La vuelta de aquel viaje; el que Bebo llamó “El viaje de Gilda hacia la
libertad”, había tenido inconvenientes. Bebo pensó que ella era muy fuerte,
pero para romper con los lazos que nos comprometen con un pasado cercano, hace
falta mucha sangre fría, tener un
escenario de seguridad que ella no percibía, o una tercera opción y es que su expareja le
dejara. Pero parece que ningunas de estas hipótesis se daban.
En realidad una nube de confusión circulaba por la mente de
la dama que enamoró a Bebo. No sabía muy bien lo que sentía, o sí lo sabía,
pero se movía en esa ambivalencia
muy frecuente en el ser humano que se divide entre lo racional y lo emocional.
En realidad la razón siempre busca un territorio estable, seguro, que no
provoque incertidumbre. Este escenario lo tenía con su pareja anterior. Sabía
que el estaría siempre ahí, detrás del teléfono: Gilda en el fondo tenía pánico
a la soledad, a sentirse abandonada, a no sentirse querida por nadie, deseada… Esos
miedos estaban completamente controlados con su vida anterior. Ahora bien: La
pasión, el deseo, la locura, el enamoramiento, la admiración, la inexistencia
atemporal del espacio al estar a su lado, lo obtenía con Bebo…Ahora ya no sabía
muy bien cuál eran sus deseos, aunque cuando se encontraba con Bebo, todo lo
que había racionalizado durante este viaje, se quedaba en “agua de borrajas”.
Ella en realidad quiso demostrarse a sí misma que podía
pasar sin Bebo: Pero lo que demostró es que no estaba dispuesta a privarse de
él. No se sentía mal por amar a Bebo, Tampoco por desearle, se sentía mal por
tener que fraguar una mentira para que no sufriera ninguno de los dos.
Recordaba lo que una vez le dijo Bebo: “La mentira está justificada siempre que
la persona a la que mientes te importe tres narices, o cuando la verdad en
alguien que quieres provoca dolor, y no mejoraría nada la sinceridad”. Bebo
había caído en su propia trampa. Todo tiene excepciones, y ahora sentía que
había que hacerlas, y por eso se lo dijo a Gilda:
- Gilda: me gustaría pedirte algo- Ante un
silencio sepulcral, y ante unas miradas largas y profundas a los ojos de Bebo,
que Gilda llevaba haciendo durante toda la tarde, en busca de datos, de amor, de consuelo, Gilda dio el consentimiento para
que le pidiera lo que fuera.
-
¡Pídeme lo que quieras!- Ante una pausa
valorativa en la que Bebo sintió la intuición de que algo estaba mal, de que
las cosas no eran como antes del viaje, soltó lo que su intuición le pedía que
dijera.
- Gilda: Quiero pedirte una cosa. Yo en este
momento sólo tengo una persona que conoce mis misterios, mis secretos, mis
emociones, mis sentimientos, esa persona eres tú. Quiero pedirte que siempre
seas sincera conmigo, aunque me hagas daño, pero necesito saber lo que sientes
y lo que piensas, porque voy a luchar
por ti. Creo que sé lo que sientes y lo que piensas en cada momento, pero no me
gustaría equivocarme. ¿Tú no me crees verdad?.
- No bebo; no te creo, pero: ¿Qué importancia
tiene?
- Gilda mi amor; no te das cuenta de que la única verdad de mi vida eres tú, que lo
demás es una confabulación continua llena de falsedades y de mentiras…No puedo
soportar que la única persona con la que soy sincero, con la que muestro con
trasparencia mis sentimientos, no me crea.
-
¿Por qué le das tanta importancia a esto?...
-
Mi vida verás, te contaré algo: Erase una vez un
pajarito que juró y perjuró que nunca se enamoraría de nadie, que tontearía con
todas, pues no creía en el amor…Conoció a una pajarita muy joven de la que se
enamoró, sufrió mucho pues sus vuelos no eran para un pájaro de su edad, al
separarse de ella conoció a una pajarita madura: La pasión, el deseo, la
admiración, la calma, el sosiego, el deseo de conservarla, obsesionaba al
pajarito, pero sabía que los miedos de la pajarita le hacían a esta no decir
toda la verdad, entonces el pájaro enamorado enfermó de melancolía. Podía
aceptar cualquier cosa, hasta el
desamor, pero no podía aceptar que la pajarita hubiera perdido la confianza en
él…
- ¿Cómo termina el cuento, Bebo?- Dijo Gilda ansiosa
por conocer el final.
- Aún no ha terminado, mi vida: El pajarito
intentará que recuperes la confianza que tenías en él antes de emprender este
viaje, y la pajarita intentará superar sus miedos, y apostar de nuevo por la
libertad, de momento ha vuelto a la jaula, aunque ahora sabe lo que hay ahí
fuera, y sabe cómo abrir la puerta.
- Tienes mucha razón Bebo, pero es tan difícil aislarse
de la presión emocional que está ejerciendo todo mi entorno. No soy lo
suficientemente fuerte para superar esto sin ti. Ahora que he estado sin ti las
cosas cambias. ¡Te necesito tanto, mi amor!.
- Veras cielo: Quiero sobre todo no perder algo
que siempre he valorado mucho; “la amistad”; sobre todo quiero ser tu mejor
amigo, que me cuentes tus miedos, lo que te dice tú familia, lo que sientes
cuando se meten en tu intimidad, y se creen con derecho a opinar sobre tu vida.
Si no te amara, me conformaría con esto, pero ya no hay vuelta atrás, siento
que eres la mujer que me enseñó a amar de forma madura. La mujer de mis sueños,
la mujer que apareció en la oscuridad y ahora ilumina mi vida, la mujer que me
ha hecho valorar de nuevo la sinceridad
con y para quien amas.
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