- Vamos
a cenar algo Gilda.
Los amantes, rellenos de ganas de comerse a besos, se fueron
a cenar algo a la cafetería del hotel. La conversación condujo al análisis de
sus vidas:
- Te
has pasado la vida buscando Bebo. Siempre encuentro en tus palabras elementos
que te delatan: Siempre estás buscando.
- Gilda:
Nos pasamos la vida buscando. El ser humano es un ser inacabado. Lo que no
tenemos lo deseamos, y lo que tenemos no lo queremos perder.
- Me
gustaría hacerte una pregunta Bebo: Me has dicho que me amas; ¿Por qué sabes
que me amas?.
- Gilda;
al verte ayer en tu coche, cuando
nuestra mirada chocó buscando la despedida, cuando tu mano emitía ese gesto tan
característico en ti que usas cuando te vas, me di cuenta de lo que sentía por
ti… locura, pasión, ternura… todo ello combinado con unas enormes ganas de
besarte, de acariciar tu cuerpo, de fundirme contigo en un solo cuerpo. Ya te
lo he dicho, no sé lo que es esto, es amor, deseo, qué más da como lo llamemos,
el caso es que son sentimientos muy intensos que me llevan a tenerte siempre en
el recuerdo, a echarte de menos, a pensar en ti, a soñar contigo…
- ¡Qué
bonito cariño!.- Dijo Gilda mientras una sonrisa de complicidad, aderezada por
un guiño con su ojo derecho, estimulaba un poco más el efervescente coctel de
sentimientos que tenía Bebo.
- Gilda;
puede que seas el amor de mi vida, o no; ¿Qué importa eso hoy?; lo importante
es que estamos aquí los dos derretidos de pasión, disfrutemos de este momento,
de esta etapa de nuestra vida.
- Toda
mi vida Gilda, ha sido una búsqueda continua de afecto, cariño, éxito. Hace
algunos años, era muy ambicioso, probablemente como respuesta a un padre
altamente exigente, que cambiaba cariño por éxito… Es muy común en la sociedad
competitiva en la que vivimos: cambiar “cariño
por éxito”. Ahora no tengo ningún tipo de ambición. El problema de la ambición
es que sitúa el “fin” como lo más importante, y haces cualquier cosa por
conseguirlo, olvidándote del camino. En el camino dejas muchas cosas, también
dejas a mucha gente, sacrificas tu esencia a favor de tu ego.
- ¿Qué
es el ego Bebo?.
- El
ego es esa nube que se va construyendo a base de la educación, de la
competitividad que nos transmite la sociedad, la ambición que nos inoculan en
la familia: “tenemos que ser los mejores”, “tenemos que ser las más guapas”,
“Ser unos hombres de provecho”. Todos estos mensajes, construyen nubarrones
grises, que ocultan lo que verdaderamente eres.
- Bebo:
Es estupenda la libertad…
- ¿A
qué viene eso? Gilda.
Gilda de repente había dado un
giro en su conversación, quería explorar los sentimientos de Bebo; ella quería
saber si su concepción de las relaciones estaban llenas de tanta libertad, o si
era un decorado estético para enmarcar el personaje de Bebo…Para ello usó una
provocación para ver su reacción:
- Bebo
he conocido a alguien muy interesante. Me gusta: ¿No te importa no?.
- Bueno;
muchas veces me he planteado los límites de la libertad propia y de la de los demás: Te diré que pienso que el
límite de la libertad es el dolor, no el miedo. El dolor que te puede producir
volar sin destino, o con un destino incierto; puede hacer sentirte sola; pero Gilda, es que
estamos solos: Nacemos y morimos solos. Los compañeros de viaje pueden ser
estupendos, pero no están acostumbrados a tanta libertad, les podemos producir
pánico, causar dolor, incluso pena….Pero
lo cierto es que ese es el precio de la libertad.
- Bebo,
bebo: ¿Quieres decirme que la libertad en las relaciones es ilimitada?...
- Bueno
si; aunque es importante pactarla si quieres conservar a tu pareja, no es fácil
en el mundo que vivimos, lleno de amenazas y contradicciones, que alguien nos
aguante mucho tiempo así.
- Bueno,
yo si estoy con una persona tengo confianza en ella.
- Da
igual cielo, da igual. Esa no es la idea. La idea es que si quieres a alguien
tiene que ser libre de seguir o no seguir contigo; Esa es la libertad: Aceptar
que puede que nunca vuelva…¿Por eso le dejarás de querer?, ¿Le odiarás?, ¿Le
desearás que sea feliz, aunque no sea a tu lado?...
- Bebo;
es difícil no sentir al menos decepción, ante la frustración de que tu pareja
busque a una sustituta, eso produce enfado; ¿No crees?.
- Produce
enfado por dos razones Gilda: Primero porque creemos que era una posesión
nuestra, y hemos fallado. Además eso nos hace cuestionarnos nuestro valor como
mujer o como hombre; pensamos: ¿Qué he hecho mal?...Nada Gilda; son ciclos, nadie es de nadie; todo es
efímero, el día, la noche, el amor, la pasión, el deseo, la alegría, la tristeza…Sabes
con quién siempre nos quedamos: Con nosotros mismos Gilda, y no perdemos valor
si aprendemos de la experiencia, y aceptamos que todo tiene un principio y un
fin.
- ¿Entonces
no te molestaría que sintiera algo especial
por otros hombres?:
- Esa
es la libertad Gilda, si sientes algo por otros hombres más intenso que lo que
sientes por mí, aceptaré que esto ha llegado a su fin; se termina un ciclo y
empieza otro. Me quedaré con el dolor mientras olvido, y empezará otro nuevo ciclo Gilda.
- ¡Qué
frialdad Bebo!...
- No
Gilda; frialdad es no aceptar lo que no se puede cambiar, y cuando algo ha
acabado hay que asumirlo, para seguir viviendo…
Bebo abrió la puerta de la habitación, y empujó a Gilda
contra la pared de la entradita,
mientras de forma ansiosa, retiró su rojo vestido, que parecía aún más rojo, en
busca de sus pechos, mientras ella le quitaba la camisa. Bebo con su lengua
acaricio los pezones de Gilda de forma tan apasionada, que ella estaba en un
estado de excitación tan profundo, que no se dieron cuenta de cerrar la puerta,
y la dejaron abierta.
Fueron hacia la terraza; una noche espléndida, coloreada de
blanco amarillento por una luna inmensa
iluminaba el cuerpo de Gilda. Ella se apoyó en la terraza cubierta pon una ropa
interior negra altamente provocativa. Gilda se colocó de espaldas, mientras Bebo
contemplaba el magnífico paisaje de la ciudad, y en el centro de la terraza un
voluptuoso culo, dividido por una pequeña tirita negra que procedía del tanga
de aquella mujer que poco a poco le había embrujado, le había hecho perder la
razón.
Bebo llegó por la espalda y amarrando con las manos que
tanto le gustaban a Gilda su trasero, empezó a lamerle sin ningún pudor por
estar en la terraza, desde la cintura hacia abajo, muy lentamente. Poco a poco
ella empezó a lubricar sus genitales s
humectando aquellas pequeñas braguitas. Ella percibía la el aliento de
Bebo que deslizaba su lengua en busca de su clítoris.
Apartó su tanga, y empezó a estimular su sexo muy despacio,
muy suavemente, cuando un goterón de flujo se desplomó en el suelo como signo
de la pasión que se había generado en aquella terraza.
Ella con voz susurrante y profunda, espetó: “Quiero que me
folles”: El abrió su culo, y la penetro
mientras ella apoyaba sus manos en la terraza y abría sus piernas para recibir el impacto de
Bebo:
- ¡Dame
Fuerte!- Gritaba ella, mientras Bebo arrastraba al ritmo de la noche el culo de
Gilda a su pelvis.
- ¡Oh,
me voy a correr!- dijo ella mientras emitía un intenso grito de pasión, cuando
bebo cerró los ojos e intensificó el ritmo de su envestida.
Ella empujó suavemente a Bebo para que parara, mientras su
cuerpo recibía las descargas de un largo orgasmo, tan intenso que visionaba la
luna de color turquesa…
Ella tomó el enrojecido pene a punto de reventar y lo puso
entre sus fastuosos pechos y en menos de
un minuto, empezó a modo de surtidor a
lanzar leche a la cara de Gilda mientras ella lamía el miembro de Bebo para
terminar el primer polvo de la noche, siendo ambos conscientes de que era sólo
el principio. Les quedaban largas horas de éxtasis y de pasión…Era el comienzo
de la nueva vida de Gilda…
No hay comentarios:
Publicar un comentario