sábado, 6 de mayo de 2023

SEDUCCIÓN MÁGICA

Una vez oí una frase que me fascinó; "cuando muere un viejo desaparece una biblioteca". En la antigua Grecia los gerontes eran los más sabios, los consejeros experienciales  de una sociedad que consideraba al mayor como un depósito de conocimiento generado por esa cultura absorbida que te otorga la vida. Hay vidas pobres, miedosas, aburridas, duras, hieráticas, con pocos libros, "lo que hay dentro es fuera", decía el maestro Erich Fromm; el reflejo externo del bagaje que llevamos en el interior muestra nuestras entrañas, dice mucho de nosotros, explica la biblioteca que llevamos dentro. Hoy vivimos en el mundo de la rapidez; y del mínimo esfuerzo, leer un libro es como vivir la vida de quien ha creado algo que lleva dentro; "lo que no se habla estalla", y antes de estallar lo escribo, al igual que hay una relación directa entre la ética y la estética, quien tiene una buena biblioteca posee un montón de vidas colgadas en la pared, y reflejan no sólo una simple afición, más bien una colección de valores éticos y estéticos que te reconcilian con la humanidad, no me fiaré nunca de alguien que no tenga libros, y libro en papel, con las imágenes  artísticas de un ilustrador que se ha dejado la piel para que ese objeto tenga vida propia, a modo Aristotélico la unión substancial entre el cuerpo y el alma, que no permite diferenciar una parte de la otra (como cuando ponemos cacao a la leche; son dos materias que al mezclarlas se transforman en una tercera, con distinto olor, distinto sabor; el cacao influye a la leche y viceversa, es recíproco lo que aporta la una a la otra);  pues la estructura estética y orgánica de un libro se une con su contenido configurando un "constructo" con vida propia; su aroma, su imagen, sus palabras, se unen para tener una relación con el lector simbiótica; subjetiva, creativa. El que lee un libro lo pasa por el filtro de sus ideas, pensamientos, percepcciones y expectativas, y dejan un poso en su interior. El autor que llega dentro  del lector, deja una impronta, coloniza el alma del sujeto, y su cerebro ya no es el mismo, crea un espacio con las provocaciones intelectuales del libro, y pasa a formar parte de nuestro organismo, también con vida propia y autónoma, evoluciona con el tiempo, y la memoria caprichosa redecora este espacio con nuestro mejor color, o el color que marca cada momento de nuestra vida. 

Hay un componente importante de la memoria, y son los estímulos emocionales de un texto los  que dejan huella,  un libro desprende las verdades, las locuras, las pasiones, las miserias, y las tragedias que cualquier ser humano puede sentir. La ventaja de ser de la misma especie, es que lo que siente un escritor lo podemos sentir cualquiera, su virtud se ejerce con el compromiso estético que le permite impactar en un lector, y condiciona su visión de las cosas, e incluso su conducta; es por tanto un instrumento terapéutico que te hace crecer, enloquecer, o convertirte en un fanático; es el pensamiento crítico y el filtro moral el que nos protege de la fealdad de la influencia malvada de la ética de un libro. 
En cualquier caso aquella biblioteca inesperada, lacada en blanco, inundada de libros como almas que descansan, como decía Zafón en "el cementerio de los libros olvidados", me sedujo de forma desmesurada; y no por la asepsia del mueble o la colección de libros que lejos de estar olvidados lucían con la dignidad propia de joyas que brillan por si solas, siendo un fin en si mismo, por el contenido de la semblanza de cada autor; Allende, Tomás Moro, hasta Sonsoles Ónega; hija del maestro Ónega (mago de las palabras); esa biblioteca me mostró a alguien que refleja en esa estética moderna pero con gusto, un interior que me interesa descubrir, esa duda cartesiana que muestra algo novedoso para mi, un mundo femenino colmado de reflejos intelectuales que apuntaban hacia una belleza que se agradece en un mundo en el que la vulgaridad, la rapidez, y la apatía se instala en las redes sociales, la opinión pública, y la sociedad en general. 
En los momentos difíciles es donde se ve la elegancia y la fortaleza de una persona; aquí  hay que citar al maestro Vicktor Frank (psiquiatra Austriaco), en su libro: "El hombre en busca de sentido", obra basada en su experiencia en el campo de concentración de Auschwitz, donde fue prisionero: desarrollo una terapia denominada  "logoterapia" donde "logos",  hace referencia al sentido, la búsqueda de sentido a la vida, donde una conclusión básica nos lleva a la frase de Nietzsche "todo aquel que encuentra una razón para vivir, encontrará el cómo".
Hay muchas razones para vivir; aquella voz que impactó de repente en mi cerebro, de vibrato musical, de color pastel, de dulce aroma femenino, me llevó a incorporar la esperanza como elemento de impulso y compañía de un camino atractivo, lleno de vida, como alguien a quien cuidar ante el "dolor inevitable" que nos otorga la vida, como diría Frankl; "la última libertad del hombre es la actitud ante los acontecimientos que nos toca vivir", es por eso que los libros nos salvan de caer en el nihilismo y la fealdad de un mundo donde los valores estéticos han sido sustituidos por la rapidez, y el placer rápido sin esfuerzo, sin reflexión, convirtiendo al hombre en un ser que busca  algo instantáneo y se olvida de darle sentido a su vida. 
Pues bien, aquella biblioteca, y aquella voz me reencontró con un mundo nuevo, muy atractivo del que me había olvidado con tanta mediocridad de un mundo lleno de rapidez, distancia, y poca emoción. 
Una imagen comunica mucho, refleja una forma de ser, una manera de ver las cosas, un alma con quien poder decorar la vida que nos queda por vivir; o no, pero en cualquier caso fue una "seducción mágica", que me transmitió ilusión y mucha esperanza. 

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