miércoles, 25 de enero de 2012

ANCIANIDAD-FELICIDAD-MITO-REALIDAD: POR CARMEN BERENGUER; UNA COLABORADORA Y AMIGA...

Escultura de Vigeland en Oslo.
1. ANCIANIDAD
Ancianidad o vejez. Es descripta muchas veces como un estado del espíritu.
Es difícil afirmar cuando comienza, dado que el envejecimiento varía de persona a persona.
Según la OMS, el envejecimiento no es simplemente un proceso físico, sino más bien un estado mental y en ese estado mental está presenciando el comienzo de un cambio revolucionario
La felicidad es entendida casi siempre como una entidad abstracta, propia de la esfera ideal y temáticamente circunscrita al coto cerrado de la filosofía.
 Desde el punto de vista fenomenológico es cercana en cuanto cotidianamente es deseable, aunque pese sobre ella el sambenito de lo inalcanzable.
 Pero la felicidad es un asunto vital, un componente de la zona espiritual humana que frecuentemente se entrecruza con lo biológico e intelectual.
La felicidad copa toda la existencia de los seres humanos a lo largo de sus edades. Como con las demás metas del desarrollo, su despliegue resulta más auspicioso si desde temprano en la vida se han puesto las condiciones para hacer ello posible.
En la antigüedad clásica de Grecia, Aristóteles ya había propuesto el límite de aspiraciones al respecto cuando señaló que la felicidad es estar satisfecho consigo mismo
La felicidad es dicha, bienestar, fortuna, ventura, bonanza y prosperidad.
 En ningún caso, ni en lo colectivo ni en lo individual, viene gratuitamente de una especie de hiperuranio. Casi siempre resulta después de un proceso esforzado, difícil, empeñoso.
La felicidad es un estado emocional activado por el sistema límbico en el que, al contrario de lo que cree mucha gente, el cerebro consciente tiene poco decir
 La felicidad se aprende, se construye. En ello se juega la suerte del género humano, su continuidad. En los distintos niveles hay avances y retrocesos, pero la tendencia central que es el desarrollo y consolidación de esa virtud, triunfa. Lo dice hoy el estado del mundo y del hombre a pesar de los obstáculos y de lo que queda por ser y hacer.
La felicidad se refiere a la serena alegría por ser y vivir haciendo y teniendo, lo que es característico de los humanos.
La ancianidad es una etapa avanzada en la existencia de los seres humanos vivos, etapa más o menos prolongada de la vida, a la que algunos llegan con mejor o peor fortuna y otros no
.
Jeane Calmet con  102 años, decía
Mi secreto es guardar siempre una actitud positiva, unida a una sonrisa
Mantener UNA ACTITUD OPTIMISTA
Hay que tener ESPERANZA

LA DESESPERANZA dispara ataques cardiacos,

Por tanto, la verdadera felicidad reside en la virtud. ¿Qué te aconsejará esta virtud?. Que no estimes bueno o malo lo que no acontece ni por virtud ni por malicia; en segundo lugar, que seas inconmovible incluso contra el mal que procede del bien; de modo que, en cuanto es lícito, te hagas un dios.

La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con su naturaleza, lo cual no puede suceder más que si, primero, el alma está sana y en constante posesión de su salud; en segundo lugar, si es enérgica y ardiente, magnánima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demás cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna, sin ser esclava de ellos

Para Aristóteles, la felicidad es un fin en si misma, la única cosa que merece  la pena alcanzar en esta vida.

Aristóteles aboga por una vida racional, como primer paso, pero no él ultimo, para alcanzar la felicidad, decía que la práctica de costumbres virtuosas conduce a la felicidad: la de costumbres viciosas a la infelicidad
La virtud no reside en su titulacion profesional; reside en realizar bien su trabajo

El concepto de felicidad siempre ha parecido estar mal definido en Occidente, siempre ha sido elusivo e inasible. «Feliz», en inglés, deri¬va de la palabra  Islandesa happ, que significa suerte o azar. Al parecer, este punto de vista sobre la naturaleza misteriosa de la felicidad está muy extendido. ,

En los momentos de alegría que trae la vida, la felici¬dad parece llovida del cielo.

La vejez es un reto personal, tanto en el plano espiritual, mental, como corporal, nuestra imagen es la semblanza de nuestro interior, de bienestar y felicidad

El ser individual y aislado nunca fue creado: el intento de vivir de modo autosuficiente es una ficción inhumana y suicida. Dios es esencialmente relación, el ser humano, a su imagen, igualmente lo es… todo ser es en la relación.

 En general se la considera cronológicamente cercana al fin de la existencia de la persona tal y como la conocemos, aceptando que la muerte física es el final de esa etapa.

Por lo tanto, la ancianidad en los seres humanos, puede considerarse que es poseedora de un valor en si misma o bien como la representación real de una serie de valores ínter-actuantes, que condicionan y personalizan el paso por esa fase normal de la vida de forma notable, valores
La felicidad es un sentimiento eminentemente personal. Ello hace tan difícil la difusión nocional y mucho más la elaboración de escalas para medirla y hacerla extensiva a toda la colectividad. No obstante, es menester reconocer que tanto su sentido espontáneo como su significado compartido culturalmente son aprendidos. Mejor dicho, han sido mediados por las prácticas de socialización y el lenguaje.
Así, por ejemplo, para el filósofo James Mill, citado por Émile Durkheim en su libro Educación como socialización, la educación tendría como objeto convertir al individuo en un Instrumentó de felicidad, para sí mismo y para sus semejantes.
Por su parte, el también filósofo Herbert Spencer se ocupó de definir objetivamente la felicidad. Para él, las condiciones de la felicidad son las de la vida y la felicidad completa es la vida en su plenitud. ¿Y qué es la vida? Es más que la satisfacción orgánica de necesidades, es más que la integración organismo-ambiente. Es el despliegue de la inteligencia y el disfrute espiritual.
 La felicidad no es vista como la llegada a un estado de nirvana o como renunciación al deseo por carencia, haciendo de la necesidad virtud.

La ancianidad está muy relacionada con la libertad y las posibilidades de ejercer ese derecho natural, otra cosa son las limitaciones propias, individuales y circunstanciales…
Sea como sea la ancianidad es la representación tangible de la primera ley natural: ”Velar por la propia conservación”.

 La identidad humana y la familia, son términos que las personas reconocen fácilmente como lo idéntico a sí mismas… lo más cercano. Los modelos sociales influyen de forma importante y determinan el lugar reservado para los considerados ancianos en esa sociedad.

 Dependiendo del énfasis que reciban los valores individuales y/o colectivos, así quedará posicionada la ancianidad. Cómo atemperar los grados de libertad dentro de la familia, es sin duda de gran importancia en el día a día de la convivencia y de la felicidad en esa sociedad primera.

Aristóteles decía que “ una enfermedad es la vejez prematura, pero la vejez en sí misma es una enfermedad natural”. La ancianidad pues, no es un fenómeno de aparición súbita, ni sorpresiva, otra cosa es cuando el poseído toma conciencia de ello.
Cuando el individuo ve modificada su figura corporal, a partir de ese momento no es raro que surja una reordenamiento del estilo de vida (forzado) y el individuo se plantee ciertos límites a su libertad dentro de un modelo de solidaridad y cohesión social  dado, ya que la propia sociedad posiciona a las personas ejerciendo un cierto determinismo social.

En algunos países europeos, con una mayor tradición y experiencia en la atención a las personas de edad avanzada, están replanteándose las políticas asistenciales, basándolas en él
“cuidar” más que en el “curar”

 La ancianidad pues, no es un fenómeno de aparición súbita, ni sorpresiva, otra cosa es cuando el poseído toma conciencia de ello.

Cuando el individuo ve modificada su figura corporal, a partir de ese momento no es raro que surja un reordenamiento del estilo de vida (forzado) y el individuo se plantee ciertos límites a su libertad dentro de un modelo de solidaridad y cohesión social  dado, ya que la propia sociedad posiciona a las personas ejerciendo un cierto determinismo social.
Así pues, el grado de autonomía y la dependencia, pueden considerarse dos caras de una misma moneda que actúan de forma inversamente proporcional.
La visión del y desde el anciano es desde luego una visión evolutiva de su propia existencia, de sus vivencias y experiencias.
 En cierto modo cuando mira hacia atrás se ve y contempla a sí mismo duplicado.
En que la autonomía es ese espacio vital necesario para manifestar derechos naturales y humanos esenciales, siendo imposible ello sin la existencia de esa capacidad de acción; pero la ancianidad sufre de un cierto racismo biológico e intelectual que lastran posibilidades… para todos.

 Aceptar realidades y respetar espacios vitales, parece una tarea ineludible en términos éticos.
... "BELLÍSIMOS SON LOS AÑOS EN QUE
EL SOSIEGO DE LA EDAD
INVADE EL ALMA, PARA ENTREGAR
A LOS HIJOS Y A LOS NIETOS Y A TODA LA FAMILIA
LA EXPERIENCIA TRANSFORMADA
 EN COMPRENSIÓN”...

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