a ella le hacía muy feliz poder hacerlo. Nada era fingido, todo fluía con armonía cuando estaban juntos.

Esta situación hacía que a Bebo le diera pánico que ella desapareciera de su vida. No podía imaginar ahora la vida sin ella, sin sus besos, sin sus caricias, sin sus miradas de complicidad aunque estuvieran rodeados de gente...Ellos se comunicaban continuamente con un sistema en el que sobraban las palabras; sus miradas cargadas de mensajes de afecto, de pasión, y de deseo, calentaban cualquier situación, una merienda, una comida, cualquier momento era bueno para transmitir los rebosantes sentimientos que el uno sentía por el otro, además no podían evitarlo; se adoraban, se querían tanto, estaban hechos a medida, como dos piezas perdidas  que encajan al milímetro, pero que nunca se habían encontrado hasta ahora.

- Gilda; hay una verdad que circula por mi mente de forma obsesiva: "He podido querer a otras personas, pero ahora se que como te quiero a ti no he querido ni querré a nadie".
- No seas exagerado Bebo...a mi eso no me importa- contestó ella haciendo alarde de esa frialdad que le salía de su ego más dolorido, aquel donde guardaba las heridas medio cerradas, pero que de vez en cuando le recordaban que estaban ahí. Esas heridas que le habían causado los hombres de su vida, donde la traición, el desamor, y sobre todo el haberse sentido ignorada durante muchos años habían dejado una huella profunda en su mente. No entendía y no se acostumbraba a que Bebo se preocupara de sus sentimientos, de su estado emocional; le resultaba tan raro que incluso se protegía de ello. No quería mostrarle cuando se sentía mal; pero era inútil, a Bebo le sobraba observar el brillo de sus ojos para saber cómo estaba, y lo que estaba pensando. Era como mágico, incluso a el le sorprendía.
El le decía estás "aséptica"; quería decirle que estaba fría, desconectada de sus sentimientos, queriendo huir de Bebo, para que el no notara su malestar. Ella a veces usaba los argumentos de Bebo para justificar su conducta: El le decía que hay que relativizar, y darle a cada cosa la importancia que merece...pero claro para ella Bebo era muy importante, y el estaba acostumbrado a que  centrara su atención en él, y cuando no lo hacía se descomponía, se sentía ignorado, olvidado por su amor, abandonado, y  aparecía una amenaza de pérdida que le entristecía y hasta le enfurecía, pues el sabía que era el resultado de la invasión de la melancolía en la mente de Gilda.

- No exagero mi vida, expreso mis sentimientos simplemente. Mi felicidad depende de ti.
- Bueno; la vida es así. Si algún día me voy de tu vida, te adaptarás, tienes estrategias para superarlo.
- Creo que caería en una depresión profunda, de la que difícilmente podría salir.
- Vuelves a exagerar; no temas simplemente vive como si fuera el último día de tu vida, pero sobre todo aprende como si fueras a vivir para siempre. Esto me lo has enseñado tú.

Bebo un tanto excitado e irritado, amarró las manos de Gilda, la empujó sobre la mesa de la taberna, como si no hubiera nadie, y con una cara de psicópata asesino, rompió los botones de una blusa blanca que Gilda se había colocado para la ocasión. Los botones saltaron por el aire depositándose en el oscuro suelo. El Hedor a carbón y a la sabrosa carne, habían despertado a la bestia. Gilda un poco asustada, pero entusiasmada por la reacción, se movía en esa ambivalencia corriente, que se mueve entre la búsqueda de la delicadeza y sensibilidad en el hombre, y la violencia justa que demuestre la fortaleza y el dominio que refleja ese legado antropológico de necesidad de protección femenina. A Gilda le excitaba mucho esa sensación de dominio.

Tras el destrozo de la blusa, Bebo se topó con el redondo y voluptuoso pecho que luchaba por buscar la libertad entre un sujetador blando de encaje, que disparaba el deseo de aquel hombre. Optó por no perder tiempo en desabrochar lo y se centró en su falda que retiró, ahora si, con mucha delicadeza: unas braguitas blancas a juego, con unas medias que se fruncían en la parte superior de los muslos en forma de liga. Un espectáculo visual que iluminaba la oscuridad del lugar derretía a bebo, y le sumergía en una locura transitoria, entregada al deseo y la pasión.

Bebo; tomó un pañuelo negro y cubrió los ojos de Gilda, mientras una humedad intensa y rebosante invadía los genitales de la dama. Ella se revolvía en la mesa mientras Bebo deslizaba un pedazo de hielo por todo su cuerpo, desde sus labios hasta los dedos gordos de sus pies, muy suavemente retiró sus bragas mojadas, y las depositó en la mesa. Su lengua helada por el hielo comenzó a lamer un clítoris extremadamente invadido por la sangre. Ella le pidió que le pusiera su miembro en la boca. Retiró el sujetador y puso su verga entre sus dos tetas, mientras ella  observaba la cara de placer de aquel hombre. Ella exclamó con voz susurrante y pasional: -¡Eres mi Dios¡- La sensación de dominio  que sentía él le excitaba aún más, y a ella el sentirse poseída por su Dios, le dejaba a merced del éxtasis más potente que nunca había tenido.
La agarró de las caderas y apoyándola en la mesa la penetró por detrás, propinándole en su culo dos azotes que enrojecieron su apasionante trasero, metió su polla en aquella humectada vagina, ante los gritos de placer de Gilda, que hacía que acelerara la rapidez de los envites. Le daba lo más fuerte que podía, a ella le gustaba, no pudieron más ella se corrió, en forma de ocho o nueve descargas eléctricas que parecía que no terminaban nunca, y el se dirigió a la cara de su amor y la dejó un mar de semen que iluminaba su cara.

No había pasado nada, se vistieron, se sentaron y apareció el camarero cómplice de la escena de amor que había vivido en su taberna. Le pidieron la cuenta y con olor a amor y deseo se fueron a buscar nuevas aventuras que vivir.


sábado, 31 de enero de 2015

REGALO PARA GILDA


Querida Gilda: 

El paso del tiempo es una manera de llegar hasta donde estamos, de la mejor forma que podemos. Yo he llegado hasta aquí con un enorme impulso en los últimos tiempos gracias a ti, con la ilusión y la pasión del que busca, del que espera, del que solitario pasea por el mundo buscando la felicidad. 

Pero aquí me tienes; la búsqueda se acabó, o más bien está centrada en ti: Ya te he dicho muchas veces que: "El hombre es un animal permanentemente insatisfecho", pero ahora la búsqueda la centro en ti: Tú curiosidad por tu mundo, por tu pensamiento, por tus deseos, por tus necesidades, un mundo en gran parte desconocido para mi.

Gilda; Es difícil satisfacer completamente los deseos de un ser humano, en este sentido no se si estoy a la altura, no se si tú también has dejado de buscar, no se si para ti soy tú "alter ego", en el que depositas la confianza de tus sentimientos, deseos, emociones, y conflictos, pero se que eso es lo que deseo... Si esto no es así habré fracasado, no habré sido capaz de ganarte como persona.

¿Por qué te quiero, querida Gilda?: No hay distancia posible que anule mi deseo por ti,un deseo que se materializa en tu mirada, en tus besos, en tus caricias. Sacias de forma irresistible el hambre de piel que he acumulado durante todos estos años.

En las distancias cortas ganas mi confianza maternal, aquella que responde a la búsqueda de una madre, de mi madre. 

Además transformas tus ojos en una fuente continua de sentimientos, que cuando estoy a tu lado, me hacen sentirme amado, deseado; la persona más importante del universo, como dices tú: "Ser el centro de todo". 

¿Qué decir del tiempo?: El tiempo desaparece, el tiempo como testigo mudo de nuestro amor, no tiene ningún sentido ante tanto deseo, tanta pasión, tanto amor. Sólo nos devuelve a la realidad una palabra de alguien que está a nuestro lado, el sonido de una llamada, el canto de un pájaro, hasta entonces en nuestro mundo sólo existimos los dos, y nuestro nivel de aislamiento es tal, que la vida se circunscribe a nuestra conexión amorosa en exclusividad.

El sexo entre nosotros es el resultado extremo de la comunicación total, esa forma de comunicación que va más allá de las palabras y los gestos, esa comunicación que se establece entre las vibraciones de cada uno de los cuerpos, esa comunicación que nos permite acceder al centro de nuestras entrañas, y sentir por un momento los sentimientos del cuerpo de nuestro amor. Esta comunicación tan difícil de conseguir, es la que tenemos tú y yo, Gilda; eso es también amor...Llegar a la franqueza del otro sin palabras y descubrir la intensidad de sus sentimientos, de sus deseos, de su pasión.

La admiración...Te admiro sin lugar a dudas, admiro el camino que has llevado hasta llegar a mi, admiro la intensidad, y la fuerza de tu entrega a los demás, admiro tu flexibilidad que evita perdernos en conflictos innecesarios que nos alejan, admiro tu inteligencia natural, que pasa desapercibida pero que cuando penetro en tu interior se detecta, y es muy potente. Bueno siempre te dije que eras una luciérnaga, y lo eres: Brillas con luz propia, luz que sale de tu interior, y que pasa desapercibida en muchas ocasiones, y eso está muy bien, porque ya sabes: "Las luciérnagas que brillan hacen que las serpientes las consideren una amenaza, y las persigan".

Hay momentos en la vida en los que sabes con quién quieres estar, con quien te gustaría envejecer, con quien desearías llegar hasta el final, y con quien te gustaría morir, y yo he llegado a este momento Gilda, y mi deseo es caminar contigo hasta el final, hasta que la vida se convierta en aire, en recuerdo, en memoria,quizás en la literatura que elaborará alguien con nuestras historias, llenas de amor, deseo, pasión, y de mucha intensidad: Quedará nuestro legado; el cuerpo se irá, pero nuestros hijos, nuestros amigos, puede que la humanidad recordarán siempre a Gilda y a Bebo.

Te Ama..........Bebo