martes, 3 de julio de 2012

EL PRISIONERO DEL CIELO

Portada del libro.
Para un Zafoniano, amante de la literatura intimista que recrea la sociedad de la guerra  civil y la postguerra, leer "El prisionero del Cielo", ha supuesto una ansiosa delicia que me ha hecho devorar el libro en menos de una semana, a pesar de mi escaso tiempo.

La  trágica y magnífica historia de Fermín Romero de Torres nos sumerge en el blanco y negro de la Barcelona de los 4O y  la vida en las prisiones Franquistas ( En este caso de Barcelona) de personajes variopintos,  que deslizan el relato hacia la dureza, repugnancia, animalidad, y solidaridad del ser humano en prisiones donde la vida o la muerte pasan sin pena ni gloria ante las pupilas de un director de la prisión un tanto psicópata (Vals), y sus guardianes.

Tras la fantástica fuga de Fermín, que sale en una saca tras fingir haber fallecido, inventa una vida, rehace su vida, y le trasmite su historia y la del prisionero del cielo a Daniel, el hijo de la librería de los Sampere. quien descubre que Vals (director de  la prisión), ha matado a su madre.

Las emociones de una España contenida, en construcción, personajes primarios y secundarios fotografían la realidad social de  una época que se reorganiza a base de hambre, prisión, miedo, y adulación a quienes representan la autoridad del régimen.

El olor a niebla en las calles de Barcelona aderezado por el aroma a   sopa de ajo, despierta en el lector esa sensación de paz interior con luz íntima de media tarde de invierno, donde los personajes discurren transmitiendo emociones como los celos, el amor, el miedo, la codicia, y todos los sentimientos que contiene el ser humano, activados por una época convulsa de nuestro pasado reciente.


1 comentario:

  1. Un libro que engancha, Zafón plasma el paisaje tan claramente con las palabras que te hace ver, oler y sentir la imagen de Barcelona de los 40

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