viernes, 4 de noviembre de 2011

SOLEDAD

Tengo el honor de presentaros una colaboración que "El Paseante" ha escrito para mi humilde Blog: Gracias paseante, será un honor para mi compartir con mis seguidores este magnífico ensayo sobre la soledad.


Edward Hopper. Morning sun.

Escribo la palabra y me parece vacía de contenido, está claro, es un concepto que tenemos por negativo, sinónimo precisamente de eso, de vacío, de nada, de aislamiento.

El hombre es un animal social, es en la sociedad, en compañía de los demás, como adquiere su verdadera dimensión, como desarrolla todas sus capacidades, sus emociones, sentimientos, anhelos. El hombre no está completo si no es en compañía de otros. El ágora griega, el foro romano, son buenos ejemplos de ello.

Si pensamos en el hombre pensamos más bien en el género y no en el individuo, el hombre sin sus semejantes es poca cosa, difícilmente pervive, se desarrolla, se completa, difícilmente crece y se hace mejor.

Por algo hasta los animales viven en compañía y se organizan en sociedades, las especies son precisamente eso, grupos que forman colonias para poder desarrollarse, reproducirse, protegerse.

Todo esto está claro, pensemos por un momento que nos quedáramos solos en el planeta, no imagino peor condena ni mayor desesperación.

La soledad es pues algo tolerable de forma relativa, es decir, si tenemos la posibilidad de ponerle fin en cualquier momento que queramos, y por otra parte nunca es absoluta, no sobreviviríamos ni física ni espiritualmente a una soledad total.

Cuando el hombre queda absolutamente solo enloquece, su mente divaga y se puebla de monstruos, el hombre queda desamparado, perdido, sin referentes, y su universo se desintegra si no tiene alguien con quien compartirlo.

Para exorcizar el fantasma de la soledad la sociedad nos brinda diferentes fórmulas, exorcizar la soledad significa básicamente tener capacidad de comunicarnos con nuestros semejantes.

La pareja, la amistad, la familia, el trabajo, las redes sociales, internet, los blogs, los gremios, las cofradías, las asociaciones, los grupos de apoyo, la psicoterapia, etc... Viejas y nuevas fórmulas que conjuran el fantasma de la soledad y nos ayudan a ser más completos, a enriquecernos, a ser más libres.

Es curioso este último aspecto, el relacionarnos nos hace más libres que el estar solos, porque estar en compañía supone el ejercicio variado de la libertad de elección, de comunicación y de acción, sin embargo la soledad nos hace presa de nosotros mismos, nos aísla, nos mete en una prisión.

Podría parecer lo contrario pero es así.

Si se es incapaz de vivir en sociedad difícilmente se será libre porque la libertad implica sabiduría, conocimiento, y es imposible generarlos en nosotros si no es a través del contraste con los demás, el hombre despierta a la vida, se forma, se completa, madura, en la sociedad.

¿Qué queda pues para la soledad?

¿Puede alguien defenderla?

¿Tiene alguna ventaja?

Como dije al principio se trata de un concepto negativo o de exclusión, primero existe la compañía y luego su negativo, la soledad. Debe existir el concepto precisamente para resaltar las virtudes de su contrario, la compañía.

La soledad tiene como ventaja que huyendo de ella tenemos la garantía de ser mejores, más felices, más completos como individuos, es el referente a evitar.

En ocasiones la vida nos hace estar más solos de lo que nos gustaría pero suelen ser períodos pasajeros que nos sirven para valorar aún más la compañía cuando llega, y la compañía que perdimos tal vez.

Un hombre acompañado en el camino de la vida es un hombre más feliz y pleno, y con más futuro que un hombre solo.

Un aspecto importante es el tema de las buenas compañías, en el caso de que no sea así sí es mejor estar solo, esperar pacientemente, porque no hay nada más demoledor para el hombre que consumir su tiempo junto a aquellos que no le hacen crecer cada día, que no le dan alas sino que se las cortan.

En eso sí debemos de estar atentos y de manera selectiva elegir nuestras relaciones y potenciar aquellas que nos dan energía positiva, evitando las que nos suponen una pérdida inútil de energía, unos lazos que nos mantienen inmóviles, atados a la negatividad.

La soledad, como transitorio paréntesis, creo que en estos casos sí tiene sentido.

La soledad es en ocasiones el territorio tranquilo desde el cual el hombre se pertrecha para continuar la aventura de vivir en compañía.

La soledad como refugio con la perspectiva de poder salir a buscar nuevas compañías

Saber estar en compañía de uno mismo también es importante, sólo el que está en paz consigo mismo puede estar en paz con los demás.

El paseante.
Jose Ramón Carballo López.
Noviembre 2011.

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