sábado, 5 de noviembre de 2011

¿EXISTE LA AMISTAD?

 Eneas herido y curado. Siglo I. Museo Arqueológico Nacional 
 de Nápoles.

El hombre por naturaleza es un ser social; es en la sociedad donde se constituye como hombre, y todas sus interacciones están movidas por la necesidad de los demás.

Todos sabemos que ningún hombre es una isla, necesita al resto de la humanidad para realizar su vida, y desarrollarse como persona; pero otra característica del ser humano es que en un 80% es un ser emocional, que se mueve en busca de emociones positivas que le hagan sentirse mejor.

En esta búsqueda casi desesperada por encontrar sentimientos positivos como el afecto aparece la amistad. El ser humano utiliza la amistad para sentirse querido, sentirse integrado en su microsociedad, mediante alguien que sabemos que nos valora, nos respeta, nos admira, nos entiende, y con quien podemos compartir penas, alegrías, éxitos, fracasos, etc.

Pero: ¿Qué es un amigo o una amiga?: Un amigo/a en su grado máximo es la persona con la que el tiempo pierde su significado; no existe, podrías estar horas conversando y siempre habría algo de qué hablar; la  comunicación fluida y llevada a lo más profundo de los sentimientos es un característica de la buena amistad.
La amistad parte de una premisa básica: necesitamos confidentes con los que poder proyectar lo que somos y lo que no somos, y para ello como en el amor es importante elegir a la persona o personas adecuadas: Alguien con quien exista una conexión especial, con quien te sientas comprendido, y protegido ante la adversidad de la vida.

La amistad configura un sentimiento más duradero que el amor, dado que tiene un mayor respeto por los espacios individuales, y porque el sentido de posesión está más atenuado.
Es necesario saber que tanto en el amor como en la amistad existen dos o más personas, y cada una tiene su individualidad, con sus valores, creencias, sentimientos, apreciaciones, e incluso diferentes grados de entrega, valoración y concepción del significado de la amistad; por eso como en  el amor podemos sentirnos defraudados por nuestros amigos/as, porque no respondan a nuestras necesidades ni expectativas y no recibamos lo que esperamos de ellos/as.
En la amistad pueden existir celos como en el amor, que responden a ese sentimiento de posesión del amigo; pero es un tremendo error pensar en el amigo como en un fetiche: más bien son compañeros cercanos de viaje con quienes podemos sentirnos libres en un espacio de conexión con muy poca censura, donde el respeto por la visión, opinión,  creencias, y  valores del amigo debe ser una norma imprescindible.

Como en el amor la amistad hay que cuidarla, regarla aunque sea periódicamente, y se necesita tiempo para invertir en ese proyecto de amistad, si no es así como cualquier flor por bella que sea, la amistad se marchita y acaba por morir.

Me he preguntado muchas veces qué buscamos con la amistad, y la respuesta no es fácil:

En primer lugar creo que  “El efecto Espejo”, es fundamental en la amistad; poder sentirnos reflejados en algunos aspectos, por pequeños que sean en el amigo/a; pequeños o grandes puntos de encuentro donde la coincidencia es una fuente mutua de placer.
Otro punto importante es la admiración del amigo; como en el amor es un importante motor motivacional, que  permite desear y anhelar las interacciones amistosas. Este apartado que se relaciona con lo que yo denomino “factores complementarios”; que son aquellos de los que somos carentes nosotros, pero que los tiene el amigo/a, permiten un aprendizaje consciente e inconsciente que puede ser tremendamente adictivo. Por mimetismo el amigo admirado nos permite un aprendizaje  por el cual adoptamos prácticas, conductas y actitudes que nos resultan interesantes y atractivas.

No debemos olvidar al amigo como consejero: Un buen amigo nunca nos dirá lo que tenemos que hacer; nos aportará puntos de reflexión que nos ayuden a tomar una u otra decisión. Esta función del gran amigo como alter ego nuestro, puede ser muy reconfortante ante decisiones claves en nuestra vida.

El buen amigo/a cumple una función de terapeuta: nos permite sin juzgarnos descargar nuestras emociones más negativas y nos sirve como paño de lágrimas ante el dolor. Está función de la amistad une mucho, pues el amigo que se siente ayudado, estará agradecido, si no es toda la vida, por mucho tiempo.

De forma práctica esto es la amistad: Esa relación permanente con alguien que admiras, adoras, proteges, cuidas, aconsejas, te sirve de paño de lágrimas, te ayuda a crecer y aprender actitudes, conocimientos y conductas nuevas, con el que el tiempo no existe, que te entiende y con el que te sientes comprendido, y en definitiva con el que pasas momentos de intensa felicidad.
Antonio Peñafiel.

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