La realidad abrupta nos ha llevado de nuevo al ecuador del verano, como sin darnos cuenta el tiempo se echa encima dei viajero, se apodera de ti, y te somete a su implacable determinismo, de ir más rápido de lo que quisieras en los momentos felices, y demasiado lento cuando el sufrimiento y la angustia se apodera de ti, pero lo que es una constante en la historia del universo, es que la vida te va pasando por delante, a veces puedes decir algo, y otras veces impone su color, y te lleva a situaciones de las que pensamos que no somos responsables, pero cuando uno analiza su vida con perspectiva se da cuenta, que muchas de las cosas buenas o malas que nos pasan, están determinadas por la acción libre de la persona.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhljVD6iMePF691rEd9GEHRTwW6Kn2P9unodYk_Ducf5qfG_PxYzkzCUtJoJHty3P_R5BUV1C22AoE3elfQRpPf3-623UR4Ra13Nj8KO_9_tDSs6T-BYAvvLpWZUNshggodJwTC7ASNrCoqcalhr5Zkhe6j4mOqbtJxeW7lTows6B0Kh204skunl9itnw/w400-h320/images.jpg) |
Frase del Gran Lennon |
En cualquier caso; como decía el Gran Lennon "la vida es aquello que pasa mientras estas ocupado haciendo otros planes", por lo tanto como no sabemos lo larga que es la vida es necesario ensancharla, disfrutando de cada momento como si fuera el último placer de nuestra existencia, y aprendiendo como si fuéramos a vivir para siempre. El logoterapeuta e inventor de la logoterapia Viktor Frank; entendía que es necesaria una tensión vital para dar sentido a la vida, y comparto dede luego su visión, el problema de las grandes depresiones, en el nihilismo existencial; es decir levantarse sin ningún rumbo, sin ninguna motivación, sin contenido mental para impulsarnos al estímulo de vivir, sin ilusiones, sin proyectos, y lo más importante sin afecto y sin amor.
Curiosamente hasta la inteligencia necesita el afecto y el cariño para desarrollarse; en una situación de calma y de tensión moderada el niño se enfrenta a un ambiente favorable para el desarrollo emocional e intelectual.
No me gusta el individualismo, no me gusta sentirme ignorado, no me gusta la planificación obsesiva, tampoco me gusta la rigidez, todo en pequeñas dosis configuran ingredientes de entornos favorables para ser felices, que en realidad es a lo que hemos venido a este mundo.
“ La dicha o la desdicha, o la felicidad o infelicidad, no dependen tanto de los avatares de la vida, como del significado que le demos a estos (Luis Rojas Marcos)”.
La interpretación de una determinada situación sobre todo negativa, tiene un importante matiz subjetivo, y por tanto el afrontamiento estará condicionado por nuestro pensamiento, las emociones resultantes del mismo, y la conducta que adoptemos.
Hay multitud de variables que intervienen en el bienestar subjetivo del ser humano, y concretamente en la vejez: salud-enfermedad, autonomía-dependencia, el dinero, relaciones sociales versus aislamiento etc., pero es la personalidad el mayor predictor de visión optimista de la vida y en definitiva de bienestar subjetivo y felicidad.
La personalidad, es ese andamiaje donde el ser humano contiene las pautas de conducta actuales y potenciales que se mueven entre la herencia (temperamento) y el ambiente (carácter).
Por ejemplo en el caso de la personalidad depresiva tenemos un claro ejemplo de la influencia de la personalidad en la visión optimista o pesimista del devenir de la vida:
Las personas con personalidad depresiva tienen una visión pesimista de sí mismas y del entorno, con tendencia a no disfrutar de la vida. Interpretan la realidad con un pensamiento que conduce a la apatía, aburrimiento, tristeza, ante ese humo negro que rodea su vida.
Por tanto el optimista/pesimista hereda una cierta predisposición que se refuerza o se modula con la educación y las interacciones del entorno.
Parece que el pensamiento es determinante a la hora de percibir los hechos de una determinada manera, pero: ¿Cómo actúa el pensamiento en la interpretación de la realidad?:
Los pensamientos son las conclusiones a las que llegamos después de procesar los datos. El pensamiento negativo y/o irracional activa un gran número de emociones perturbadoras y destructivas, la clave está en cambiar los pensamientos negativos y sustituirlos por otros más adaptativos.
Para el psicólogo Walter Riso, en la interpretación de la realidad podemos encontrar entre otros:
1. Sesgos atencionales: La atención puede fijarse en los fallos, sin considerar los aciertos (“No soy capaz”). La atención trabaja a favor de los esquemas que desarrollamos, la verdad la centramos en iluminar nuestras creencias, y el optimista centra más su atención en los aspectos positivos que en las críticas.
2. Sesgos perceptivos: La percepción contiene un carácter muy subjetivo. Interpretaciones erróneas e irracionales de la percepción de los hechos nos pueden llevar a una visión pesimista de la vida. Lo ideal es dotar de realismo a nuestras percepciones evitando las generalizaciones, e incorporando excepciones que siempre son muy recomendables.
3. Pesimismo Crónico: Los pensamientos del pesimista están centrados en: “Me va a ir mal”, “No hay solución”, siempre hay algo que estropea el conjunto. Pero el “Optimismo Ilusorio”(el que ve un león, y piensa seguro que no me come a mi) puede ser tan negativo como el pesimismo crónico.
Por tanto el pensamiento es una fuente fundamental en la visión negativa o positiva de la vida.
Desde luego hay unos cimientos básicos sobre los que construir una visión optimista de la vida, y es dar un sentido a la existencia. Frankl, en el desarrollo de su tipo de intervención terapéutica; la logoterapia <logo: significado, propósito, sentido>, plantea que la primera fuerza del hombre tiene que ser encontrarle sentido a su vida, lo que denomina “Voluntad de sentido”.
Un postulado fundamental de la logoterapia estriba en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, por lo cual el hombre está incluso dispuesto a sufrir siempre que el sufrimiento tenga sentido.
Pero hasta qué punto el hombre está dispuesto a sufrir; ¿La visión optimista de la vida tiene un límite?:
En mi trabajo observo a diario, distintas formas de envejecer: Algunas de estas personas, llega un momento en el que tiran la toalla y se cansan de vivir. Esto me recuerda al sobrecogedor relato de Viktor Frankl en “El hombre en busca de sentido”, donde relata lo que vivió en el campo de concentración de Auschwitz. Habla de lo que denominaban “Musulmanes”: Eran aquellos que habían perdido la esperanza, que se habían rendido ante la adversidad, eran esqueletos andantes donde su mirada ausente viajaba más en el otro mundo que en este. Por el contrario el que encontraba una razón para vivir: configuraban un sentido al sufrimiento como una situación temporal para poder llegar a ver a las personas que quieres, o dar sentido al dolor de modo que la supervivencia sea la fórmula para poder llegar a la libertad y el amor. “Lo único que te queda es la libertad de elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias”.
Este texto me recuerda a esos ancianos que verbalizan que no quieren vivir, o los que ni siquiera lo expresan, pero en su mirada vacía, sin contenido pero llena de apatía, triste y húmeda, aprecias que esa persona ha renunciado a la vida. Dejan de comer, no tienen interés por nada.
Sostengo que es la ausencia de estímulos emocionales lo que les ha llevado a no encontrar razón para vivir; es necesario ayudar a que cada ser humano encuentre un proyecto vital que le de fuerzas para vivir: Ver a sus hijos una vez por semana, cantar en el coro del centro, participar en un grupo de teatro, encontrar el amor, etc…
Estoy de acuerdo con Frank en que es necesario una razón para vivir, pero habría que plantearse el límite de la vida, y ahí entra en juego el concepto de dignidad: es necesario una vida digna, y en eso también tiene un condicionante subjetivo importante, es aquí donde el optimista con mayor facilidad encontrará y buscara hasta hallarlos, los elementos que justifiquen su propia existencia.
El EGO destroza al ser humano, le hace agresivo, le hace imponer su voluntad sin importarle lo que deja en el camino. Puede que sea el ego victorioso el que se lleve las relaciones humanas.
A veces hay que preguntarse, y os animo a hacerlo: ¿Qué le sobra a la mente que debamos echar a la papelera de reciclaje?: Cuando eliminamos el rencor, el miedo, el odio, estamos esculpiéndonos a nosotros mismos, y aportando valor en el camino de la felicidad y el optimismo.
Liberarse del ego, y aproximarse al entorno centrando la atención en los aspectos positivos del mismo, es una actitud que nos producirá una evolución impresionante.
La filosofía clásica tuvo como uno de sus principales objetivos " La Serenidad del Alma" (ATARAXIA): No sufrir, sufrir lo menos posible, o sólo cuando sea necesario.
Esto creo que os puede resultar muy interesante: La tranquilidad del alma sólo es posible, si nos liberamos de la carga del pasado, y la incertidumbre que genera el futuro.
Una mente que fluctúa negativamente se debate entre lo que podría haber hecho y no hizo (arrepentimiento), y lo que podría dejar de hacer y no es capaz de abandonar (Pensamiento catastrófico).
Habría que fijar todos los sentidos en el presente, menos futuro y más presente. La vida pasa de largo como si la cuestión no fuera con nosotros, estamos físicamente presentes, pero nuestro cuerpo y nuestra capacidad de percepción parecen disociados, no tenemos ni tiempo ni espacio para el paisaje. No os invito a ser sumisos, pero si a dejar de lado al ego y a su actitud pendenciera, y sobre todo crear cada vez que sea posible Microclimas de Paz.
Encontrarse bien con uno mismo y los demás se consigue hallando el punto medio entre lo ventajoso y lo perjudicial. El equilibrio entre una relación en la que tiene cosas positivas y cosas tóxicas y perjudiciales es clave en ese camino de la felicidad, la sabiduría y el equilibrio mental.
Por tanto, una visión optimista de la vida necesita pasar página de los acontecimientos del pasado, y enfrentarnos al futuro con ilusión y con el bagaje que nos deja nuestra experiencia.
Para Epicuro, un Hedonista de corazón, no acepta el sufrimiento, a no ser que sea un requisito para un placer más saludable y duradero. Hacer un balance coste/beneficio: Quiero comer un Helado (placer inmediato), pero estoy a dieta y no quiero engordar (sufrimiento posterior). Si el sufrimiento posterior, tiene más implicaciones negativas que el placer inmediato, me quedo sin lo inmediato.
El placer que genera perturbación es un mal, porque donde hay descontrol la razón deja de funcionar. Existen deseos que se satisfacen rápidamente, hasta que la necesidad no se activa nuevamente: Necesidades básicas como el comer, otros sin embargo no se sacian, no tienen límites, siempre demandan más. A estos deseos Epicuro los llamaba <Ni naturales, ni necesarios>: la fama, el dinero, el poder, la ambición, etc. Estos no tienen fondo y ofrecen una falsa sensación de seguridad. Estos deseos son fruto de un aprendizaje social, y no alivian ningún dolor, ni producen tranquilidad, para Epicuro son prescindibles pues no están hechos para cumplir ninguna función adaptativa, ni poseen un potenciómetro interior que los regule.
El error cognitivo que cometen las personas que se enganchan con este tipo de deseos <Ni naturales, ni necesarios>, es que “Dirigen su atención más a lo que podrían obtener, y no a lo que ya tienen”, y por tanto olvidan el presente, y viven en una permanente “Alienación”(supresión de la personalidad) en espera de conseguir objetivos futuros.