El dolor de un desengaño ¿debe interpretarse como un fracaso?, ¿es factible vivirlo como un descubrimiento?, ¿conviene interpretarlo como una liberación y una oportunidad?. Es necesario preguntarse esto para obtener respuestas adecuadas que permitan pensar bien, y aceptar los hechos tal y como son. Desde luego si una persona amada, querida, admirada, te paga con una traición, por mucho que queramos aplicar atenuantes y/o eximentes relacionados con las circunstancias que rodean al hecho que la provocó, siempre y cuando exista una conducta alternativa que no implique riesgo para la vida del traidor, es un acto reprobable, difícil de olvidar, y que dejará una marca eterna en esa relación, en el caso de que esta se mantenga.
Volviendo a la primera pregunta; es inevitable sentir dolor cuando una persona a la que amas, te traiciona, ahora bien resulta consolador darle sentido al sufrimiento; el enfoque basado en centrarse en el análisis repetitivo en busca de la causa de la traición, no obtiene nunca resultados satisfactorios y sobre todo adaptativos, solo conduce a movilizar emociones negativas que nos llevan a culparnos a nosotros mismos de la conducta traidora del otro, cuando en realidad nosotros somos responsables de nuestros actos, no podemos culparnos a nosotros mismos de lo que no tenemos capacidad de acción.
La segunda y tercera preguntas planteadas en en el comienzo de este escrito, son mucho más convenientes y sanadoras: ¿ es factible vivirlo como un descubrimiento?, ¿conviene vivirlo como una liberación, una oportunidad?. Desde luego la realidad es terapéutica por dolorosa que sea, cuando uno descubre algo, y ve de lo que es capaz el otro, lo único que queda es construir una visión de esa persona diferente, que sobrepasa unos límites impensables en el comienzo de una relación; sin culpabilizar a nadie, la visión de esa persona te cambia, a pesar del perdón, que siempre es conveniente, pues el rencor sólo hace daño al que lo conserva.
En cualquier caso la aceptación de lo que hemos descubierto, sin culpabilidad, y como parte de una conducta que pertenece a la voluntad del otro, sin ningún tipo de minusvaloración hacia nosotros mismos, es muy importante para curar la herida que está sangrando aún.
Realmente es un descubrimiento, tienes una información que antes no tenías, y que requiere una reacción y un cambio de actitud con esa persona; no se deja de querer a nadie de la noche a la mañana, confluirán emociones ambivalentes, de rabia, de ira, incluso aflorará odio, que nos conducirá a negar lo que ha pasado, a interpretarlo como si todo fuera una pesadilla, conviene recordar que a esa nueva visión de esa persona hay que añadirle que ha roto nuestra confianza, y ahora es difícil recuperarla en el caso de que decidamos mantener esa relación.
No obstante lo mejor es poner distancia, poner espacio, y seguir hacia delante, viviendo este suceso de nuestra vida como una información relevante que independientemente de lo que hagamos, ha producido la ruptura del pacto y los valores que teníamos establecidos con esa persona, y esto requiere una nueva consideración, una nueva relación o una nueva "no relación".
Lo más importante desde una visión positiva de las cosas; con lo que sabemos a día de hoy, tenemos que convertir esta crisis en una oportunidad de reinventarnos, de aprender de esta experiencia, de valorarnos ahora más que nunca a nosotros mismos, y de establecer desde el autoconocimiento, los límites innegociables que vamos a establecer en esta o en las relaciones que están por llegar.
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