viernes, 18 de noviembre de 2011

AMOR Y MIEDO



El mundo se mueve por la necesidad de amor y el miedo a lo desconocido:
El amor  como el conjunto de sentimientos y reacciones que posee el ser humano para aparearse, para unirse en pareja y mantener la especie es la explicación más animal de su existencia.
Está visión completamente antropológica desde que el mundo es mundo, contrasta con la versión metafísica, cinematográfica y literaria que ha hecho que el ser humano mitifique el amor: De una manera simplista defino el amor como Amistad+Sexo; Amistad profunda, de la buena, aquella que te hace admirar a tú pareja, tener complicidad con él o ella, donde la comunicación fluida y profunda siempre  llena la relación; además en esta vertiente de amistad del amor los amantes evolucionan, aprenden y se complementan el uno con el otro, y sexo del bueno, como  acto comunicativo, como divertimiento, como fusión de cuerpos y almas, como elemento práctico de mantenimiento  de la especie humana.
El miedo como resto ancestral que nos protege de los peligros, nos hace huir o evitar situaciones de riesgo o que nos puedan producir dolor; es por eso que a veces nos escapamos del amor porque nos produce miedo: Miedo a lo desconocido, miedo al dolor; es la incertidumbre la que elabora los miedos, y son los pensamientos los que activan este miedo sin la existencia de un peligro real. Esto es propio del ser humano: Los animales sólo activan el miedo cuando tienen un peligro real, el ser humano elabora el miedo a base de ideas irracionales que a veces le paralizan y le hacen huir de experiencias que podrían conducirle a ser un poco más feliz.
Después de todo esto no pensáis que el amor está sobrevalorado, al menos de forma  paradigmática como referente utópico que nos hace generarnos unas expectativas tan altas y tan poco realistas, que las relaciones de pareja están llenas de frustraciones: ¿Proyectamos un modelo mental de pareja en nuestro amante, a nuestro gusto sin estar abiertos a que nos sorprendan tal y como son para bien o para mal?: Estoy convencido  que la respuesta a esta pregunta es en un porcentaje muy alto “Sí”; pero no deja de ser una conducta caprichosa e inmadura de búsqueda de nuestro príncipe azul o de la princesa encantada, y nos lleva decepción tras decepción hasta el desencanto, y lo que llamamos desamor.
Una forma más adaptativa del amor pasa por: Conocerse a uno mismo, quererse a uno mismo tal y como es y como decide ser, Estar abierto a que alguien se acerque a mi tal y como es y que  satisfaga mis necesidades personales, sexuales, emocionales, intelectuales y viceversa,  que el proceso se desarrolle en un entorno de libertad, respetando los espacios personales de cada uno, y considerando que una pareja no es un solo ser sino dos personas autónomas que en un momento determinado deciden juntarse y emprender un proyecto de vida, del cual cualquiera de los miembros puede salir, si existe sentimiento de  fracaso. El sentido de posesión que existe en muchas parejas cosifica al amante siendo un instrumento de la pareja en lugar de un compañero de viaje, un fetiche que usamos para controlar nuestros miedos, nuestro dolor, nuestras frustraciones, y nuestros deseos a veces sin contar con los deseos del otro.

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