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CARAVAGGIO: MUJER CON LAÚD |
La realidad, a veces dolorosa y
confusa, cada uno la digiere como puede, como le han enseñado, o como menos
dolor nos produce o en su visión antagónica como más placentera resulta; pero
esto no significa que los datos “objetivos”;
coincidan con nuestra visión subjetiva, caprichosa, y en ocasiones inducida por los interpretadores
de la realidad: Los expertos que nos aproximan a la verdad y te dicen cómo debes ver las cosas:
Solamente el concepto ya suena a manipulación y nos aleja del pensamiento
crítico; pues la verdad, queridos amigos nunca es simple, siempre en mayor o en
menor medida goza de una complejidad que requiere una óptica amplia, y la intervención de amigos,
enemigos, y observadores varios para poder cocinar el coctel de la información.
Coincido con la visión Freudiana
del ser humano como individuo que busca el placer y evita el dolor; desde que
nacemos nos movemos en la ambivalencia de ver a la madre buena que nos da de
comer, y la madre mala que nos impone límites; pero además completaría la
visión con la concepción mucho más espiritual de Viktor Frankl; donde la búsqueda
de sentido a la vida cobra protagonismo en el ser humano: Encontrando una razón para vivir, tendremos el cómo. A mi juicio estas dos líneas de pensamiento
dirigen las motivaciones y la conducta del ser humano; ahora bien es obligatorio
decir que el hombre es responsable de lo que hace. Las decisiones que tomamos;
sean a base de motivaciones internas o externas es responsabilidad nuestra y
las consecuencias debemos asumirlas nosotros sin implicar a nadie más; es un
signo de madurez asimilar esta máxima.
Hace poco leí una confesión de un
amigo en la que culpaba a otro amigo suyo de una decisión laboral que tomó: ¿De
forma libre?. Nunca somos completamente libres; a veces las emociones ciegan la
razón, en otras ocasiones nos faltan demasiados datos. Recientemente leí varios
artículos en la que se cuestionaba el mando del cerebro racional y la libertad
del ser humano: En diferentes estudios, como los de Gerd Gigerenzer del Instituto Max Plank, se ha
demostrado que unos diez segundos antes de tomar una decisión con el cerebro racional
ya se ha tomado el en el cerebro emocional; es decir que la intuición es la que decide; ese sentimiento
o sensación que acontece en el subconsciente que nos lleva a actuar de una
determinada manera, es el responsable de la mayor parte de nuestras decisiones.
Descartes decía que la diversidad
de nuestras opiniones no procede de que unos sean más racionales que otros,
sino tan solo dirigimos nuestros pensamientos por caminos distintos y no
consideramos las mismas cosas. Tomando esta aseveración, afirmo que tomamos
caminos distintos muy condicionados por nuestras emociones: miedo, ambición,
desagrado, amor; y estas están muy relacionadas con el ego que busca el placer
y ambiciona cumplir una misión en la vida por encima en algunas ocasiones de
nuestra propia felicidad; con esa inferencia inconsciente muy propia del ego de
compararnos con los demás: “Quien se compara con los demás, nunca puede ser
feliz”.
Por tanto pienso que la toma de
decisiones en el ser Humano es una tarea compleja; en la que interviene la
intuición, la razón, las emociones, el ego, los condicionantes del entorno,
pero que las decisiones que tomamos y sus consecuencias es algo que no podemos
atribuir al destino, a los demás, al país en el que vivo, a la familia que me
ha tocado, a mis amigos, a mi pareja. Somos nosotros los responsables de lo que
hacemos, lo demás es querer digerir la realidad como menos dolorosa nos
parece, y quitarte culpa sólo ayuda a no
evolucionar y no aprender de “nuestros errores”.
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