domingo, 24 de diciembre de 2023

 

Ha llegado la navidad, ha llegado el momento de hacer balance del año que muere, ha llegado el momento de la bondad como belleza inherente al ser humano. En navidad parece que todo el mundo es bueno, los acontecimientos se viven de otra manera; es esa belleza equiparable a la bondad, la que se despliega a finales de diciembre en las últimas semanas del año. 

Todo se percibe con cierta magia; quizás el hecho de finalizar el año nos lleva a reflexionar en un diálogo interno que nos conduce a olvidar lo malo del año que termina, y comenzar una nueva etapa vital, con alegría y esperanza de que el año que va a empezar sea mejor. 

Pero esta reflexión casi del pensamiento mágico, del que abraza la providencia y deja la vida del ser humano en manos del destino, es la que aquella dama me desmontó y me llevó a lo que vengo llamando "La conciencia proactiva".

Esto no es otra cosa que actuar en lugar de estar a la espera de que la suerte o alguna divinidad, nos marque el camino de nuestra vida. 

El optimismo es un buen compañero de viaje, pero no el  optimismo ilusorio, sino el optimismo realista; el optimismo ilusorio es aquel que al ver a un león piensas: seguro que no tiene hambre y no me come a mi; es probable que el león te devore, pensar que no te va a devorar es una actitud ilusoria, no optimista.

Cuando uno analiza su vida se da cuenta que la mayor parte de cosas buenas o malas que nos pasan son debidas a decisiones que tomamos en un momento determinado, y que tienen consecuencias. Por eso ya que tenemos que vivir y decidir caminos por los que seguir, al menos que no nos paralice el miedo. 

Si el miedo aparece, siéntate a su lado, acarícialo, deja que te atraviese, hazte con el, que no te domine, y asume las consecuencias de tus decisiones, que para bien o para mal nos pasamos la vida asumiendo el cambio como parte de la vida; y no se puede cambiar haciendo lo mismo, se cambia haciendo cosas distintas a las que hemos hecho hasta ahora. 
En cualquier caso; en el año que comienza, me gustaría dedicarme a disfrutar de la suerte que tenemos de estar vivos.
Como se decía en la Grecia Clásica; "practicar lo que se predica", debe existir una coherencia entre lo que pienso, lo que siento, y lo que hago, ese equilibrio, basado en el conocimiento de uno mismo debe formar parte de los principios fundamentales de nuestra vida.
Siempre que empieza algo importante para nosotros, lo abordamos con ilusión, con pasión, con alegría; estas emociones, unido a valores como la persistencia te acercan al éxito, y no hablo del éxito profesional, me refiero a tener conciencia de lo que deseamos y de forma activa luchar por ello ("conciencia proctiva"). Para llegar  a conseguir un envejecimiento con éxito; tenemos que asumir lo que no se puede cambiar, sobre todo incorporar como aprendizaje la experiencia de nuestro pasado, sin torturarnos por ello, en cualquier caso nada podemos modificar ya, centrémonos en el hoy, en el presente como sinónimo de regalo (un presente es un regalo), y ya que no podemos alargar la vida, vamos a ensancharla, llenándola de amor y  de color. Siempre hay motivo para alegrarnos de estar vivos, siempre hay razón para compartir la vida con quien amamos, siempre es importante actuar de forma justa en la vida como sinónimo de: "dar a cada cual lo que le corresponde"; tratar como una joya digna del mejor cuidado a quien amas, es una fuente de felicidad sin ninguna duda. 
En cualquier caso, en este año que empieza, sólo pido que las personas que amo puedan cumplir sus sueños, y yo poder acompañarlos en esto que se llama la vida. 

Feliz navidad.






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