domingo, 3 de diciembre de 2023

LA BELLEZA DE LA PRINCESA ARCOIRIS

En un país lejano, en una tierra extraña, cerca del mar, de un océano azul trasparente; vivía una Princesa; La Princesa ArcoIris le llamaban. Le llamaban ArcoIris, porque tenía un pelo tan rubio, que cuando se lo  humedecía, el sol reflejado en su melena; mostraba un "ArcoIris" que iluminaba su rostro cuando caminaba; era un espectáculo ver a la Bella Princesa recorrer su reino iluminada por un haz de luces de colores, su belleza entonces sobrepasaba los cánones conocidos.
Le pidió a su padre, el Rey Ernesto, salir de aquellas tierras, la princesa estaba triste, necesitaba ver nuevos mundos, otras formas de vida, ella quería ver nuevas maneras de entender la vida. Esto el Rey Ernesto lo vivió como una agresión a la estabilidad de su Reino, nunca nadie había salido de aquellas tierras, y las personas que habían osado salir no se había sabido nada de ellas. La Princesa tenía miedo; y se enfrentaba a la disyuntiva;  "mal si lo hago, mal si no lo hago". Su padre le prohibió que saliera de su Reino
La Princesa era muy honesta con ella misma y con los demás, tenía un pretendiente; un Príncipe que no la trataba como  a ella le gustaría; ella pensaba que se debía casar con alguien que la cuidara como una joya preciosa, que la acompañara con admiración el resto de sus días, que fuera agradable con ella, incluso cuando metiera la pata, y en definitiva que sintiera que le amaba de verdad. Ella sabía que no era perfecta, que se equivocaba en cosas, pero no era necesario ridiculizarla, y chillarla para que se diera cuenta que estaba haciendo algo mal; pero hasta ahora le habían tratado así, y ella se había instalado en la aceptación de que esa forma de trato era lo normal en un hombre; aunque era más adaptación y consuelo.
Como no hay mal que dure cien años; la Princesa conoció a alguien de fuera del reino; no tuvo ni que salir del mismo. En un día florido de mayo, concretamente el día 18, la Princesa comenzó a brillar, fue consciente de que merecía ser tratada como aquel hombre la trataba, con ternura, con cariño, con dulzura, con admiración, siendo su cuidado lo más importante para aquel hombre. 
En un atardecer en el lago; aquel hombre tomó la mano de ArcoIris y le dijo algo a lo que ella no estaba acostumbrada: 
- ArcoIris; quiero decirte algo, verás: en mi reino no se concibe que alguien que ama de verdad a una mujer o a un hombre, lo trate mal; y todos sabemos lo que es tratar mal; tienes que saber que no puedes normalizar el desprecio, el insulto, la ridiculización, y la minusvaloración. 
- ¿Quien eres?, ¿de donde has salido?. 
- No importa quien sea, lo que importa es que debes saber  que mereces ser tratada con dignidad, no por quien eres, ni por lo que eres, sino porque perteneces a la especie humana; y una persona tiene que recibir un trato digno, siempre.
- Pero dime al menos como te llamas; no me has dicho nada de ti.
- Me llamo Claus; y vivo en la montaña, en el Castillo de Bellavitae. Desde pequeños nos enseñan que la belleza está ligada a la bondad, y que todos merecemos un buen trato por el hecho de ser personas. Mi padre el Rey de Bellavitae; me mandó a explorar nuevas tierras. 
- ¿Entonces eres Príncipe?.
- Bueno eso es lo de menos; en mi Reino todas las personas tienen un trato digno, seas príncipe o mendigo. 
- Quiero que me traten así, toda mi vida, no dejaré que me traten mal nunca más; quien me trata mal no me merece- afirmó la princesa.
Ella no estaba acostumbrada a que la trataran tan bien, y poco a poco fue enamorándose del Príncipe Claus de las Montañas. Se casaron, y reinaron en los dos reinos,  con el paso de los años, y elaboró una guía de principios básicos para vivir en aquel reino, basado en: "tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti".
Es así como la Princesa ArcoIris conoció el amor, y descubrió que tratar bien a quien quieres, es un principio básico del cariño y del amor.        

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