domingo, 8 de abril de 2012


MI COCINA FAVORITA II: UN ALIVIO, SON HUMANOS

El almuerzo de Velazquez.

Estaba empezando a preocuparme, un equipo como organización que es, se mueve en  un espacio emocional, y desde luego si el equipo de mi cocina favorita es humano; tienen que tener un fluir de emociones: Por más que nos empeñemos en racionalizar; el ser humano es un ser emocional en un 80%, por tanto las emociones confieren al individuo, y al grupo la humanidad que le caracteriza.
Pensé durante mucho tiempo que los habitantes de mi cocina favorita no eran humanos; eran androides que los programaba su jefe, y a las nueve de la noche los desconectaba hasta la tarde siguiente. Sospeché esto desde el primer momento que los vi; eran demasiado perfectos: Piensan en los demás antes que en ellos, hay un ambiente de colaboración por encima de la competitividad, se apoyan, se admiran, y se quieren, y no había visto hasta la otra tarde:“ Ni un ápice de discrepancia”.
Una organización lo suficientemente buena, no es aquella que no tiene conflictos, pues la diferencia de ideas es lo que produce verdaderamente la evolución y el crecimiento de ese grupo. Una organización óptima es aquella que es capaz de digerir las emociones negativas y de resolver los conflictos a favor de la supervivencia y consolidación del grupo.
Un equipo donde no existan diferencias, donde no surjan visiones distintas e incluso antagónicas nunca podrá crecer, al igual que un grupo que no acepte las críticas, las evalué, y si es oportuno mejore en algunos aspectos,  se quedará estancado,  y no evolucionará jamás.
Pues bien; el otro día vi un síntoma de humanidad: Existió una pequeña discrepancia dentro de una polémica que tuve el honor de introducir. El contenido de la polémica es lo de menos, pero percibí tensión emocional, algo de enfado, algo de ira suavizada,  e incluso algo de arrepentimiento.
Me encantó; pude ver un burbujeo de emociones, que les  les acercaba más a mi; pues de algún modo para mi eran como Dioses y Diosas del Olimpo que se habían juntado para demostrar a los hombres que  la divinidad está libre de emociones negativas. Negativas en el sentido de no producir satisfacción. Pero son necesarias las emociones negativas para la crítica, y la crítica funcional (no destructiva), es la que desarrolla, mejora, y consolida al grupo.
Mi querida cocina favorita; lo que pasó el otro día, no ha producido en mi otra cosa que aumentar mi admiración por vosotros, era lo que me faltaba para ver un equipo original, con conflictos que sabe resolver, con unos  líderes que aglutinan y motivan al grupo, con mucho respeto entre ellos lo que les hace ser un conjunto sólido que trabaja con un objetivo común: dar un buen servicio  al  comensal. Por eso en ese gran aprendizaje que estoy teniendo con vosotros; he interiorizado una nueva lección: “Mi cocina favorita es humana”.

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