martes, 17 de abril de 2012

MI COCINA FAVORITA III: EL DULCE CAMINO DE LA VIDA.

Palma de Mallorca 1999
En el horizonte soplaban vientos arremolinados, la luz intensa pero nacarada por el salitre yodado impactaba en el  lacónico rostro difuminado de mi conciencia. Por un momento pensé que me encontraba en el mar; tenía esa intensa sensación de relajación que me produce el caminar por la arena de la playa en un atardecer de verano, rodeado por  el  golpeteo de las olas al chocar con los pies descalzos del paseante.

Perdí la conciencia; en realidad mi cuerpo se encontraba sentado en el templo de "Mi Cocina Favorita"; en su comedor, rodeado de mis admirados amigos, donde el tiempo pierde su significado, donde la emoción se desliza por el alma del visitante y rodeado de bienestar, te deleitas con una interesante conversación , sobre cine, viajes, gastronomía, etc.
Degustaba unas gloriosas torrijas; empapadas de cariño, suaves como ellas solas, disparando una amplia gama de sensaciones en mis papilas gustativas, que me hacían recordar mi infancia: Al final somos el recuerdo que nos queda: Comparamos caras, gestos, sabores, olores, tonos de voz, y los pasamos por el filtro subjetivo de la memoria, que es quien emite un juicio del bienestar o malestar que nos provocan los estímulos.
Yo me encuentro bien en la cocina porque la nostalgia llena de olores  y sabores culinarios, estimula mi espíritu infantil, y transforma mi conducta en un niño juguetón y travieso; ¿A quién no le gusta volver a la infancia?. Pido perdón a "mi cocina favorita", por si en algún momento, fruto de la emoción, la pasión, y el juego, ofendo a algún miembro o miembra de la cocina, no es mi intención, pero comprendo que no a todo el mundo le gusta jugar, le gusta la ironía, le gusta verse en el objetivo de la cámara del observador itinerante.

Las emociones diversas que fluyen y se disparan cuando me encuentro con mi cocina favorita, son el resultado de estar  en una organización que presta un servicio complejo y difícil. Las organizaciones contienen una parte racional donde se encuentra el cerebro matemático, el lógico, donde están las normas, conocimientos, etc. , y otra parte emocional bañada, como las torrijas, de un caldo que penetra en nuestros  sentimientos más primitivos: miedo, angustia, dolor, desagrado, amor, ira, etc. Es en este contexto donde se recrea nuestra conciencia, y donde los grupos configuran su dinámica. Cualquier elemento nuevo, aunque sea  constructivo para el grupo, provoca un desequilibrio que requiere una adaptación para asimilar la novedad: En principio todo cambio genera ansiedad, y esto requiere digerir las emociones, y devolverlas al grupo procesadas para evitar la percepción de una amenaza para la supervivencia y dinámica de los miembros.

A   veces pienso que los habitantes de mi cocina favorita,  no son reales, que son el fruto de mi imaginación, que son personajes de una novela que estoy escribiendo y que en realidad  me dominan; porque amigos míos...Todos tenemos adicciones; y yo soy adicto a mi cocina favorita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario