miércoles, 31 de octubre de 2012

ALMAS REBELDES




En la oscuridad y el silencio de la noche, una serpiente reptaba por el desierto del Gobi. No era una serpiente cualquiera, era una de las serpientes más venenosas con las que cuenta la biodiversidad animal: Una serpiente cascabel.
Era una serpiente atípica;  muy sensible. Tenía muchos miedos: Miedo a hacer daño, miedo al dolor, al rechazo, al amor, y sobre todo a no responder de forma convencional a lo que se esperaba de ella.
Laika, que así se llamaba,  reptaba vagabundeando en busca de respuestas, en busca de amigos o enemigos que le ayudaran a encontrar su identidad, a descubrir quién era de verdad. Siempre que encontraba a un ser vivo, surgía en su mente una terrible ambivalencia: Aparecía lo que se espera de ella y  por otro lado sus verdaderos sentimientos. Pero ella era una serpiente poco convencional: original, creativa, amorosa.
Su padre, le repetía: “Una serpiente no puede tener piedad, es preferible morir a no atacar”, pero a ella le parecía horrible picar a un ser vivo y terminar con su vida.
Con esta actitud, le iba mal en la comunidad de las serpientes, tanto es así que decidieron desterrarla: Los sesudos jueces del Ministerio de Justicia Serpentil, le acusaron de alta traición a su especie. Sus padres estaban avergonzados, no se conocía serpiente alguna que no quisiera atacar. El veredicto fue claro: “Laika será condenada al destierro lejos de la tierra de las serpientes, durante un periodo de diez años”.
Tras la noticia, Laika se sintió sola y abandonada, y empezó a dudar de todo: de su esencia, de su pensamiento, de sus deseos. Pensó que no era digna de ser una serpiente cascabel. Un miedo invalidante paralizaba su mente: “¿Qué será de mi?”, se preguntaba; “Antes al menos tenía el calor y el cariño de mi familia, pero ahora estoy sola”.
Laika, siempre había mendigado el cariño de los demás para sentirse bien,  cualquiera entonces puede convertirse en tú amo si tiene algo que tú no tienes y quieres obtenerlo como sea. En este caso ella había buscado cariño hasta debajo de las piedras, y se había entregado tanto a los demás, que había perdido su identidad a cambio de unas caricias.
Pero se cansó de fingir ser una típica serpiente para ser amada y querida por todos, y esperaba ser comprendida y defendida por su familia y amigos, pero no fue así: Nadie arriesgó su vida por proteger a Laika. 
- Pero mami -, exclamó Rober:
- ¿Por qué no querían a Laika, si era buena?.
- Rober; a veces aunque seamos buenos, la sociedad espera algo de ti, que si no lo cumples te transformas en un antisistema, una persona rara, rebelde, y el miedo a lo diferente, a la transgresión, condenó a Laika al Ostracismo y al destierro.
- Mami: Esto quiere decir que no se puede ser libre.
- Hijo; la libertad y ser distinto a los demás tienen un precio. Debes decidir si merece la pena pagarlo. Laika se tuvo que alejar de su familia. Responde tú si le mereció la pena.
- ¿Por qué su familia y amigos no la defendieron?.
- El miedo al cambio Robertito. Cambiar supone construir un nuevo escenario con nuevas ideas, nuevos valores, probablemente la evolución de la especie, y eso produce pánico, siendo más fácil eliminar al transgresor que reflexionar sobre ello.
- Ya entiendo Mami, la diferencia produce miedo, y si no hay respeto y tolerancia aparece la injusticia.
- Si hijo, no debemos pensar que somos los portadores de la verdad, la verdad camina por el terreno movedizo de la duda, y es la duda la que nos aproxima al nuevo conocimiento y al cambio.
- Entonces: ¿ Laika era buena?.
- La mejor de las serpientes, la que no quería hacer daño, la rebelde, y pagó con su soledad la defensa de sus ideas.
Continúa con el cuento, mami:
Laika inició el largo  camino del destierro, cuando de repente una tormenta estalló en el cielo. Corrió a refugiarse en una cueva cercana que pudo observar.
La oscuridad de la cueva, y el sonido rítmico  de la lluvia, devolvió a Laika a la melancolía mientras unas cuantas lágrimas se desplomaban por su rostro.
En una esquina, escondida tras una roca se encontraba una tortuga, que al ver a la serpiente se ocultó de inmediato en su caparazón. Laika en un primer momento no se dio cuenta, pero a los pocos segundos, su fino oído percibió la respiración de un ser vivo.
Clod; la tortuga, era otra incomprendida; otra alma solitaria marginada por su especie; una tortuga con alma de artista, una luchadora que quiso cambiar su mundo y se quedó sola. Pero prefería morir a vivir encerrada en su caparazón.
Laika se acercó con los ojos llenos de lágrimas, y le dijo a la tortuga: Necesito hablar con alguien. Clod, que no podía ver llorar a nadie, sacó de inmediato la cabeza y tras una breve presentación le dijo a la serpiente:
- ¿Qué te ocurre?.
Laika, al ver que no despertaba temor en la tortuga, sintió un calor reconfortante, que le hizo mejorar su estado de ánimo.
- Estoy sola: Soy una serpiente fracasada, no soy capaz de atacar a nadie y me han desterrado.
La sabia tortuga, que entendió perfectamente a Laika, con un tono tranquilizador espetó una frase lapidaria con las que ella disfrutaba:
- “No desesperes en tu deseo de ser quien verdaderamente eres”.
- No sé quién soy- respondió Laika- Dime: ¿Quién soy?.
- Un alma que busca su camino, libre de prejuicios, sola, pero libre. No esperes que los demás te entiendan, disfruta de la oportunidad que tienes de ser como verdaderamente quieres ser.
La serpiente, estupefacta por la reflexión tan cercana a su pensamiento, preguntó a la tortuga:
- ¿No tienes miedo de mi?
- Nunca tengo miedo de ayudar a quien sufre, aunque sea peligroso. Laika; luchar por ser tú misma, y descubrir que no eres como los demás, y que además te gusta y te reconforta, es lo mejor que te ha podido pasar:
- Estás sola pero eres libre, estás sola pero conservas la dignidad, estás sola pero ahora tienes la compañía de otra alma solitaria e incomprendida.
Laika se sentía comprendida por Clod, nunca había estado tan a gusto con nadie, o probablemente nunca había encontrado a nadie que hablara su mismo lenguaje, que entendiera sus sentimientos.
-Puedo hacerte una pregunta Clod.
- Lo que quieras Laika.
- ¿Qué da sentido a tu vida?.
Clod, tras unos segundos de reflexión y silencio, contestó:
- Tenemos principalmente tres elementos para dar sentido a la vida:
1. La creación de una obra o realización de algún hecho.
2. La vivencia de nuestros valores, especialmente amando a otro.
3. El sufrimiento.
- Con estas tres vías, Laika, encontramos el sentido de la vida. Mi obra consiste en luchar por transmitir mis pensamientos un tanto discordantes con los de mi especie, amar a alguien, y sufrir la marginación y la indiferencia de mis congéneres.
- Pero entonces Clod: ¿Es necesario sufrir para encontrar sentido a la vida?
- El  sufrimiento es inevitable, forma parte de la vida,  y cuando sufres te brota la oportunidad de encontrarle sentido, y un propósito. Es cuando te liberas de las presiones educacionales, sociales, y conductuales, y decides ser tu misma.
- ¿La soledad es un castigo Clod, o una bendición?.
- Tú decides la actitud, nadie puede decidir por ti. Pueden desterrarte, alejarte de los seres queridos, segregarte y marginarte, pero siempre te queda la opción de elegir la actitud que vas a tener ante la adversidad. En ese punto aparece la oportunidad de encontrar sentido a la vida.
- Clod, me gustaría hablar de una de las patas del sentido de la vida: El amor.
- El amor Laika; supone un encuentro con alguien que entendemos que es nuestro compañero de viaje ideal;  nuestro cómplice, nuestra imagen proyectada en el espejo de la admiración y el deseo. El alma con la que decidimos caminar en la vida, evitando la posesión que es la antítesis del amor, al igual que la dependencia. El tiempo no existe en  compañía del amor, pierde sentido el cuerpo y se llena de importancia la trascendencia y el sentido de la vida.
- Clod; siempre he sufrido por ser diferente, siempre he tenido sentimientos de culpa por no tener el suficiente valor para poder atacar, pero también siempre he sabido que mi actitud era la que debía y quería tener.
- Mami; ¿La serpiente ha encontrado a una amiga que le comprende?.
- Si Rober: Nos pasamos la vida buscando, y las crisis, las tragedias, nos dan la oportunidad de conocer nuevas vías de desarrollo y de encontrar a quien siempre hemos estado buscando y no lo sabíamos.
- Pero: ¿Qué sentido tiene ser una serpiente, si no quieres picar?.
- Uno decide ser lo que quiere ser, no lo que le han impuesto, y si uno está contento con lo que es y con lo que hace, aprecia la vida.
Clod y Laika desde aquel instante decidieron caminar juntas, con un solo fin: Dar sentido a sus vidas. Se dieron cuenta,  que una parte importante del sentido de su vida era haberse conocido, y el tiempo lo dirá, pero era el principio de una buena amistad o del descubrimiento del amor.
Clod y Laika, Laika y Clod emprendieron un nuevo viaje, un largo camino, fusionaron sus sentimientos, eliminaron su autocensura, se sintieron libres, ahora no tenían que demostrar nada a nadie, por vez primera se sentían ellas mismas.
Ahora querido Roberto debe entrar tú imaginación, piensa en cómo te gustaría que acabaran estas dos almas gemelas en este viaje que inician juntas: ¿Se amarán?, ¿Se odiaran?, ¿Se arrepentirán de ejercer su libertad?. Ahora debes escribir tu final.




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