Querido Walter: He de
consultarte algo. He conocido a alguien; a alguien muy especial. Tú me conoces,
sabes que la vulgaridad me espanta, y la monotonía me adormece, me atonta, me
aburre. La persona de la que te voy a
hablar es todo lo contrario; es una luciérnaga, como sabes que me gusta decir a
mí; una mujer que brilla con luz propia, una persona bondadosa, humilde,
inteligente, tierna, entrañable. Creo que esta vez me ha llegado la hora; al
fin me he enamorado.
Querido Walter; quiero que me
digas si esto es amor: Cuando la veo se me ilumina la cara, el mundo parece más
bello a su lado. Siento como vibro cuando se acerca a mí. Necesito rozarla,
sentirla, abrazarla, besarla, estar a su lado. No puedo contenerme; la deseo
tanto. El sexo, Walter, se transforma en una danza comunicativa que nos lleva a
la locura; podría caer la bomba atómica y no nos enteraríamos de nada.
Por fin se lo qué es el amor
Walter: Deseo para esa mujer todo lo mejor, sería capaz de dar la vida por
ella, de esperarla eternamente, de hacer cualquier cosa que la hiciera feliz,
asumiendo siempre tus recomendaciones como terapeuta:
-
“Bebo: Te recomiendo trabajar en tres aspectos
fundamentales para llevar una vida emocional estable: Amor propio, asertividad, e independencia emocional”.
Esto me cambió la vida querido
Walter. Ahora me gustaría que Gilda interiorizara estos aspectos que me han
llevado a mí a estar en el camino de la felicidad:
Aprendí a amarme a mí mismo para
poder amar a los demás, a saber que debo manifestar y defender mis deseos, mis
necesidades, mis ideas, para poder caminar con amor propio. También
descubrí que el amor requiere de
autonomía emocional. Es fácil hacerse dependiente de quien amas: Tiene algo que
tu deseas, y harías cualquier cosa para que te de tu dosis de amor, pero dejarse a uno
mismo para amar a otro, es perderse a sí mismo, y con mucha probabilidad
alejarse del otro. Si aprendes a que eres tú el que da amor, fruto del amor a
ti mismo, no importa lo que te den los demás. Sólo que si no es mutuo, recuerda
que debes irte y dejar marchar a tu amada con dignidad…
Walter; también aprendí con tu
ayuda, a que el amor no debe ser un sustituto de nadad, sobre todo de ti mismo,
como mitigador de la soledad, como castigo, de enfado, de venganza. Esta linda
palabra sólo debe usarse desde el deseo libre y autónomo de querer acompañar a
tu amada sin pisarla, sin imposiciones, dejando que sea ella misma, que te
gustes, que te quieras, que me expreses libremente lo que te gusta y lo que no
te gusta de mí. Es este paraíso es donde se puede crecer juntos: Dos espíritus
libres, que desde la autonomía emocional deciden compartir este amor tan
grande. Para esto no hay fórmulas sociales perfectas, ya las decidiremos los
dos.
Recuerdo lo que me dijiste como
colofón de nuestra última conversación:
-
“Ama cuando estés listo, no cuando estés solo”.
Querido Walter Riso, gracias por
ayudarme a caminar.
Un Fuerte abrazo.
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