lunes, 30 de julio de 2012

BAILE APASIONADO







Una luz incandescente atravesó el ventanal de la casucha con encanto donde nos encontrábamos manoseando unos libros en Checo. Ese haz luminoso y crepuscular iluminó el rostro difuminado por la caída del sol de aquella dama con la que había viajado desde España a pasar unos días en la vieja Praga.
El castillo de Praga era sin duda un marco perfecto en el que me hubiera gustado vivir; vendería mi alma al diablo por poder transformarme por un instante en un noble caballero medieval.
Aquella mujer me hizo perder los estribos; un pelo negro azabache recorría su rostro, mientras una mirada angelical, aderezaba el contorno de unos esponjosos labios que estimulaban mis más recónditos deseos.
 Habíamos pactado en España que en nuestro viaje existirían dos momentos diferenciados cada día: Por un lado “mí momento”; en el que yo sería el maestro de ceremonia, y por otra parte el suyo; en el que debía entregarme a ella. Confieso que no estoy acostumbrado a esto último, pero me seducía entrar en el juego de alumno privilegiado de una diosa como aquella mujer que viajó conmigo a aquella maravillosa ciudad. Hay un amigo mío que dice que toda mujer lleva en su interior una diosa, y cada día saca una distinta a pasear.
Pues bien, aunque el asunto me creaba un cierto desasosiego, pues no me gusta perder el control de la situación; acepté aquel reto, más por el morbo que me producía, que por otra causa; pues como he dicho antes los momentos de pérdida de control, me acongojan; pero era difícil no ceder ante la seducción de una mujer como aquella.
Visitamos el castillo de Praga de forma minuciosa, nunca había disfrutado tanto de cada detalle en un viaje, de cada reflexión, de cada secreto oculto no percibido sino buceas a grandes profundidades. Mi Diosa, se dejó llevar por esa tendencia continua que tengo de ser docente interpretador de la realidad. Probablemente en algún momento calló en la indiferencia y el aburrimiento, yo era consciente de ello pero ella sabía que era mi turno y debía hacerme sentir bien; el protagonista, el maestro; era yo.
El pacto indicaba que a las ocho de la tarde terminaba mi turno, y ella empezaba a dirigir el suyo.
Frente a la casa de Kafka; un dulce olor a esperanza cubrió mi semblanza, y una electrificante  descarga de emociones varias recorrieron mis entrañas: Sentí como su imagen y su cuerpo se instalaban en mis pupilas, y una suave sensación de bienestar codificaba mi pensamiento, cuando de repente apareció el miedo en mi mente: Se estaba acercando la hora de perder el control, de entregarme a la dulce y frívola situación de caer en las garras de Ane, fue entonces cuando surgió la ansiedad, la angustia ante lo desconocido: ¿Qué pasará?, ¿Qué extrañas ideas maquinará aquella morena?, ¿Podré soportarlo?, ¿Saldé triunfante del experimento?.
Aunque mantuve la compostura, la sagacidad de la observadora mujer de negro, detectó mi tensión, mi rigidez, mi cara de preocupación, pero ella era tan perfecta que siempre sabía decir la palabra adecuada para tranquilizarme; ¿Cómo no iba a estar enganchado a ella?. Me acarició la mano suavemente desde la mitad del antebrazo hasta la punta de los dedos, ejecutando un tenue arañazo en el dorso de la mano, con aquellas uñas estrepitosamente cuidadas, rebosantes de un brillante esmalte rojo.
Ese gesto me dio mucha seguridad; me sentí comprendido, como cuando una madre acaricia el pelo de su bebé. Se me iluminaron los instintos perversos pero a la vez inocentes de la niñez; aquella mujer me producía tanta ternura que casi la emoción concomitante y refleja, iba a estimular algo que trataba inútilmente de evitar; el desprendimiento de una lágrima que recorriera mi mejilla derecha, pero de nuevo actuó para evitar algo de lo que me podía arrepentir. Me dijo: 

- Déjate llevar; todo irá bien, déjate llevar.
-¿Qué sentiste en ese momento?, espetó el Dr Rossman (mi psicoanalista).
Fui consciente en aquel momento que no estaba solo cuando abrí los ojos y observé el techo de su consulta, y el reposabrazos del diván.
- Sentí seguridad, anhelo de la infancia, ternura, me sentía pletórico, aunque es cierto que me preocupaba la pérdida del control que se produciría a las ocho de la tarde-.
- Prosigue con el sueño-, emitió Rossman en un tono un tanto autoritario.
 - Aparecimos de repente en la playa; una arena blanca nacarada cubría nuestros cuerpos; estábamos solos frente a la inmensidad de un océano trasparente, azul claro. El agua estaba caliente, muy agradable. Yo me sentía sobrecogido por la situación, pero muy excitado, aunque un tanto tenso por no poder dominar ese espacio, esa situación, a aquella mujer.
Me tomó de la mano, dejamos nuestras ropas llenas de arena, sudor, y deseo, y corrimos desde la orilla hacia el interior del mar acompasados por un liberador grito que a mí me costaba emitir. Disfrutamos de cada sensación, de cada color, de cada una de las gotas que impactaban sobre cada poro de nuestra erizada piel.
Nos abrazamos, e intuí que ella percibía que continuaba tenso, nunca había sido el agua mi predilección, pero me gustaba, me fascinaba la tranquilidad y la locura que el turno de Ane estaba imponiendo en mí.
Nuestros cuerpos se fundieron en uno solo embalsamados por el fluir del agua cristalina y la sal que sazonaba nuestra piel. Ella me acariciaba y besaba por todo el cuerpo, mientras mis músculos se relajaban y se entregaban a la pasión del momento.
- ¿Cómo te tomabas que ella llevara el control?-, emitió de forma repentina el Dr.
-  Verá; no me gustaba, me hacía sentir desvalido. Creo que no  dejarme llevar, aunque sea en un momento de disfrute extremo, me angustia. Tengo que ser yo el que cuide, el que proteja, el que domine, lo otro produce malestar, miedo, aunque por otra parte confieso que mucho morbo y curiosidad.
- Quizás es un papel antropológico que he asumido hasta la saciedad; puede que aprendido: mi padre era bastante autoritario, y siempre le gustaba controlar, contenía cada emoción que implicara lo que entendía que era debilidad.
- Continúa con el sueño, no te detengas-
- Nos acariciamos, nos besamos, comimos y devoramos nuestros cuerpos desnudos sumergidos en el océano, cuando de repente aparecimos en su salón de baile; donde ensaya y da clases (Ane es bailarina). Allí intentaba enseñarme a bailar. Ella repetía: “Déjate llevar, se como el aire, como el viento, deja que tus emociones fluyan”.
Yo seguía sintiéndome incómodo, pero empezaba a ver que mis reticencias iníciales estaban desapareciendo, y poco a poco empezaba a ser otro anexo del cuerpo de Ane que manejaba a su antojo. Ahora si  éramos un solo cuerpo con la flexibilidad de una rama verde de un arbusto. La complicidad de nuestras miradas construía un momento de intensa pasión, sublime, etéreo, fuera de toda consideración material.
Pero a su vez se fundía en nuestros cuerpos un cálido deseo, al que dimos rienda suelta  en cuanto terminó la canción. Su suave piel con sabor a sal, estimulaba aún más el excitante momento que estábamos viviendo. Todo estaba transcurriendo con una perfección absoluta, hasta que un maldito despertador interrumpió mi grandioso sueño.
- ¿has dicho toda la verdad, Brian?
- ¡Eh!, bueno, no toda.
- Adelante.
Rossman, que conocía profundamente a Brian, había notado alguna discordancia importante entre el relato y sus gestos, sabía que había algo raro.
- La verdad es que no he dicho toda la verdad: el sueño no es mío, es de Ane- emitió Brian con un tono de arrepentimiento como el niño que hace una trastada.
- ¿Quieres que interprete su significado?.
- Si, eso pretendía.
-  Pero hay muchas cosas tuyas en el relato, ilustradas por ti.
- Si claro,  también tengo que aprovechar mi terapia.
Al Dr, no le importaba demasiado la mentira de Brian. Pensó durante unos segundos y emitió el siguiendo dictamen:
- Bueno, lo obvio es que es un sueño con un alto contenido sexual, con una simbología de roles que os habéis otorgado: El profesor racionalista y la dama apasionada.
El Castillo de Praga simboliza las ataduras, la prisión, la ausencia de libertad, y el castigo se encuentra allí presente. Con el mar obtenéis la carta de libertad, pero no te sientes cómodo, prefieres censurar el deseo a dejarte llevar.
El agua purifica, y da rienda suelta a un incipiente intento de vencer los prejuicios que te acompañan. Ella te lleva a su terreno, donde se encuentra cómoda, como mejor se expresa: con el baile.
Te seduce, consigue desatar tú pasión, y te otorga el papel de alumno al que proteger, al que cuidar. Es obvio que Ane rechaza la protección, pero a la vez quiere tener una figura protectora bien cerca, unida a su piel.
Está claro que en vuestro interior arden deseos castrados de liberación de vuestras ataduras, más de tipo moral que material.
- Dr; ¿Dejarse llevar qué significado tiene?, es algo que se repite en el sueño.
A mi modo de ver, Brian: hay un deseo sublimado de tú dama por controlar y penetrar en tú yo, por volverte loco de pasión, esos son sus deseos. Probablemente es el resultado de un padre amado pero dominante y una  madre sumisa. La mente de Ane se mueve entre dos agua, una ambivalencia muy propia de las mujeres: El deseo de protección que se refleja en Praga y la dominación que  la fundamenta en la seducción, el juego y el poder sexual que lo obtiene con el baile.
- Toda una declaración de intenciones; ¿No le parece Dr, Rossman?.
- Brian; es el lenguaje cierto del subconsciente; que a veces no se correlaciona con el mensaje racional.
- Bueno Brian, la sesión ha terminado: ¡Dos por el precio de uno!, ¿no te parece?.
- Sí, disculpe Dr.

viernes, 27 de julio de 2012

LA DAMA DE NEGRO

Summer Hopper.
Ante un ron cubano,engrandecido por unas gotas de lima recien exprimida; me sorprendió de forma muy grata mi paso por el "Mogambo".

 Una dama de negro se aproximaba hacia mi, con rictus melancólico, no me fijé en sus piernas en un primer momento, pero llamaban la atención; sensuales, estilizadas, hechas a su medida, acompañadas de unos estilosos zapatos cubiertos por la piel de una pantera, o al menos eso es lo que pensé. Se fue acercando lentamente, a modo de película pausada, y se aposentó a mi lado, en la  enorme barra de madera y mimbre incrustada con restos iconográficos de la película que le otorgó el nombre al local. 
Pensé que buscaba algo por la forma en que me miraba, pero censuré el asunto guardándolo en el cajón de la fantasía, prefería estar solo, terminarme el ron e irme. 
 - ¿Qué estàs buscando?-. Me dijo en un tono entre seductor e irónico. 
- Disculpe, me esta usted hablando a mi. Sabía que era  sin duda a mi a quien se dririgía, pero necesitaba una tregua para poder contestar. En realidad no sabía qué quería esa mujer; sexo, compañía, conversación, pero el conocimiento del ser humano que por suerte o por desgracia llevo en mi mochila, me hizo detectar una amargura profunda instalada en un cuerpo femenino escultural.

 En la barra el ron se diluía animado por los hielos y la lima, mientras mi curiosidad  me devolvió a la realidad creativa del juego dialéctico:
- Todos buscamos algo, ¿No te parece?- le dije en un tono irónico y burlón. 
- Bueno, es raro que alguien tenga todo, somos animales insatisfechos- espetó la dama, sorprendiéndome la profundidad de la frase. 
 - Pareces desengañado por algo- apostilló tras el silencio en que me quedé tras su última frase. 
- ¿Has llegado a esa conclusión?. 
- No simplemente necesito hablar con alguien. 
- y tú, ¿qué buscas?. 
-Busco consulo, esperanza, alegría y amor. 
- Tienes claro lo que buscas al menos- afirmé jocosamente, por no saber qué decir. 
 - ¿Cómo te llamas?. 
- Me llamo Rebeca. 
- ¡Qué nombre tan bonito! 
- Sólo el nombre, lo demás de toda mi historia es feo, pero no de esa fealdad física que puede resultar hasta atractiva, soy fea por dentro, es el desagrado que me provoco el que me da nauseas, tendré que quedarme siempre sola. 
-¿No te gusta estar sola?-. 
- No tengo más remedio. - 
¿No tienes pareja?. 
- La perdí por mi culpa. Empezé a odiarle:su olor, su sabor, su sexo, sus palabras. Todo fue muy lento, pero poco a poco todos los rasgos de su personalidad que me parecían maravillosos, se volvieron paulatinamente insoportables. 
- Bueno, es la vida, nos desengañamos frecuentemente, nada dura para siempre.- le dije buscando consolarla. - Muchas veces vemos en los demás lo que necesitamos o queremos ver, y es entonces cuando nos invade la emoción y la novedad nos parece excitante. Con el paso del tiempo creemos que han cambiado, pero en realidad siempre fueron así. 
- Tenía esperanza, consuelo, y amor, y ahora no tengo nada.Pienso que moriré sola. 
- Nunca se sabe rebeca; hoy ves todo negro, pero seguro que en un tiempo aparecerá la esperanza, la ilusión , el consuelo. Mira todo lo que tienes:belleza, no pareces tonta, sensibilidad, sensualidad,ingredientes por los que mataría cualquier hombre... - 
- Mira, la culpa es mía; he terminado con mi único amor. - 
-¿Por qué no vuelves con él?; si lo has dejado tú, puede que esté dispuesto a retomar la relación. 
- No puedo , eso es lo malo. 
- ¿Por qué no puedes?... 
- Era asco, rabia, repugnancia, lo que tenía por él; aunque era muy guapo; moreno, ojos verde, muy atractivo. Yo no quería que fuera para nadie sólo para mi. 
 - Rebeca; el ser humano es contradictorio, y ambivalente: No quiere perder algo que tiene, pero cuando lo posee se olvida de ello, incluso  le resulta molesto.
- Si, eso es; me horrorizaba pensar en que mi fetiche, mi amante, mi esperanza, fuera para otra mujer...
- No obstante hay cosas que no se pueden cambiar. 
-Esto es terrible. 
- Se que no debería decir esto a un desconocido; pero he de decírselo a alguien: No puedo cambiar nada, lo he asesinado. 

Me quedé petrificado en mi asiento, sin saber qué decir, ni qué hacer, mientras una lágrima rápida, resbaladiza, acudía a su comisura labial. Pensé que podía estar ante una loca, una psicópata, una farsante que buscaba timarme, pero sus ojos no concordaban con estos pensamientos. Su mirada destilaba sinceridad, melancolía, dolor, desamor, y eso me hizo tomar un trago largo de ron y volver la cabeza.
Me disponía a seguir la conversación, entrando en los detalles del asunto, cuando al girar la cabeza ví que no había nadie  más en el Mogambo, que estaba solo.
Pregunté al camarero si había visto a la dama que me acompañaba, y  me quedé pálido y sin saber qué hacer, cuando el camarero me dijo que no había pasado ninguna mujer; que había estado solo todo el tiempo.
Empezé a preocuparme, mi imaginación y mi fantasía estaba llegando a unos límites en los que confundía realidad con mi pensamiento, pero parecía todo tan real. 

Al día siguiente en el periódico de la mañana de la ciudad figuraba en la portada: "Mujer asesina a su pareja, y acto seguido se desploma desde un décimo piso en la playa del Postiguet".

viernes, 20 de julio de 2012

LA MUSA DIVINA


Hopper, Mujer en la Cama.

Cada mañana Paul se levantaba con una obsesión; encontrar a su musa, todo era muy improvisado y extraño, pero cuando la necesitaba aparecía: su presencia le daba seguridad, certeza, entusiasmo, pero sobre todo inspiración: Esa potente energía que dispara el espíritu creativo, que decora las neuronas y las proyecta hacia lo bello, lo ético, lo original, lo sorprendente.
Buscaba en cada instante de su vida la presencia de su musa, y aunque ella no estuviera, pensaba: ¿Qué pensará mi musa?. ¿Qué dirá hoy?, ¿Qué hará?. La relación con su musa era muy especial, espiritual, metafísica, ligada a una sublimación tan extra-carnal, que rondaba lo místico, lo divino, lo mágico.  Él sabía que su musa siempre estaba ahí, siempre le arrancaba una sonrisa, siempre veía la luz entre las tinieblas, pero lo más importante: Era una fuente inagotable de esperanza, y queridos amigos, quien transmite esperanza siembra el terreno de la felicidad y de la superación de la adversidad.
Pero; ¿cómo era la musa?: Unos brillantes ojos llenos de energía en un moreno carnal y espiritual abrazaban su cuerpo. Su estilo inconfundible y sutil, llenaba de elegancia y sensualidad su caminar cada vez que desplazaba su flexible figura.
¿Inteligente?: como ninguna, gozaba de esa acidez y sagacidad especial que rodeaba a los Sabios Griegos; siempre decía la palabra justa en el momento preciso, con el fin de limpiar el sufrimiento de los demás. Ante cualquier sospecha de dolor; la musa se ponía la armadura ocultando sus necesidades y debilidades y eliminaba con fuerza y entrega los restos de amargura.
En realidad era tan vital, que su luz mágica y matutina se transformaba en energía  que traspasaba la barrera física del ser humano y poseía la mente de Paul de tal manera que la llenaba de  luz, de alegría, de creatividad, de entusiasmo para la vida; una verdadera droga, amigos míos, una droga buena basada en la amistad y la guía personal y espiritual. 
¿Humilde?; era tan humilde que no sabía que era un tesoro para los seres que la rodeaban, que era el eje sobre el que giraba la vida de los demás, pero ella sabía que tenía que hacer el bien, y lo hacía anulando cualquier tipo de vanidad y sobrevaloración de si misma.
¿Inspiradora?: El influjo de su mirada profunda procedente de la esencia de su alma penetraba en el silencio ensordecedor que provocaba su ausencia, estimulaba la actividad neuronal llevándola al extremo de la pasión, del arte, de la sabiduría, pero como he dicho antes, su falta de vanidad no le permitía apreciar el  valor estimulante y sanador de la dama.
¿Sensual?: Como nadie, el tono inteligente y embriagador de su discurso traspasaba la mente humana, y Paul rescataba su fantasía en un viaje al abismo de la locura convertida en deseo.
¿Fuerte?: Su fuerza desgarradora se respiraba en cada bocanada de aire que inspiraba, en cada gemido, en cado paso que daba; en cada palabra que pronunciaba. Era una fuerza sobrehumana, de protección, como respuesta a una vida de soledad creativa que la hizo una mujer de hierro.
¿Dulce?; como la miel, su espíritu relleno de cariño a presión, se libera en magnánimos efluvios infantiles que te trasportan al vientre de la madre que siempre ha sido, fue, y será para los demás; una gran madre para todo.  Paul aún no lo sabía, pero tenía dos madres: Una la biológica y otra que era su musa.
¿Risas?: no es que fuera graciosa, es que era la RISA. Paul pensaba que tuvo una larga etapa rodeada de melancolía y que ahora su sentido del humor, fluía por rebosamiento ante el tiempo perdido.
¿Arte?: Tenía alma de artista, Paul olía a los artistas. Una persona que con el baile armónico de su cuerpo y de su palabra es capaz de arrancar emociones como la pasión, el anhelo, la dulzura, la libertad, y la vida, le sobra Creatividad para movilizar el alma cansada de Paul por  tanta mediocridad vulgarizada por la monotonía de la rutina.
La Musa ante tanta admiración se abrumaba, pero Paul sabía que había descubierto a su diva, su inspiración, su espíritu en forma de mujer, su procacidad crítica que le abría nuevos horizontes a explorar originales y creativos. Pero se sumergió en una súbita duda: ¿Su musa era real, o era fruto de su imaginación?...
De repente, en el Chat de Facebook de Paul, apareció un mensaje con cara de mujer:
- hola Paul, soy Dona;  tu musa..
- Qué barbaridad, Dona pensé que eras fruto de mi imaginación.
- ¿Eres real?.
- Verás Paul, soy lo que tú quieres que sea, vivo en el mundo real y en el virtual, en tú mente y en la mía, en la carne y en la espiritualidad. Puede que sea real o no debes descubrirlo, pero no olvides que probablemente me sobrevaloras.
- Siempre tan humilde, Dona. Los dos sabemos tu carácter especial y único, que nos ha hecho compartir en tan poco tiempo gran parte de nuestra vida y de nuestras almas…. Dona; no me dejes, te necesito, dependo de ti para inspirarme en el arte de la vida.
De repente, la musa desapareció del Facebook, su rostro, sus mensajes, su nombre; parecía que la habían borrado del mapa. No la encontró durante meses, la buscó por todos lados, se pateó su ciudad pensando que la encontraría, su mirada intensa y anestésica la delataría, al ver que no la hallaba, enfermó de depresión….El psiquiatra intentó centrarle en la realidad;  pensaba que la historia de su musa había sido una fantasía irreal, pero a Paul la melancolía le había invadido, el anhelo de su admirada Diva le arrastraba hacia el abismo.
En la habitación del psiquiátrico se sentía desolado; uno se creía Napoleón, otro oía una voz que le decía que se cortara la mano pues estaba contaminada, y el sentía la añoranza y tristeza de su musa divina, de su inspiración, de su alegría…
Dejaba permanentemente conectado el móvil a su Facebook, en espera de la aparición estelar de Dona, cuando ya había perdido la esperanza, de repente el sonido del Chat le devolvió la esperanza; y efectivamente era Dona:
Una descarga electrizante de los pies a la cabeza, recorrió el cuerpo demacrado  de Paul.
-¡Musa!- Exclamó con un nivel de excitación cercano la histeria.
- ¿Eres tú?.
- Si, he venido para salvarte, he venido para no irme nunca más. Cuando me necesites siempre estaré dispuesta a escucharte, a sentirte, a consolarte.
- ¿De verdad?. Creí que te había perdido, pensé que nunca más te vería, y desde luego mi vida ya no tendría sentido si tú no estuvieras ahí.
- No temas, no me iré más, he tenido que dejarte porque los humanos necesitáis perder algo para poderlo admirar. La ausencia os permite valorar en su justa medida el sentido de lo más valioso, pero que al tenerlo parece que pierde calidad, y es sólo cuando el anhelo te devuelve a la melancolía de la falta, cuando  te arrepientes de no haber cuidado lo que tenías a tú lado.
- Ahora no importa nada, pero prométeme que nunca más te marcharás.
- Querido Paul, depende de ti, cuando alguien no cuida lo que quiere, se va desvaneciendo, deteriorando, y acaba por marcharse, por tanto depende más de ti que de mí.
Fue así como Paul recuperó a su Musa. Aprendió la importancia de dar para poder conservar lo que tienes, también hay que cuidar lo que adoras como si lo fueras a perder para siempre…
Paul aprendió la lección, a base de dolor, pero la aprendió, y sobre todo encontró la fórmula para mantener a su musa, reinventarse cada día y reinventar también los lazos de una relación  basada en la admiración, el respeto, y el  amor platónico e incondicional.

domingo, 15 de julio de 2012

CÓMO PROTEGER LA FELICIDAD


Jardín del Príncipe Marzo 2012

He estado oyendo al profesor Rojas Marcos en una conferencia sobre los protectores de la felicidad y quiero comentar algunos elementos que me parecen importantes:
LA COMUNICACIÓN: Las palabras están entroncadas con las emociones, y el ser humano es en un 80% emocional, por tanto hablar  e interaccionar con los demás expresa y libera nuestras emociones,  y nos hace conocernos a nosotros mismos mirándonos en el espejo de los demás. Siempre he pensado que las mujeres son más comunicativas, y eso probablemente las proteja de la depresión y la melancolía en un sentido amplio, aunque otras circunstancias les hace más vulnerables.
NINGÚN HOMBRE ES UNA ISLA: El hombre es un ser social, y es en las relaciones sociales donde expresa su yo mas interno. En este aspecto la amistad cobra un protagonismo de excepción como protector de la felicidad. Un amigo es alguien con el que el tiempo pierde su significado, alguien que genera la confianza suficiente como para poder establecer con ella/el una comunicación muy profunda, aquel desahogo ante la adversidad, aquel que ante la alegría es capaz de sentirse dichoso. La amistad  sin lugar a duda, a diferencia del amor, la marca una decisión sin ningún compromiso, en el amor el sentimiento de posesión puede distorsionar la evolución del mismo.
LA FORMA DE RELATAR: Tiene mucha importancia la forma en que relatamos las cosas que nos pasan; es decir las explicaciones que damos a los hechos; por ejemplo si me pasa algo negativo, como es un accidente de coche puedo explicarlo porque estaba cansado de tanto trabajar, y por tanto no estando cansado no me volverá previsiblemente a pasar, pero puedo explicarlo pensando en que soy torpe conduciendo y siempre  tendré un gran riesgo de que se repitan los hechos.  Relatar con optimismo los hechos es otro gran protector de la felicidad.
El EJERCICIO FÍSICO: Elemento protector de la felicidad: Nos hace sentirnos mejor por la liberación de endorfinas que van a los receptores opiáceos como la heroína, además mantiene nuestro cuerpo más ágil, más joven, y estéticamente más bello, elementos que hacen que nos sintamos mejor, y con ganas de relacionarnos más...
EL SENTIDO DEL HUMOR: Tomarse las cosas con sentido del humor relaja mucho, relativiza las situaciones dramáticas, hace que el neurótico vea las cosas de una forma más divertida  y los pensamientos tóxicos y dolorosos se vuelvan más difusos, más coloridos, más divertidos. Reírse de uno mismo nos sitúa en un estatus de privilegio para poder aceptar algo que no se puede cambiar.
LA RESILENCIA: Palabro que viene de la física de los metales, y que es la capacidad que tiene un metal para volver a su estado original después de deformarse. En el ser humano es la cualidad que tiene un individuo para recuperarse después de un trauma o de vivir un acontecimiento negativo.  El que tiene un alto nivel de resilencia está muy bien protegido frente a la felicidad
POSITIVISMO: Los hechos pasados que nos sirven de equipaje opcional en nuestro conocimiento y experiencia y la proyección hacia el futuro con esperanza, marca una tendencia protectora de la felicidad.
AUTOESTIMA: Quererse a uno mismo, con las debilidades y fortalezas que nos proporciona el autoconocimiento, es un gran factor de protección de la felicidad.
Ante todo esto; debo añadir la fe y el amor hacia los demás, como una creencia que protege de la melancolía y el suicidio; creer que hay algo más que lo material, y que se traduce en querer a los demás como a nosotros mismos, nos transmite unas emociones tan llenas de vida y de alegría, que relativiza la desgracia, por eso sin ser yo una persona especialmente practicante, debo reconocer en mi experiencia que las creencias religiosas te alejan de pensamientos negativos como el suicidio.