martes, 14 de octubre de 2025

TE ESPERO EN LA ITALIANA


 Uno siempre intenta volver a los sitios donde ha amado la vida. La vida es una sucesión de etapas de las que ni se puede ni se debe huir, siempre queda la aceptación de lo que no se puede cambiar como mecanismo de adaptación para continuar el camino que nos queda por hacer. 

Siempre fue un hombre optimista; un optimista es alguien que busca oportunidades, y si no las encuentra las diseña para la ocasión; un "vitalista disfrutón", que aprovechaba cualquier momento para compartir unas risas, una reflexión, una buena comida, un buen vino, y por qué no decirlo; una gran fantasía cumplida; "vivir lo mejor que se pueda" 

Ese hombre con "buen porte", elegante, seductor de almas, que veía el destino como todo lo que haces para deleitarte con los grandes placeres; con cosas sencillas, la familia, una visita a su esencia compartida con su lugar de residencia (las palmas): Aranjuez (su pueblo), donde nació, donde vivió la primera etapa de su vida, donde sin dudarlo diría que tenía gran parte de su corazón. 

Siempre venía a su lugar natal un par de veces al año; se encontraba con sus contemporáneos; la última vez que hablé con el de esto me decía: "- cada vez quedamos menos-"; "-pero sabes lo malo de todo esto, que pronto me tocará a mi, y alguien dirá esto por mi-". 

Tenía varios sitios "de culto" en su pueblo; uno eran los reales jardines de Aranjuez; sobre todo le fascinaban "Los Chinescos"; donde manifestó en varias ocasiones el deseo de depositar allí sus cenizas una vez fallecido. Otro lugar era "la italiana" donde durante su visita al pueblo acudía al menos dos veces al día; una de ellas ante los atardeceres del Real Sitio, con la luz crepuscular del horizonte reflejada en su "gim tonic", acompañado de un puro canario, "Condal robusto", pasaba revista a su vida. En este lugar siempre encontraba algún conocido, alguien que le identificaba y es entonces cuando sacaba a pasear  la nostalgia, y preguntaba por los amigos de la infancia, la adolescencia, la juventud. Era su encuentro con el pasado, hasta la próxima visita. 

Disfrutaba de cada momento, de las comidas en casa de mi madre (su cuñada); después de cada almuerzo, propiciaba una tertulia donde revisaba la política, el cambio en la forma de vida actual, siempre fue un amante del progreso, admiraba la tecnología, y algo que destacaba con reiteración es lo que habían cambiado los tiempos; comparaba los momentos en los que vivió durante el franquismo, su entorno laboral (el ejército), su entorno social, y siempre decía "-julita (mi madre, su cuñada), si en aquella época hubiera habido mujeres en el ejército, nos hubiéramos vuelto locos". Luego en un tono intimista; contaba sus anécdotas cuando era militar; cuando estuvo en Africa , sus salidas nocturnas, los comentarios sobre la sección femenina eran una constante en sus conversaciones en el pueblo. 

Una mezcla de carácter marcial combinado con un hedonismo satisfecho  en su vida; le llevaba a aceptar la muerte como parte de la vida; siempre me reiteró que el había vivido muy bien, que había disfrutado todo lo que había podido, y que estaba preparado para abandonar el mundo cuando le tocara, eso si sin sufrimiento y sin dolor. 

Y así ha sido: querido tío, siempre te encontraré en los jardines de mi pueblo que es el tuyo, paseando, disfrutando de la vida como siempre has sabido hacer, para acabar cuando salgamos
del jardín diciendo: -TE ESPERO EN LA ITALIANA; TÍO TITO PEÑAFIEL-