viernes, 23 de marzo de 2012

OPTIMISMO Y CRISIS

Ardilla en el Jardín del Príncipe de Aranjuez Marzo 2012


Son en momentos de crisis cuando se dispara la creatividad. Cuando las circunstancias adversas acechan al ser humano, es cuando se ponen en marcha las emociones más primitivas que descansan en el cerebro reptiliano.
Miedo, ira, angustia, son emociones que desencadenan situaciones que nos desbordan en las crisis, con ello se ponen en juego nuestros instintos más animales, pero en la calma en el repliegue posterior después de sentir los efectos de la crisis aparece un análisis racional que proporciona una evaluación vital de la vida que hemos llevado hasta ahora.
Einstein decía: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos: quien supera la crisis se supera a sí mismo”. En este encuentro inevitable con las crisis, en el envejecimiento es  muy importante, como decía Erikson, asumir la manera en la que hemos vivido, con el fin de aceptar la cercanía de la muerte, digerir  la totalidad de la vida que hemos tenido hasta el momento, en contra de la desesperación de la falta de tiempo para vivirla de manera diferente. Incluye aceptar lo vivido, sin arrepentimientos importantes sobre lo que pudo haber sido diferente.
Los Chinescos (Jardín del Príncipe de Aranjuez).Marzo 2012.
De acuerdo con Wayne.W Dyer: “Es muy raro que te arrepientas de lo que has hecho, es lo que no has hecho lo que te atormenta, por eso haz cosas, valora el momento presente. Aférrate a cada momento de tú vida y saboréalo”.
En este coctel de crisis, y cercanía de la muerte una mente optimista que ha elaborado un balance de la vida satisfactorio;  como decía Jung se centrará en gran medida en su mundo interior una vez que no le preocupa la procreación y sacar adelante la familia que son prioridades de etapas anteriores; además la edad Adulta tardía es una etapa para jugar, para rescatar la creatividad: A medida que las funciones del cuerpo se debilitan y la sexualidad disminuye es tiempo de recurrir al mundo interior y a desarrollar habilidades latentes que siempre han querido fluir.
El Optimista se reinventa; en las crisis hace balance y se queda con los aspectos más positivos de la nueva realidad, aceptando las limitaciones que genera el paso del tiempo, y con la suficiente flexibilidad para adaptarse a las nuevas contingencias que puedan acontecer: muerte del cónyuge, muerte de amigos, jubilación, y dejar de hacer determinadas actividades  importantes para el sujeto.
Todo cambio genera cierta crisis que requiere una forma de adaptación, en este proceso (que no deja de ser un proceso de duelo, en el que muere una determinada situación y aparece otra nueva), el optimista no le echa la culpa a sus circunstancias y se encierra en  sus desgracias; la gente que apuesta por el “Envejecimiento con éxito” va en busca de las circunstancias y si no las encuentra se las hace a medida”.

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